Noticia de la muerte de Gerardo Gavela en el Pensamiento Astorgano
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En diciembre de 2008 estaba leyendo El País, tuvo que ser de un sábado o domingo porque son los que solía comprar entonces, cuando di con una pequeñísima nota que podía perfectamente habérseme pasado de largo en donde se mencionaba que Astorga era una de las ciudades que pedía a Garzón abrir su fosa común. Contacté inmediatamente con Mercedes Unzeta y con Martín Martínez, el entonces Cronista Oficial de la ciudad, que yo pensaba me podían informar pero los dos me contestaron lo mismo: “no hemos oído nada de nada sobre el asunto”. Fui entonces a Google y me pasé un día entero pinchando diferentes direcciones relacionadas con Astorga pero lo único que hallé, a pesar de las muchas entradas que había sobre la ciudad y sus hoteles, fue una mención a los presos asturianos que llevaron a su cárcel en 1934, después de la Revolución de Asturias, y de nuevo en 1937, cuando cayó el Frente Norte.
No sucedió lo mismo con La Bañeza gracias a las investigaciones de Jose Cabañas y su web http://www.jiminiegos36.com cuyos tres primeros libros, el segundo prologado por Paul Preston, le hicieron decir a este historiador que tendrán que pasar muchos, muchos años antes de que alguien haga un trabajo parecido en esa zona.
Yo asisto a los seminarios de Paul Preston sobre la Historia de España en la London School of Economics, voy a conferencias y eventos sobre ese tema en Londres, leo lo que publican conocidos historiadores españoles y extranjeros, y a pesar de lo que he llegado a saber sobre la Guerra Civil sólo me di cuenta hasta qué punto había mantenido como en formol a La Bañeza y Astorga -las ciudades donde nacieron y vivieron su juventud mi padre y mi madre- cuando empecé a investigar. El impacto de la noticia de la fosa, yo siempre había oído a mi padre decir que "como todo se conquistó enseguida aquí no pasó nada” me empujó a encontrar respuestas y me fui dando cuenta de que la frase que él repetía, tapaba la amarga y cruenta verdad de lo sucedido. Tal como aconteció en el resto del país la represión no se hizo esperar. La lectura de documentos, periódicos, libros, todo lo que encontraba en mi búsqueda de respuestas, hizo que pudiera dar fecha exacta a la mayoría de las historias que me habían contado en casa insertándolas en el amplio contexto socio político de la época.
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Pronto vi que una cosa es leer libros de Historia y otra muy diferente internalizar la participación de la propia familia en esos hechos históricos, sobre todo si es contraria a la propia ética política, como es mi caso. Hay una resistencia natural a dudar de lo que se tiene ante las propias narices. A medida que iba metiéndome en la investigación y me iba enterando de lo que tantos conocidos y hasta familiares habían hecho durante la guerra en el bando golpista, éstos se fueron trastocando en verdugos y cuanto más supe de ellos, más tipos encontré de esa calaña por toda la provincia de León, equiparables a los de otras provincias, que era lo que yo conocía. Es más, incluso alguno podría ser inscrito en el catálogo universal de los más sádicos.
Poco a poco iba internalizando hasta qué punto el silencio sepulcral, nunca mejor dicho, había cubierto las dos ciudades con un grueso manto impermeable a la verdad, y sólo las familias republicanas seguían teniendo conciencia de lo que habían hecho los golpistas al haberles afectado personalmente. Las franquistas vivíamos en el limbo de lo que nuestros padres, hermanos, maridos, primos, cuñados… podían haber llegado a hacer y si los mayores fueron totalmente conscientes de ello, como consideraban a la izquierda como pura bazofia, pues bien hecha estuvo la limpieza. Para mi enorme desasosiego el silencio que iba descubriendo me empezaba a recordar cada vez más lo sucedido en Alemania con los judíos. Aunque los camiones atestados de hombres, mujeres y niños habían partido a los campos de concentración desde plazas rodeadas de bloques de pisos, sus habitantes aseguraban luego que no habían visto nada.
Al vivir en Londres la investigación no resultó tan fácil y si bien conseguí entrevistar a bastantes republicanos represaliados en La Bañeza, no sucedió lo mismo en Astorga. Sabiendo de antemano por la información del Cronista Oficial que me iba a llevar mucho tiempo empezar a extraer alguna información directa en Astorga, decidí de todas maneras ir un mes a esa ciudad para ver si daba con alguien que empezara a abrise y a partir de ese contacto tirar del hilo, algo que conseguí precariamente en viajes posteriores. También quería mirar los periódicos locales desde 1931, especialmente durante los tres años de la guerra, y a ser posible la posguerra, para ver lo que podía encontrar. De paso me fijaría en los ecos de sociedad y los anuncios comerciales por si encontraba algo relacionado con la imprenta Ortiz, el negocio mi familia. Decidí empezar por leer El Pensamiento Astorgano que se empezó a publicar en 1904, y pasé casi un mes yendo todos los días Archivo Diocesano de Astorga donde hay bastantes ejemplares.
