Maragatos que se fueron a la Patagonia
Maragatos a través de los mares de María Laura Casanueva es un largo estudio de 315 páginas que cuenta la vida y las penurias de los emigrantes españoles hacia finales del siglo XVIII, impulsados por las políticas reformistas de el Rey Carlos III de Borbón.
María Laura Casanueva. Maragatos a través de los mares (Vida cotidiana en la frontera austral del Virreinato del río de la Plata). Lobo Sapiens, León, 2016
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Una emigración que venía propiciada por la incipiente revolución industrial que expulsaba a los más pobres de la campiña, al tiempo que los exportaba a un asentamiento en una zona como la de la Patagonia.
Este libro aborda el hecho histórico desde una perspectiva multidisciplinar que incluye aspectos arqueológicos, históricos, etnológicos, sociológicos etc, realizados tanto en el lugar de origen de los emigrados, como en el de los asentamientos patagónicos.
Así desde una mirada focalizada en la vivienda y en el modo de producción se presta atención a los objetos, las técnicas, el aprovechamiento de los recursos locales, así como a la convivencia entre los distintos actores y segmentos sociales existentes en Nuestra Señora del Carmen de Patagonia.
Los recién llegados tendrán que funcionar con estrategias de frontera, lo que les va a exigir una acomodación nueva y la consiguiente debilitación de los modos de vida a los que venían acostumbrados. Estas formas de adaptación a las nuevas circunstancias incluyen el tipo de vivienda, un nuevo estilo productivo, además de las nuevas estrategias socio-culturales que se vieron obligados a desempeñar.
Estas estrategias de frontera son esquematizadas por la autora de la siguiente manera:
El intercambio fluido entre españoles e indígenas, haciendo de Nuestra Señora del Carmen un importante centro de circulación y comercio.
En el ámbito familiar y debido al retraso en los planes urbanísticos se impone la vida en cuevas, que por una parte proporcionarían seguridad y cobijo y los hacía acreedores del título de vecindad a los ojos de las autoridades, con los derechos que ese reconocimiento conlleva. En Maragatos a través de los mares se hipotetiza que las cuevas son hijas de la necesidad y de un modo de construcción importado de las bodegas subterráneas tan abundantes en las provincias de Castilla y León de las que eran originarios muchos de los colonos patagónicos.
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Según la historia local quienes hicieron largo uso de las cuevas fueron los maragatos. En su indagación encuentra María Laura Casanueva un nuevo paralelismo entre este tipo de habitáculo y la disposición tradicional de la casa maragata, sin apenas ventanas que conectaran con el exterior y con una sola puerta de entrada, como una topera. Esas características son extrapoladas en el momento de la construcción de las cuevas. En cuanto a la distribución espacial: “En la casa maragata había una habitación (anterior a la recámara) en la que se depositaban los aperos y vestimentas”, diferenciando así el cuarto para dormir y el espacio para los enseres.
“Además la casa maragata disponía de la camareta”, un lugar caldeado para dormir por estar junto a la cocina. “Se cree que la cueva Maragata 1 (C.M.1) de la Laguna Grande cuenta con una distribución similar a la descrita”. (Ver los planos en el capítulo IX).
La endogamia con líneas familiares paralelas fue otra estrategia, en el ámbito familiar, importante. Las vinculaciones familiares se utilizaron como pactos estratégicos que fueron generando una pequeña aristocracia. Pero ya en la segunda generación empieza a darse una apertura y el mestizaje irá en aumento.
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En las conclusiones del libro se dice que los fundadores españoles y sus descendientes se convirtieron en un grupo de élite (basado en la pureza de sangre) que ocupó los estamentos sociales más altos y los puestos políticamente más destacados. Pero el escenario facilitaba y propiciaba “la interacción entre los diversos sectores sociales, el tránsito de ideas, creencias y valores, prácticas, genes y hábitos que circulaban más allá de la aparente separación social existente”. “El poblado de Nuestra Señora del Carmen fue un claro ejemplo de mestizaje que funcionó como mecanismo de integración y permitió asegurar una convivencia pacífica”.
Maragatos a través de los mares es un prolijo estudio estructurado en 11 capítulos y casi otro más que enumera las fuentes utilizadas y la bibliografía. Además incorpora un apéndice con el “listado de pobladores arribados al Río Negro entre 1779 y 1783". Este listado proporciona información sobre la población de origen de los colonos, el oficio que desempeñaban, el año en que llega y el año en que parte para otra población.
Precedido de un prólogo de de José Luis Alonso Ponga, ‘Maragatos a través de los mares’ repara en uno de sus capítulos en la metodología y las perspectivas teóricas adoptadas, muy academico esto. Asimismo en el capítulo IV se manifiestan los objetivos que se persiguen con esta investigación: “Este estudio a diferencia de otros de carácter marcadamente histórico, aborda el quehacer cotidiano de los inmigrantes en su ámbito doméstico” y en la vida cotidiana de frontera.
