Entrevista a Mario Pardo
"Que la gente vaya con sus mantas a ver los cortos de este festival, me parece precioso"
Mario Pardo, el actor homenajeado en la pasada edición de 'Luna de cortos', se ha enganchado al festival. Este año ha vuelto a aparecer por Veguellina de Órbigo para, en esta ocasión, presentar el reconocimiento a la actriz Blanca Martínez. A Mario Pardo, catalán de Barcelona que realizó estudios de interpretación en la Escuela Oficial de Cinematografía de Madrid, debutó en el cine con 'Del amor y otras soledades' (1969), de Basilio Martín Patino. Ahora lo vemos a menudo en televisión por ser un habitual de la serie de televisión 'Cuéntame cómo pasó' y por sus últimos trabajos en televisión en la miniserie de Antena3 ‘Adolfo Suárez, el presidente’, donde interpretaba el personaje del general Gutiérrez Mellado, y 'Sicarius, la noche y el silencio' (2015), de Javier Muñoz.
Hemos quedado con él en un bar de Veguellina y este es el resultado.
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El Festival 'Luna de cortos' aporta el alma del exterior, la plaza pública, el pueblo, las pipas... ¿qué destacaría usted de este festival?
A mí lo que más me satisface de este festival es la entrega de la gente. Están comentando los responsables del festival que este año ha subido tanto la asistencia, se ha cuadruplicado prácticamente, y el interés con el que lo siguen...
Para mí la maravilla de este festival es la calle, el medio rural...
Sí, el que vaya la gente con sus mantas a ver los cortos me parece una cosa preciosa, es decir, la naturalidad con la que se organiza todo. La participación de la gente es fundamental, el cariño, y aquí se nota.
En la provincia hay otro festival de cortos en Astorga... ¿no le parece extraño que en León, una provincia donde no se ha producido mucho cine, haya dos festivales de cortos y precisamente uno en una localidad pequeña como Veguellina?
La pantalla tiene un tirón muy grande de prestigio, de hecho la imagen de un país se construye mucho con el cine, incluso con las series que se venden de un país a otro. La importancia que tiene un festival es ofrecer un producto cultural muy atractivo, no cosas pesadas, sino algo muy vivo y muy ligero. A mí me parecería estupendo que en todos los pueblos hubiera un festival de cortos o de largos, no tienen por qué competir, pueden colaborar.
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Yo pienso que se perdieron los cines pero esa vivencia con otros en la sala, incluso en el cine de verano que había en los pueblos, había cierta añoranza, por eso si se propone la gente responde.
En donde yo vivo, en Algorta, han montado un cinemacar, donde pagas por el coche no por personas, que oyen la película por medio de la radio, se llena de bote en bote porque son actos sociales muy atractivos, el contemplar todos juntos las emociones de una narración en la pantalla no es comparable con nada, es un espectáculo especial.
Usted es un ejemplo de versatilidad, habiendo representado a personajes de todos los pelajes, ¿qué sucede para poder ser como tantos otros y tan diferentes?, ¿representar un personaje supone poder entenderlo?, ¿deja algún poso haber pasado por tanta diversidad?
Cuando se repite un personaje durante mucho tiempo puede tener un cierto peligro porque de alguna forma, sutil e inconscientemente, se mezclan la realidad y la ficción. Pasa lo mismo con el espectador de una película o de una serie en televisión, nuestro cuerpo reacciona, si hay miedo reacciona con adrenalina, si hay amor con otras cuestiones. Con el actor pasa lo mismo, hay emociones que aunque sabes que son mentira tu cuerpo está segregando las sustancias de esas emociones. Se cuenta de Jony Wismuler, uno de los actores que interpretó a Tarzán, que terminó en un hospital psiquiátrico que andaba saltando de cama en cama haciendo el grito del personaje. Una película no te deja poso porque son dos o tres meses y como se va cortando tanto te distancia.
