Redacción
Jueves, 16 de Mayo de 2013
Astorga y La Cabrera, las zonas de mayor riesgo potencial de incendios en esta campaña
Lo importante de cara a este año es que “cale” el mensaje de que los incendios se producen porque el hombre los provoca, como ocurre en el 93 por ciento de los casos, tanto de forma intencionada como por negligencia, “pero no porque haya más maleza” a causa de las abundantes lluvias.
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La Consejería de Fomento y Medio Ambiente ha determinado un mayor riesgo potencial de incendios durante la campaña de verano en La Cabrera, parte de El Bierzo y Arenas de San Pedro (Ávila), así como en Sanabria y Aliste (Zamora), con calificación de riesgo I, según la Orden que publica el Boletín Oficial de la Comunidad (Bocyl).
El departamento dirigido por Antonio Silván considera que las que cuentan con denominación II, con un riesgo medio-alto, son las áreas de Astorga y Bembibre; El Hoyo de Pinares, Mombeltrán, El Tiemblo y Piedralaves (Ávila); Robleda, Béjar y La Alberca (Salamanca); y el entorno de Mombuey (Zamora). El resto de la comunidad forman parte de las calificaciones III, IV y V, con menor riesgo de incendios, en función de la vegetación, orografía y criterios y circunstancias que puedan favorecer el inicio de los fuegos.
Por otro lado, la Orden también determina la realización de 26.637 guardias por parte de los integrantes del Operativo de Lucha contra Incendios Forestales de Castilla y León. De ellos, 19.616 corresponden a agentes medioambientales y forestales, 897 a celadores, 2.669 a técnicos (jefes de jornada y técnicos de guardia), 1.212 a técnicos de operaciones y, por último, 2.243 a conductores, tanto de oficina como de campo.
Por provincias, León aglutina una quinta parte del total de guardias, con 5.168, algo lógico debido a su vasto territorio forestal; le siguen Burgos, con 3.516, y Zamora, con 3.219 guardias; Ávila, con 2.981; Soria, con 2.904; Salamanca, con 2.396; Segovia, con 2.198; Palencia, con 2.097; y Valladolid, con 1.624 guardias determinadas. A ellos se suman otras 534 del Centro de Mando Autonómico.
Previsiones de incendios
Desde la Junta, aseguran que, en base a las abundantes lluvias de esta primavera, durante los próximos meses podrían tener especial incidencia los incendios en las zonas centrales de la Meseta, en fuegos no considerados como forestales y en la que los integrantes del Operativo de Lucha contra Incendios no están obligados a actuar porque no pertenecen a su competencia, como las de carácter agrícola. “El 51 por ciento de la superficie de Castilla y León es forestal. Si vamos al resto es porque, o no hay quien vaya, o porque hay riesgo de que se extienda a áreas forestales”, según remarcó en declaraciones a Ical el jefe del Servicio de Medio Ambiente de la Junta, Vicente Rodríguez.
Lo importante de cara a este año es que “cale” el mensaje de que los incendios se producen porque el hombre los provoca, como ocurre en el 93 por ciento de los casos, tanto de forma intencionada como por negligencia, “pero no porque haya más maleza” a causa de las abundantes lluvias. “El fenómeno no es la hierba, sino la persona”, aseguró.
Por ello, insistió en que este verano se pueden registrar más incendios urbano-agrícolas-forestales. En todo caso, sostuvo que lo que define el comportamiento del verano “son las condiciones del propio verano”. En este sentido, informó de que en primavera se sucede un mayor número de incendios, pero no de gran superficie, frente a los forestales, “que se producen mucho más cuando en primavera no ha llovido”, al contrario que este año, ya que “es cuando la vegetación tiene estrés hídrico y prende con más facilidad”.
La Consejería de Fomento y Medio Ambiente ha determinado un mayor riesgo potencial de incendios durante la campaña de verano en La Cabrera, parte de El Bierzo y Arenas de San Pedro (Ávila), así como en Sanabria y Aliste (Zamora), con calificación de riesgo I, según la Orden que publica el Boletín Oficial de la Comunidad (Bocyl).
El departamento dirigido por Antonio Silván considera que las que cuentan con denominación II, con un riesgo medio-alto, son las áreas de Astorga y Bembibre; El Hoyo de Pinares, Mombeltrán, El Tiemblo y Piedralaves (Ávila); Robleda, Béjar y La Alberca (Salamanca); y el entorno de Mombuey (Zamora). El resto de la comunidad forman parte de las calificaciones III, IV y V, con menor riesgo de incendios, en función de la vegetación, orografía y criterios y circunstancias que puedan favorecer el inicio de los fuegos.
Por otro lado, la Orden también determina la realización de 26.637 guardias por parte de los integrantes del Operativo de Lucha contra Incendios Forestales de Castilla y León. De ellos, 19.616 corresponden a agentes medioambientales y forestales, 897 a celadores, 2.669 a técnicos (jefes de jornada y técnicos de guardia), 1.212 a técnicos de operaciones y, por último, 2.243 a conductores, tanto de oficina como de campo.
Por provincias, León aglutina una quinta parte del total de guardias, con 5.168, algo lógico debido a su vasto territorio forestal; le siguen Burgos, con 3.516, y Zamora, con 3.219 guardias; Ávila, con 2.981; Soria, con 2.904; Salamanca, con 2.396; Segovia, con 2.198; Palencia, con 2.097; y Valladolid, con 1.624 guardias determinadas. A ellos se suman otras 534 del Centro de Mando Autonómico.
Previsiones de incendios
Desde la Junta, aseguran que, en base a las abundantes lluvias de esta primavera, durante los próximos meses podrían tener especial incidencia los incendios en las zonas centrales de la Meseta, en fuegos no considerados como forestales y en la que los integrantes del Operativo de Lucha contra Incendios no están obligados a actuar porque no pertenecen a su competencia, como las de carácter agrícola. “El 51 por ciento de la superficie de Castilla y León es forestal. Si vamos al resto es porque, o no hay quien vaya, o porque hay riesgo de que se extienda a áreas forestales”, según remarcó en declaraciones a Ical el jefe del Servicio de Medio Ambiente de la Junta, Vicente Rodríguez.
Lo importante de cara a este año es que “cale” el mensaje de que los incendios se producen porque el hombre los provoca, como ocurre en el 93 por ciento de los casos, tanto de forma intencionada como por negligencia, “pero no porque haya más maleza” a causa de las abundantes lluvias. “El fenómeno no es la hierba, sino la persona”, aseguró.
Por ello, insistió en que este verano se pueden registrar más incendios urbano-agrícolas-forestales. En todo caso, sostuvo que lo que define el comportamiento del verano “son las condiciones del propio verano”. En este sentido, informó de que en primavera se sucede un mayor número de incendios, pero no de gran superficie, frente a los forestales, “que se producen mucho más cuando en primavera no ha llovido”, al contrario que este año, ya que “es cuando la vegetación tiene estrés hídrico y prende con más facilidad”.