En el capítulo VI se describen las características geográficas del enclave y la historia del emplazamiento del Fuerte de Nuestra Señora del Carmen. Se nos da cuenta del ‘Plan patagónico’ de 1778, de la captación de colonos por el sistema de contrata, “que consistió en un documento mediante el cual se fijaron las condiciones que la Corona otorgaría a quienes acudieran al llamado para ir al Río de la Plata y la obligación a la que se sujetaban los pobladores”.. Se describe el plan, el bando hecho público en Galicia cuyo artífice era Jorge Astraudi, con los tres destinos patagónicos: Fuerte de San José. San Julián (Nueva Población y Fuerte de Floridablanca). El Fuerte de Nuestra Señora del Carmen sobre el Río Negro, al cabo el único poblamiento que salió adelante.
En el capítulo siguiente se nos desvelan los objetivos de la expedición que se realizo en dos fases. En una primera desembarcaron los funcionarios y los comerciantes y en la segunda arribaron personas en busca de trabajo. El objetivo era asentarse de manera permanente para repeler posibles ataques externos.
Enseguida entran en contacto con los nativos” de nación 'techuelche’, llegaban con la recomendación de que buscaran el buen trato con ellos. También se encontrarían con indígenas ‘aucas’ y ‘pampas’. “Unas 40 tolderías se instalaban a la vera del fuerte y comerciaban con los pobladores y los militares".
También se van a relacionar con los esclavos africanos que llegaron a través de tres vías: la empresa fundadora, el rescate de cautivos y la actividad corsaria.
Todo ello convoca un perfil multicultural, una sociedad obligada al intercambio cultural y lingüístico, caracterizado por la mutua interdependencia.
El primer tipo de habitación de muchos de los recién llegados va a ser en las cuevas, dada la escasa prevención por parte de las autoridades españolas. Se nos acercará al rastreo arqueológico en busca de vestigios en las cuevas de Carmen de Patagones, donde se distinguen dos grupos de cuevas: Las del casco histórico y las de ‘La Laguna Grande’: Allí se encuentran las llamadas ‘Cueva de los Maragatos1’ (C.M.1) y ‘Cueva de los Maragatos2’ (CM2). Se nos proporciona noticia de las labores arqueológicas desarrolladas en ambas. (Capítulo IX)
![[Img #25658]](upload/img/periodico/img_25658.jpg)
En el capítulo X se aborda la vida cotidiana a través de las fuentes históricas de primera mano en la Patagonia y en los Reinos de Castilla y León a finales del siglo XVIII. A partir de los libros parroquiales de Nuestra Señora del Carmen sabemos las relaciones sociales entabladas en los primeros momentos de la repoblación, los tipos de matrimonios habidos. Al abordar las procedencias de los colonos españoles destaca que de 181 españoles llegados es “especialmente notoria la cantidad de familias provenientes de distintos poblados correspondientes al obispado de Astorga, siendo los más expulsores: Ponferrada, Benavente, Villafranca del Bierzo. Además entre ellos existen varios casos que se relacionan con la Maragatería; así pueden rastrearse personas provenientes de las villas de Turienzo de los Caballeros, Piedras Albas, Foncebadón, Tabladillo de Maragatería…habiendo un alto grado de parentesco entre muchas de las personas que llegaron a los establecimientos patagónicos”.
Se intenta averiguar mediante indagación documental y etnográfica las causas de esa inmigración hacia las futuras colonias patagónicas en el Virreinato del Río de la Plata, para lo cual esta investigación se sumerge en la vida cotidiana de los pueblos y aldeas de las familias que emprendieron el viaje ultramarino, además de investigar el panorama socioeconómico previo a la partida de las familias, así como rastrear los nombres y apellidos de los pobladores asentados en el Carmen y conocer su situación en las tierras de origen, comprobando su modo de vida de apenas supervivencia.
En fin, un libro muy completo, a veces debido al abordaje multidisciplinar que se refleja en los capítulos, un tanto reiterativo. Un libro que nos trae de vuelta, como sucede en el ‘Cante Hondo’, una tonada de la memoria desvalida de nuestros tatarabuelos más pobres, no por ello menos aguerridos, que llevaron allende su modo de supervivencia para lidiar en el nuevo mundo de la frontera. Un límite pasado el cual no habría más que “espesas nieblas y hielos –próximos a fundirse- que a cada momento ofrecían la ilusión de nuevas tierras”. En todo caso un modo más flexible de habitar en las normas, con las razas, en la vida, donde los refranes y usos de toda una cultura, aquellos que les daban seguridad y explicación de mundo, les habían dejado al pairo, como en este cambio climático que ahora nos viene aconteciendo.