Hacia 1931 y hasta la Guerra Civil El Pensamiento Astorgano no se puede calificar en absoluto como periódico de izquierda pero aun así se transforma por completo después del 18 de julio. A partir de ese momento su lectura me resultó muy útil porque como sólo tiene dos hojas, viene a ser un resumen estupendo de las nuevas normativas que van dando los golpistas y facilita enormemente la tarea del investigador al poder hacer un rápido seguimiento de todo lo que va sucediendo. Para cualquiera que conozca la historiografía de la Guerra Civil, el texto está lleno de claves ya que en él se encuentra todo el cuerpo político e ideológico de la España, que va surgiendo tras el advenimiento del golpe militar y la institucionalización del poder franquista.
El lenguaje anterior al 18 de julio es muy legible aunque las notas de sociedad denotan el provincianismo de aquellos tiempos cuando se anunciaba el viaje o la llegada de gente conocida en la ciudad. Las descripciones de las bodas siguen siendo decimonónicas, estilo que perdura en años venideros pues con el golpe de estado el reloj, más que pararse, retrocedió por lo menos un siglo.
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A partir del 18 de julio El Pensamiento Astorgano cambia su lenguaje convirtiéndolo en un instrumento esencial en la manipulación de la Historia que ha llegado a nuestros días. Se ve claramente cómo el triunfo progresivo de Franco se apoya más y más en la Iglesia Católica, que va tomando un espacio cada vez mayor en el papel escrito hasta convertir el periódico poco menos que una hojita parroquial.
En El Pensamiento Astorgano no se habla, por supuesto, de golpe de estado sino de Alzamiento o Movimiento y el uso de terminología religiosa domina por completo. Para las muertes de adeptos y adeptas al golpe se usan metáforas que tienen de fondo el calvario de Jesucristo.
El Pensamiento Astorgano describe así la toma de la ciudad por las tropas franquistas el 21 de julio de 1936:
“ASTORGA, OCUPADA MILITARMENTE. Obedeciendo órdenes de la Superioridad, ayer, a las cuatro de la tarde, fue ocupada militarmente la población. Todas las fuerzas de la guarnición de la benemérita (sic) y Seguridad tomaron parte en el Movimiento, incautándose simultáneamente de las oficinas públicas y libertando a los elementos derechistas, detenidos en la cárcel del partido (sic) por orden de la Alcaldía. Las tropas se dirigieron al Ayuntamiento donde se encontraban concentradas las milicias socialistas, armadas, que ofrecieron en los primeros momentos alguna resistencia a la fuerza respondiendo con nutrido tiroteo a sus reiteradas intimaciones de rendición.”
Sigue el bando de Astorga:
“SE RINDEN LOS SOCIALISTAS. El ejército repelió la agresión tiroteando la fachada de la Casa Consistorial pero, por fortuna, los sitiados se rindieron prontamente, apareciendo en la puerta principal el alcalde señor Carro y el director del Centro de Higiene señor Cortés, que en unión de todos los individuos que les acompañaban, en número de treinta, se entregaron a la fuerza asaltante que procedió a la detención y traslado al fuerte de Santocildes. (El cuartel militar).”
“ARMAS Y MUNICIONES. Las tropas ocuparon en el Ayuntamiento gran cantidad de armas, municiones, bombas y botellas de líquido inflamable, que poseían los socialistas.
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Sensibles víctimas
La lamentable resistencia de dichas milicias produjo una sensible desgracia: uno de los disparos hechos desde el Ayuntamiento atravesó un balcón de la casa del ex acalde don Joaquín Gavela, situada frente a la Casa Consistorial, matando al niño Gerardito Gavela García, nieto de dicho señor e hijo del comerciante don Gerardo Gavela, que se encontraba detrás de las vidrieras. Otras dos desgracias hubo que lamentar cuando las fuerzas se dirigían al Ayuntamiento, les hicieron frente con armas en una bocacalle los obreros Ricardo Vázquez Pérez, casado, panadero de 46 años de edad, y Modesto Pan Garrido, al parecer segador, de Orense, repeliendo las tropas el atentado y resultando muerto el primero de los mismos y gravemente herido el segundo, que fue trasladado al Hospital de San Juan, donde dejó de existir.”
