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![[Img #24475]](upload/img/periodico/img_24475.jpg)
El mes de septiembre siempre ha significado comienzos. Es volver a tomar las riendas con aquella ilusión con la que dejabas hace unos meses la ciudad para disfrutar del campo, de la montaña o del mar. Es encontrarse, después de perderse. Es activarse después del descanso. Es abrigarse después del calor asfixiante. Es desblanquiñarse después de broncearse. Es cambiar las gafas de sol y el sombrero por un paraguas y un chubasquero. Es el mítico "peli, sofá, y manta" después de las cañitas, las fiestas y las terrazas. Es poner fin a esos maravillosos reencuentros después de un tiempo y esperar que vuelvan cuando lleguen las navidades.
Pero septiembre también es recuperar, recuperar personas y miradas. Contar amores fugaces, historias de verano, nuevos amigos y personas especiales. Es esa especie de corriente que te aleja del relajante, a la vez que festivo, mes de agosto, para hacerte empezar de nuevo una etapa más de tu vida. Es esa época para aceptar cambios, para marcarse metas y para luchar por ellas. Es conectar tu mente al trabajo, con nuevas ideas, pensadas para esos nuevos proyectos que llegan con tanta fuerza. Es el mes perfecto para empezar de cero, organizarnos las tareas diarias en una agenda que luego nunca cumpliremos y que, sobre la marcha, iremos adaptando a nuestros horarios.
Dejemos que septiembre nos sorprenda, que el otoño nos conquiste, con sus hojas por el suelo, su gama de colores grises y los tonos tierra del paisaje. Recibamos con alegría el mal tiempo, poniendo buena cara para hacer contraste. Recuperemos aquellos viejos propósitos con ayuda de los buenos consejos recibidos durante todo este tiempo, no sólo el día uno de enero es buen momento para ello. Comámonos los 30 días de este noveno mes de sobresaliente, uno a uno y sin dejar escapar ninguno. Porque desde su primer día septiembre está repleto de oportunidades.
Porque septiembre es el final del verano sí, pero también, siempre es el comienzo de algo. Es esa valentía de atreverse a empezar una vez más.
El mes de septiembre siempre ha significado comienzos. Es volver a tomar las riendas con aquella ilusión con la que dejabas hace unos meses la ciudad para disfrutar del campo, de la montaña o del mar. Es encontrarse, después de perderse. Es activarse después del descanso. Es abrigarse después del calor asfixiante. Es desblanquiñarse después de broncearse. Es cambiar las gafas de sol y el sombrero por un paraguas y un chubasquero. Es el mítico "peli, sofá, y manta" después de las cañitas, las fiestas y las terrazas. Es poner fin a esos maravillosos reencuentros después de un tiempo y esperar que vuelvan cuando lleguen las navidades.
Pero septiembre también es recuperar, recuperar personas y miradas. Contar amores fugaces, historias de verano, nuevos amigos y personas especiales. Es esa especie de corriente que te aleja del relajante, a la vez que festivo, mes de agosto, para hacerte empezar de nuevo una etapa más de tu vida. Es esa época para aceptar cambios, para marcarse metas y para luchar por ellas. Es conectar tu mente al trabajo, con nuevas ideas, pensadas para esos nuevos proyectos que llegan con tanta fuerza. Es el mes perfecto para empezar de cero, organizarnos las tareas diarias en una agenda que luego nunca cumpliremos y que, sobre la marcha, iremos adaptando a nuestros horarios.
Dejemos que septiembre nos sorprenda, que el otoño nos conquiste, con sus hojas por el suelo, su gama de colores grises y los tonos tierra del paisaje. Recibamos con alegría el mal tiempo, poniendo buena cara para hacer contraste. Recuperemos aquellos viejos propósitos con ayuda de los buenos consejos recibidos durante todo este tiempo, no sólo el día uno de enero es buen momento para ello. Comámonos los 30 días de este noveno mes de sobresaliente, uno a uno y sin dejar escapar ninguno. Porque desde su primer día septiembre está repleto de oportunidades.
Porque septiembre es el final del verano sí, pero también, siempre es el comienzo de algo. Es esa valentía de atreverse a empezar una vez más.