Por la trayectoria que tienes has trabajado con muchos directores. En los tiempos actuales el director pasa a un segundo plano y nos quedamos con el título del film y con el reparto, ¿qué destacaría de la labor de dirección?
Lo fundamental de un director es tener confianza en él, porque estar delante de una cámara es algo, que por lo general, te desarma mucho psicológicamente. Yo he visto mucha gente muy simpática, muy extrovertida en la vida y que de repente los ponen delante de una cámara y no saben ni tan siquiera andar porque la cámara te cohibe mucho. Cuando tienes confianza en un director es un apoyo para que tu inseguridad se desvanezca al máximo.
Basilio Martín Patiño, Mario Camus, Imanol Uribe, Gonzalo Suárez. Ha colaborado también con series como 'Fortunata y Jaciento', que le aupó a la popularidad, o 'Los desastres de la guerra', 'Cuéntame'... Desde el punto de vista del intérprete ¿cuáles son las diferencias a la hora de abordar un personaje en el caso del cine y de las series?
Es curiosa la pregunta porque yo recuerdo la primera vez que actué para televisión cuando mi escuela había sido el cine, no conocía los medios de televisión. La primera vez que trabajé en una serie no entendía que hubiera tantas cámaras por ahí y en un momento me llamaron la atención diciéndome: 'Mario Pardo está todo el mundo trabajando menos tú, ¿qué pasa? sabemos que eres buen actor pero no estás funcionando', y yo les contesté 'es que yo estoy fuera de cámara'. Y no, no es verdad, en televisión nunca se está fuera de cámara. En cine hay más cortes y en televisión se trabaja más en lo que se conoce como plano secuencia, es decir, tienes toda la secuencia memorizada, la lanzas de un golpe y las distintas cámaras la van cortando. En cine no, algunos directores no hacen el plano secuencia sino que van cortando. La televisión se acerca un poquito más a lo que sería un actor de teatro que debe tener preparado un largo trayecto mientras que en cine puedes hacerlo en trocitos chiquititos.
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Blanca Martínez, en la entrevista que hemos publicado este viernes, hablaba más de teatro, nos decía que en el teatro tienes la historia y la vas continuando, mientras que en el cine a veces empiezan por el final y por eso le costaba más situarse.
Sí, es fundamental tener preparado el guión para que en cualquier momento puedas hace cualquier parte. Es cierto que el teatro tiene la maravilla de si el día anterior no te has quedado conforme con algo de lo que has hecho al día siguiente lo puedes corregir, en cine o televisión una vez que ya has grabado y dado por bueno ya no hay vuelta atrás para mejorarlo o empeorarlo.
Has trabajado con muchos directores y a mí el que me llama la atención es Gonzalo Suárez por su genialidad, su forma de ser, ¿podrías hablarnos de su manera de trabajar, de su especificidad?
Gonzalo Suárez es un luchador por encontrar lo creativo, por ser original que es lo que más cuesta. Su lucha y su angustia es conseguir que cada toma tenga un puntito de originalidad con respecto a otros productos. Recuerdo en 'Don Juan en los infiernos' que me comentaba que había una escena de peleas de caballos que no sabía como hacerla porque las hemos visto tantas veces en series baratas o buenas, o en películas, él no se sentía estimulado en hacer una cosa repetida. ¿Cómo terminó la pelea?, fotografiando las patas de los caballos que tienen una cosa agresiva, fuerte, peligrosa... y funcionó perfectamente.
¿En qué situación se encuentra el cine español? ¿de qué manera le afecta el gravamen del 21% de IVA?