Transcribo aquí lo que dice el periódico sobre la trágica muerte de Gerardo Gavela García, a quien le alcanza una bala perdida. Yo no supe de su existencia hasta que leí la necrológica y eso que cuando íbamos los veranos a Astorga -fuimos cada año hasta más o menos el final de los años sesenta- siempre subíamos a casa de Pepita Gavela cuyos balcones daban a la fachada del Ayuntamiento, a ver la salida de los gigantes y cabezudos.
Al tener nueve años cuando fallece Gerardo me lo imagino curioso y excitado por lo que pasaba justo enfrente de su casa, una lucha de verdad con tiros de verdad y no de indios y vaqueros en el cine. Más excitado incluso si pensamos que los niños de los años treinta no estaban acostumbrados, como los de hoy, a ver todo tipo de guerras en los medios de comunicación. Él se entretendría con los juegos que en aquella época y en un lugar como Astorga les ocupaban las horas de asueto: tirar la peonza, jugar a las chapas, con las canicas de barro, poner pegas a los pájaros, coger ranas... y ayudar a misa los domingos si la familia era de derechas, como la suya. Pero la descripción de Gerardo en El Pensamiento Astorgano es del mismo calibre que luego se usará al hablar de las enfermeras asesinadas, impregnada por completo del tipo de religiosidad tridentina que domina la facción golpista y con las claves usuales del martirologio pues al pobre niño lo convierten en mártir y mencionan su dichosa virginidad. En lugar de poner lo que realmente sucedió, tener la mala suerte de haber sido alcanzado por una bala perdida, ésta se convierte en un disparo con intención criminal y todo ello va descrito con un lenguaje insufriblemente cursi, remilgado, y visto desde la perspectiva actual ridículo. Dice 'El Pensamiento':
“A las plantas de una imagen del Sagrado Corazón de Jesús cayó la víctima que él se había escogido. Y con generosidad de corazón ofrendó al Señor a quien tanto amaba, las rosas blancas de su inocencia y las rosas rojas de su sangre, de su martirio, colores de la bandera del Sagrado Corazón. ¡Ángel Y Mártir! No es más blanca la azucena ni el jazmín ni la incontamida (sic) nieve que fue su alma virginal. La oración de su madre ante Dios para que conservara pura su inocencia fue escuchada ¡Gerardito Ángel! No es más roja la encendida rosa, ni la púrpura, no el metal traspasado por las lenguas de fuego que el hilillo de sangre que una bala dirigida por una mano criminal hizo correr de su rubia cabecita. La oración de Gerardo que el día de su primera Comunión pidió a Jesús ser mártir ha sido escuchada. ¡Gerardito Mártir! El deseo de la madre y el deseo del hijo se han cumplido en ese holocausto de suave olor, como dos granos de incienso que se han disuelto junto a la misma brasa embalsamándolo todo. Nunca como hoy resuenan con tanta propiedad las palabras litúrgicas: Que los ángeles te lleven en sus alas y los mártires salgan al encuentro. Entre ángeles mártires hizo Gerardito su entrada en el cielo; y si el poeta Prudencio vio a los santos inocentes jugar a los pies del cordero con las palmas de martirio, así me figuro yo a la nueva víctima”.
Los documentos de la Causa General en Astorga mencionan su nombre así como los de las enfermeras asesinadas. La Causa General, creada por Decreto el 26 de abril de 1940 y ratificada el 19 de junio de 1943. Fue una investigación oficial por todo el país para detectar a todo aquel que “hubiera atentado abiertamente contra los valores esenciales de la Patria.” Una fórmula institucional para represaliar a republicanos leales: “En el cumplimiento de su misión, la Causa General que reviste carácter exclusivamente informativo ejerce sus funciones investigadoras en aquella parte del territorio español que estuvo sometido a la dominación roja”. Pero La Bañeza y Astorga no lo estuvieron y constan en la Causa General que fue una invitación a las denuncias y delaciones en todo el territorio nacional.
El asunto de la muerte de Gerardo Gavela tuvo cola porque según José Cabañas (citando en parte al investigador astorgano Miguel García Bañales) en el apartado dedicado al transcurso del golpe militar de Julio de 1936 en Astorga en el libro 'Cuando se rompió el mundo... El asalto a la República en León y sus tierras' (aún en preparación, y cuya publicación pronto tendrá lugar) "por la hora del fallecimiento del infortunado infante y por el arma que en el sumario se define, ya que no disponían de munición para ella en el Ayuntamiento, y ni por las armas probablemente manejadas por los sitiados ni por sus efectos y potencia podría causarse desde el Consistorio, sino por armamento de guerra (como el utilizado por los sitiadores) o por un disparo mucho más cercano. Al alcalde le llegarían a colocar en su despacho unos cartuchos para adjudicarle aquella muerte, que después, igual de injuriosamente, le atribuirán al médico Ildefonso Cortés, aunque lo cierto es que la misma no se investigó, y cuando el comandante Baltasar Chinchilla se refiera a ella lo hará afirmando que “se produjo como consecuencia del tiroteo”, sin referencia alguna al Ayuntamiento."