María Laura Casanueva. Maragatos a través de los mares (Vida cotidiana en la frontera austral del Virreinato del río de la Plata). Lobo Sapiens, León, 2016
Una emigración que venía propiciada por la incipiente revolución industrial que expulsaba a los más pobres de la campiña, al tiempo que los exportaba a un asentamiento en una zona como la de la Patagonia.
Este libro aborda el hecho histórico desde una perspectiva multidisciplinar que incluye aspectos arqueológicos, históricos, etnológicos, sociológicos etc, realizados tanto en el lugar de origen de los emigrados, como en el de los asentamientos patagónicos.
Así desde una mirada focalizada en la vivienda y en el modo de producción se presta atención a los objetos, las técnicas, el aprovechamiento de los recursos locales, así como a la convivencia entre los distintos actores y segmentos sociales existentes en Nuestra Señora del Carmen de Patagonia.
Los recién llegados tendrán que funcionar con estrategias de frontera, lo que les va a exigir una acomodación nueva y la consiguiente debilitación de los modos de vida a los que venían acostumbrados. Estas formas de adaptación a las nuevas circunstancias incluyen el tipo de vivienda, un nuevo estilo productivo, además de las nuevas estrategias socio-culturales que se vieron obligados a desempeñar.
Estas estrategias de frontera son esquematizadas por la autora de la siguiente manera:
El intercambio fluido entre españoles e indígenas, haciendo de Nuestra Señora del Carmen un importante centro de circulación y comercio.
En el ámbito familiar y debido al retraso en los planes urbanísticos se impone la vida en cuevas, que por una parte proporcionarían seguridad y cobijo y los hacía acreedores del título de vecindad a los ojos de las autoridades, con los derechos que ese reconocimiento conlleva. En Maragatos a través de los mares se hipotetiza que las cuevas son hijas de la necesidad y de un modo de construcción importado de las bodegas subterráneas tan abundantes en las provincias de Castilla y León de las que eran originarios muchos de los colonos patagónicos.
Según la historia local quienes hicieron largo uso de las cuevas fueron los maragatos. En su indagación encuentra María Laura Casanueva un nuevo paralelismo entre este tipo de habitáculo y la disposición tradicional de la casa maragata, sin apenas ventanas que conectaran con el exterior y con una sola puerta de entrada, como una topera. Esas características son extrapoladas en el momento de la construcción de las cuevas. En cuanto a la distribución espacial: “En la casa maragata había una habitación (anterior a la recámara) en la que se depositaban los aperos y vestimentas”, diferenciando así el cuarto para dormir y el espacio para los enseres.
“Además la casa maragata disponía de la camareta”, un lugar caldeado para dormir por estar junto a la cocina. “Se cree que la cueva Maragata 1 (C.M.1) de la Laguna Grande cuenta con una distribución similar a la descrita”. (Ver los planos en el capítulo IX).
La endogamia con líneas familiares paralelas fue otra estrategia, en el ámbito familiar, importante. Las vinculaciones familiares se utilizaron como pactos estratégicos que fueron generando una pequeña aristocracia. Pero ya en la segunda generación empieza a darse una apertura y el mestizaje irá en aumento.
En las conclusiones del libro se dice que los fundadores españoles y sus descendientes se convirtieron en un grupo de élite (basado en la pureza de sangre) que ocupó los estamentos sociales más altos y los puestos políticamente más destacados. Pero el escenario facilitaba y propiciaba “la interacción entre los diversos sectores sociales, el tránsito de ideas, creencias y valores, prácticas, genes y hábitos que circulaban más allá de la aparente separación social existente”. “El poblado de Nuestra Señora del Carmen fue un claro ejemplo de mestizaje que funcionó como mecanismo de integración y permitió asegurar una convivencia pacífica”.
Maragatos a través de los mares es un prolijo estudio estructurado en 11 capítulos y casi otro más que enumera las fuentes utilizadas y la bibliografía. Además incorpora un apéndice con el “listado de pobladores arribados al Río Negro entre 1779 y 1783". Este listado proporciona información sobre la población de origen de los colonos, el oficio que desempeñaban, el año en que llega y el año en que parte para otra población.
Precedido de un prólogo de de José Luis Alonso Ponga, ‘Maragatos a través de los mares’ repara en uno de sus capítulos en la metodología y las perspectivas teóricas adoptadas, muy academico esto. Asimismo en el capítulo IV se manifiestan los objetivos que se persiguen con esta investigación: “Este estudio a diferencia de otros de carácter marcadamente histórico, aborda el quehacer cotidiano de los inmigrantes en su ámbito doméstico” y en la vida cotidiana de frontera.