El IVA en la cultura es como si lo hubieran hecho a propósito para destruirla, es un disolvente, un ácido sulfúrico que no deja ni el hueso más duro. Eso por un lado y por otro, los Estados Unidos son un imperio y es muy difícil competir con este emporio. Más que el IVA lo que hace daño a nuestro cine es la imposición del cine americano que para conseguir una buena película necesitas importar varias películas basura. Los productores españoles necesitan un cupo de cine español para tener permiso para importar películas americanas, así que la española la mantienen una semana y la quitan, a pesar de que tenga éxito, porque no les interesa. Hubo un momento en que en Barcelona hubo una reunión de altos jefes de productoras de Holliwood y europeas y nos decían que les dejáramos el cine a ellos y que nosotros hiciéramos televisión y teatro. Tienen muy claro que la influencia de la gran pantalla es fundamental en el desarrollo de una sociedad, que la influencia de los mensajes culturales, morales, estéticos, el cine no se puede comparar.
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Hemos quedado con él en un bar de Veguellina y este es el resultado.
El Festival 'Luna de cortos' aporta el alma del exterior, la plaza pública, el pueblo, las pipas... ¿qué destacaría usted de este festival?
A mí lo que más me satisface de este festival es la entrega de la gente. Están comentando los responsables del festival que este año ha subido tanto la asistencia, se ha cuadruplicado prácticamente, y el interés con el que lo siguen...
Para mí la maravilla de este festival es la calle, el medio rural...
Sí, el que vaya la gente con sus mantas a ver los cortos me parece una cosa preciosa, es decir, la naturalidad con la que se organiza todo. La participación de la gente es fundamental, el cariño, y aquí se nota.
En la provincia hay otro festival de cortos en Astorga... ¿no le parece extraño que en León, una provincia donde no se ha producido mucho cine, haya dos festivales de cortos y precisamente uno en una localidad pequeña como Veguellina?
La pantalla tiene un tirón muy grande de prestigio, de hecho la imagen de un país se construye mucho con el cine, incluso con las series que se venden de un país a otro. La importancia que tiene un festival es ofrecer un producto cultural muy atractivo, no cosas pesadas, sino algo muy vivo y muy ligero. A mí me parecería estupendo que en todos los pueblos hubiera un festival de cortos o de largos, no tienen por qué competir, pueden colaborar.
Yo pienso que se perdieron los cines pero esa vivencia con otros en la sala, incluso en el cine de verano que había en los pueblos, había cierta añoranza, por eso si se propone la gente responde.
En donde yo vivo, en Algorta, han montado un cinemacar, donde pagas por el coche no por personas, que oyen la película por medio de la radio, se llena de bote en bote porque son actos sociales muy atractivos, el contemplar todos juntos las emociones de una narración en la pantalla no es comparable con nada, es un espectáculo especial.
Usted es un ejemplo de versatilidad, habiendo representado a personajes de todos los pelajes, ¿qué sucede para poder ser como tantos otros y tan diferentes?, ¿representar un personaje supone poder entenderlo?, ¿deja algún poso haber pasado por tanta diversidad?
Cuando se repite un personaje durante mucho tiempo puede tener un cierto peligro porque de alguna forma, sutil e inconscientemente, se mezclan la realidad y la ficción. Pasa lo mismo con el espectador de una película o de una serie en televisión, nuestro cuerpo reacciona, si hay miedo reacciona con adrenalina, si hay amor con otras cuestiones. Con el actor pasa lo mismo, hay emociones que aunque sabes que son mentira tu cuerpo está segregando las sustancias de esas emociones. Se cuenta de Jony Wismuler, uno de los actores que interpretó a Tarzán, que terminó en un hospital psiquiátrico que andaba saltando de cama en cama haciendo el grito del personaje. Una película no te deja poso porque son dos o tres meses y como se va cortando tanto te distancia.
Por la trayectoria que tienes has trabajado con muchos directores. En los tiempos actuales el director pasa a un segundo plano y nos quedamos con el título del film y con el reparto, ¿qué destacaría de la labor de dirección?
Lo fundamental de un director es tener confianza en él, porque estar delante de una cámara es algo, que por lo general, te desarma mucho psicológicamente. Yo he visto mucha gente muy simpática, muy extrovertida en la vida y que de repente los ponen delante de una cámara y no saben ni tan siquiera andar porque la cámara te cohibe mucho. Cuando tienes confianza en un director es un apoyo para que tu inseguridad se desvanezca al máximo.