"En informe de mayo de 1941 para la Causa General de Oviedo y León se presenta como participantes en el crimen a los elementos marxistas (en Astorga los comunistas existentes, confluyentes con los jóvenes socialistas en la JSU, debían de ser escasos, como poco numerosa era la militancia comunista todavía en todo el país) parapetados en la Casa Consistorial, autores materiales del asesinato de un tiro de pistola, y declara en abril de 1943 el padre del niño creer que fue el citado médico Ildefonso Cortés Rivas el autor de aquella muerte (unas horas después de la detención del galeno habrían puesto una bomba en el jardín de su casa, cuando se encontraban solas su esposa –que más bien era de derechas- y sus dos hijas de dos y cuatro año). La muerte accidental de aquel niño se aprovechó por los alzados triunfantes para denigrar a los republicanos leales derrotados, y se hizo de él, y así se mostró en las publicaciones afines, un ángel asesinado por los rojos y “un mártir de la Iglesia y de la Patria”.
En diciembre de 2008 estaba leyendo El País, tuvo que ser de un sábado o domingo porque son los que solía comprar entonces, cuando di con una pequeñísima nota que podía perfectamente habérseme pasado de largo en donde se mencionaba que Astorga era una de las ciudades que pedía a Garzón abrir su fosa común. Contacté inmediatamente con Mercedes Unzeta y con Martín Martínez, el entonces Cronista Oficial de la ciudad, que yo pensaba me podían informar pero los dos me contestaron lo mismo: “no hemos oído nada de nada sobre el asunto”. Fui entonces a Google y me pasé un día entero pinchando diferentes direcciones relacionadas con Astorga pero lo único que hallé, a pesar de las muchas entradas que había sobre la ciudad y sus hoteles, fue una mención a los presos asturianos que llevaron a su cárcel en 1934, después de la Revolución de Asturias, y de nuevo en 1937, cuando cayó el Frente Norte.
No sucedió lo mismo con La Bañeza gracias a las investigaciones de Jose Cabañas y su web http://www.jiminiegos36.com cuyos tres primeros libros, el segundo prologado por Paul Preston, le hicieron decir a este historiador que tendrán que pasar muchos, muchos años antes de que alguien haga un trabajo parecido en esa zona.
Yo asisto a los seminarios de Paul Preston sobre la Historia de España en la London School of Economics, voy a conferencias y eventos sobre ese tema en Londres, leo lo que publican conocidos historiadores españoles y extranjeros, y a pesar de lo que he llegado a saber sobre la Guerra Civil sólo me di cuenta hasta qué punto había mantenido como en formol a La Bañeza y Astorga -las ciudades donde nacieron y vivieron su juventud mi padre y mi madre- cuando empecé a investigar. El impacto de la noticia de la fosa, yo siempre había oído a mi padre decir que "como todo se conquistó enseguida aquí no pasó nada” me empujó a encontrar respuestas y me fui dando cuenta de que la frase que él repetía, tapaba la amarga y cruenta verdad de lo sucedido. Tal como aconteció en el resto del país la represión no se hizo esperar. La lectura de documentos, periódicos, libros, todo lo que encontraba en mi búsqueda de respuestas, hizo que pudiera dar fecha exacta a la mayoría de las historias que me habían contado en casa insertándolas en el amplio contexto socio político de la época.
Pronto vi que una cosa es leer libros de Historia y otra muy diferente internalizar la participación de la propia familia en esos hechos históricos, sobre todo si es contraria a la propia ética política, como es mi caso. Hay una resistencia natural a dudar de lo que se tiene ante las propias narices. A medida que iba metiéndome en la investigación y me iba enterando de lo que tantos conocidos y hasta familiares habían hecho durante la guerra en el bando golpista, éstos se fueron trastocando en verdugos y cuanto más supe de ellos, más tipos encontré de esa calaña por toda la provincia de León, equiparables a los de otras provincias, que era lo que yo conocía. Es más, incluso alguno podría ser inscrito en el catálogo universal de los más sádicos.