En el capítulo VI se describen las características geográficas del enclave y la historia del emplazamiento del Fuerte de Nuestra Señora del Carmen. Se nos da cuenta del ‘Plan patagónico’ de 1778, de la captación de colonos por el sistema de contrata, “que consistió en un documento mediante el cual se fijaron las condiciones que la Corona otorgaría a quienes acudieran al llamado para ir al Río de la Plata y la obligación a la que se sujetaban los pobladores”.. Se describe el plan, el bando hecho público en Galicia cuyo artífice era Jorge Astraudi, con los tres destinos patagónicos: Fuerte de San José. San Julián (Nueva Población y Fuerte de Floridablanca). El Fuerte de Nuestra Señora del Carmen sobre el Río Negro, al cabo el único poblamiento que salió adelante.
En el capítulo siguiente se nos desvelan los objetivos de la expedición que se realizo en dos fases. En una primera desembarcaron los funcionarios y los comerciantes y en la segunda arribaron personas en busca de trabajo. El objetivo era asentarse de manera permanente para repeler posibles ataques externos.
Enseguida entran en contacto con los nativos” de nación 'techuelche’, llegaban con la recomendación de que buscaran el buen trato con ellos. También se encontrarían con indígenas ‘aucas’ y ‘pampas’. “Unas 40 tolderías se instalaban a la vera del fuerte y comerciaban con los pobladores y los militares".
También se van a relacionar con los esclavos africanos que llegaron a través de tres vías: la empresa fundadora, el rescate de cautivos y la actividad corsaria.
Todo ello convoca un perfil multicultural, una sociedad obligada al intercambio cultural y lingüístico, caracterizado por la mutua interdependencia.
El primer tipo de habitación de muchos de los recién llegados va a ser en las cuevas, dada la escasa prevención por parte de las autoridades españolas. Se nos acercará al rastreo arqueológico en busca de vestigios en las cuevas de Carmen de Patagones, donde se distinguen dos grupos de cuevas: Las del casco histórico y las de ‘La Laguna Grande’: Allí se encuentran las llamadas ‘Cueva de los Maragatos1’ (C.M.1) y ‘Cueva de los Maragatos2’ (CM2). Se nos proporciona noticia de las labores arqueológicas desarrolladas en ambas. (Capítulo IX)
En el capítulo X se aborda la vida cotidiana a través de las fuentes históricas de primera mano en la Patagonia y en los Reinos de Castilla y León a finales del siglo XVIII. A partir de los libros parroquiales de Nuestra Señora del Carmen sabemos las relaciones sociales entabladas en los primeros momentos de la repoblación, los tipos de matrimonios habidos. Al abordar las procedencias de los colonos españoles destaca que de 181 españoles llegados es “especialmente notoria la cantidad de familias provenientes de distintos poblados correspondientes al obispado de Astorga, siendo los más expulsores: Ponferrada, Benavente, Villafranca del Bierzo. Además entre ellos existen varios casos que se relacionan con la Maragatería; así pueden rastrearse personas provenientes de las villas de Turienzo de los Caballeros, Piedras Albas, Foncebadón, Tabladillo de Maragatería…habiendo un alto grado de parentesco entre muchas de las personas que llegaron a los establecimientos patagónicos”.
Se intenta averiguar mediante indagación documental y etnográfica las causas de esa inmigración hacia las futuras colonias patagónicas en el Virreinato del Río de la Plata, para lo cual esta investigación se sumerge en la vida cotidiana de los pueblos y aldeas de las familias que emprendieron el viaje ultramarino, además de investigar el panorama socioeconómico previo a la partida de las familias, así como rastrear los nombres y apellidos de los pobladores asentados en el Carmen y conocer su situación en las tierras de origen, comprobando su modo de vida de apenas supervivencia.
En fin, un libro muy completo, a veces debido al abordaje multidisciplinar que se refleja en los capítulos, un tanto reiterativo. Un libro que nos trae de vuelta, como sucede en el ‘Cante Hondo’, una tonada de la memoria desvalida de nuestros tatarabuelos más pobres, no por ello menos aguerridos, que llevaron allende su modo de supervivencia para lidiar en el nuevo mundo de la frontera. Un límite pasado el cual no habría más que “espesas nieblas y hielos –próximos a fundirse- que a cada momento ofrecían la ilusión de nuevas tierras”. En todo caso un modo más flexible de habitar en las normas, con las razas, en la vida, donde los refranes y usos de toda una cultura, aquellos que les daban seguridad y explicación de mundo, les habían dejado al pairo, como en este cambio climático que ahora nos viene aconteciendo.