Basilio Martín Patiño, Mario Camus, Imanol Uribe, Gonzalo Suárez. Ha colaborado también con series como 'Fortunata y Jaciento', que le aupó a la popularidad, o 'Los desastres de la guerra', 'Cuéntame'... Desde el punto de vista del intérprete ¿cuáles son las diferencias a la hora de abordar un personaje en el caso del cine y de las series?
Es curiosa la pregunta porque yo recuerdo la primera vez que actué para televisión cuando mi escuela había sido el cine, no conocía los medios de televisión. La primera vez que trabajé en una serie no entendía que hubiera tantas cámaras por ahí y en un momento me llamaron la atención diciéndome: 'Mario Pardo está todo el mundo trabajando menos tú, ¿qué pasa? sabemos que eres buen actor pero no estás funcionando', y yo les contesté 'es que yo estoy fuera de cámara'. Y no, no es verdad, en televisión nunca se está fuera de cámara. En cine hay más cortes y en televisión se trabaja más en lo que se conoce como plano secuencia, es decir, tienes toda la secuencia memorizada, la lanzas de un golpe y las distintas cámaras la van cortando. En cine no, algunos directores no hacen el plano secuencia sino que van cortando. La televisión se acerca un poquito más a lo que sería un actor de teatro que debe tener preparado un largo trayecto mientras que en cine puedes hacerlo en trocitos chiquititos.
Blanca Martínez, en la entrevista que hemos publicado este viernes, hablaba más de teatro, nos decía que en el teatro tienes la historia y la vas continuando, mientras que en el cine a veces empiezan por el final y por eso le costaba más situarse.
Sí, es fundamental tener preparado el guión para que en cualquier momento puedas hace cualquier parte. Es cierto que el teatro tiene la maravilla de si el día anterior no te has quedado conforme con algo de lo que has hecho al día siguiente lo puedes corregir, en cine o televisión una vez que ya has grabado y dado por bueno ya no hay vuelta atrás para mejorarlo o empeorarlo.
Has trabajado con muchos directores y a mí el que me llama la atención es Gonzalo Suárez por su genialidad, su forma de ser, ¿podrías hablarnos de su manera de trabajar, de su especificidad?
Gonzalo Suárez es un luchador por encontrar lo creativo, por ser original que es lo que más cuesta. Su lucha y su angustia es conseguir que cada toma tenga un puntito de originalidad con respecto a otros productos. Recuerdo en 'Don Juan en los infiernos' que me comentaba que había una escena de peleas de caballos que no sabía como hacerla porque las hemos visto tantas veces en series baratas o buenas, o en películas, él no se sentía estimulado en hacer una cosa repetida. ¿Cómo terminó la pelea?, fotografiando las patas de los caballos que tienen una cosa agresiva, fuerte, peligrosa... y funcionó perfectamente.
¿En qué situación se encuentra el cine español? ¿de qué manera le afecta el gravamen del 21% de IVA?
El IVA en la cultura es como si lo hubieran hecho a propósito para destruirla, es un disolvente, un ácido sulfúrico que no deja ni el hueso más duro. Eso por un lado y por otro, los Estados Unidos son un imperio y es muy difícil competir con este emporio. Más que el IVA lo que hace daño a nuestro cine es la imposición del cine americano que para conseguir una buena película necesitas importar varias películas basura. Los productores españoles necesitan un cupo de cine español para tener permiso para importar películas americanas, así que la española la mantienen una semana y la quitan, a pesar de que tenga éxito, porque no les interesa. Hubo un momento en que en Barcelona hubo una reunión de altos jefes de productoras de Holliwood y europeas y nos decían que les dejáramos el cine a ellos y que nosotros hiciéramos televisión y teatro. Tienen muy claro que la influencia de la gran pantalla es fundamental en el desarrollo de una sociedad, que la influencia de los mensajes culturales, morales, estéticos, el cine no se puede comparar.