Samuel Yebra Pimentel
Miércoles, 21 de Septiembre de 2016

De gatomaquias a ratomaquias (Una fabulación para una región más transparente)

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Pudiera ocurrir que en el Ayuntamiento de Astorga se comenzara a practicar el ‘lampedusismo’, con la cínica idea de que el cambio es necesario para que todo siga igual.

 

Parece de broma, pero se podría pensar que la Concejalía de Sanidad, al poner en marcha el plan CES (captura, esterilización y suelta) para evitar la proliferación descontrolada de la población gatuna, estuviera pensando en algo más, en un respeto profundo a todo aquello que tuviera vida y por ende en el dolor del universo.

 

Eso parece. Habremos de esperar a las campañas de desratización para ver si los concejales ahora implicados salen provistos de cepos, a la caza para posterior liberación de la abundosa población de ratas y de ratones.

 

Esta razia a favor de la especie gatuna parece más una operación cosmética, un patrón de comportamiento que en España nos es muy familiar, pues, desde que empezó a saberse la corrupción se sucedieron un montón de cambios legales con gatera incluida, para que esa 'damisela' saliese y entrase a su gusto. Hasta que con el ‘escandalazo’ de Luis Bárcenas el gobierno de Rajoy, -según nos dice Fernando Jiménez, experto del Grupo de Estados Contra la Corrupción (GRECO)-  haciendo gala de extrema dureza elimina las donaciones de las empresas a los partidos; pero, ¡qué descuido!, “una vez más se deslizó un pequeño olvido: En el caso de las fundaciones de los partidos, las empresas pueden seguir haciendo donaciones sin límites de cantidad. Es más las empresas con contratos en vigor con la administración están autorizadas a efectuarlas.”

 

Es preciso entonces que no todo siga igual además de que lo parezca; si es que desde el Ayuntamiento quieren de verdad que la ‘Empresa Concertada’ que maneja el gatuperio informativo no prolifere de manera tan desmañada y metastásica como hasta ahora. La Corporación tendría que hacerse cargo de que en contra de su ideario está impidiendo, por el uso partidario y amigario de la difusión informativa, la libre competencia; también tendría que saber, ya lo sabe, que el uso instrumental que viene efectuando en la contratación de la publicidad no favorece a la ciudad ni creo que lo haga con el equipo de gobierno, llegando incluso a convertir a quien denuncia ese ‘capitalismo de amiguetes’ en la primera víctima.

 

En el momento en que la Concejalía de Sanidad u otra cualquiera se planteara la contratación de un capador de ratas para devolverlas ya desratizadas y estériles a su ambiente, es que la idea de ‘amor universal’ habría calado más allá del maquillaje, y que estarían en pos del liderazgo moral del que carecen y en condiciones de proponer a la ciudad de Astorga un objetivo ilusionante, el que fuese.

 

Pero lo que es de verdad por el momento queda de puertas para afuera, y en la Casona sigue habiendo más lobos (protegidos) que aquí a la intemperie.

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