Poco a poco iba internalizando hasta qué punto el silencio sepulcral, nunca mejor dicho, había cubierto las dos ciudades con un grueso manto impermeable a la verdad, y sólo las familias republicanas seguían teniendo conciencia de lo que habían hecho los golpistas al haberles afectado personalmente. Las franquistas vivíamos en el limbo de lo que nuestros padres, hermanos, maridos, primos, cuñados… podían haber llegado a hacer y si los mayores fueron totalmente conscientes de ello, como consideraban a la izquierda como pura bazofia, pues bien hecha estuvo la limpieza. Para mi enorme desasosiego el silencio que iba descubriendo me empezaba a recordar cada vez más lo sucedido en Alemania con los judíos. Aunque los camiones atestados de hombres, mujeres y niños habían partido a los campos de concentración desde plazas rodeadas de bloques de pisos, sus habitantes aseguraban luego que no habían visto nada.
Al vivir en Londres la investigación no resultó tan fácil y si bien conseguí entrevistar a bastantes republicanos represaliados en La Bañeza, no sucedió lo mismo en Astorga. Sabiendo de antemano por la información del Cronista Oficial que me iba a llevar mucho tiempo empezar a extraer alguna información directa en Astorga, decidí de todas maneras ir un mes a esa ciudad para ver si daba con alguien que empezara a abrise y a partir de ese contacto tirar del hilo, algo que conseguí precariamente en viajes posteriores. También quería mirar los periódicos locales desde 1931, especialmente durante los tres años de la guerra, y a ser posible la posguerra, para ver lo que podía encontrar. De paso me fijaría en los ecos de sociedad y los anuncios comerciales por si encontraba algo relacionado con la imprenta Ortiz, el negocio mi familia. Decidí empezar por leer El Pensamiento Astorgano que se empezó a publicar en 1904, y pasé casi un mes yendo todos los días Archivo Diocesano de Astorga donde hay bastantes ejemplares.
Hacia 1931 y hasta la Guerra Civil El Pensamiento Astorgano no se puede calificar en absoluto como periódico de izquierda pero aun así se transforma por completo después del 18 de julio. A partir de ese momento su lectura me resultó muy útil porque como sólo tiene dos hojas, viene a ser un resumen estupendo de las nuevas normativas que van dando los golpistas y facilita enormemente la tarea del investigador al poder hacer un rápido seguimiento de todo lo que va sucediendo. Para cualquiera que conozca la historiografía de la Guerra Civil, el texto está lleno de claves ya que en él se encuentra todo el cuerpo político e ideológico de la España, que va surgiendo tras el advenimiento del golpe militar y la institucionalización del poder franquista.
El lenguaje anterior al 18 de julio es muy legible aunque las notas de sociedad denotan el provincianismo de aquellos tiempos cuando se anunciaba el viaje o la llegada de gente conocida en la ciudad. Las descripciones de las bodas siguen siendo decimonónicas, estilo que perdura en años venideros pues con el golpe de estado el reloj, más que pararse, retrocedió por lo menos un siglo.
A partir del 18 de julio El Pensamiento Astorgano cambia su lenguaje convirtiéndolo en un instrumento esencial en la manipulación de la Historia que ha llegado a nuestros días. Se ve claramente cómo el triunfo progresivo de Franco se apoya más y más en la Iglesia Católica, que va tomando un espacio cada vez mayor en el papel escrito hasta convertir el periódico poco menos que una hojita parroquial.
En El Pensamiento Astorgano no se habla, por supuesto, de golpe de estado sino de Alzamiento o Movimiento y el uso de terminología religiosa domina por completo. Para las muertes de adeptos y adeptas al golpe se usan metáforas que tienen de fondo el calvario de Jesucristo.
El Pensamiento Astorgano describe así la toma de la ciudad por las tropas franquistas el 21 de julio de 1936:
“ASTORGA, OCUPADA MILITARMENTE. Obedeciendo órdenes de la Superioridad, ayer, a las cuatro de la tarde, fue ocupada militarmente la población. Todas las fuerzas de la guarnición de la benemérita (sic) y Seguridad tomaron parte en el Movimiento, incautándose simultáneamente de las oficinas públicas y libertando a los elementos derechistas, detenidos en la cárcel del partido (sic) por orden de la Alcaldía. Las tropas se dirigieron al Ayuntamiento donde se encontraban concentradas las milicias socialistas, armadas, que ofrecieron en los primeros momentos alguna resistencia a la fuerza respondiendo con nutrido tiroteo a sus reiteradas intimaciones de rendición.”
Sigue el bando de Astorga:
“SE RINDEN LOS SOCIALISTAS. El ejército repelió la agresión tiroteando la fachada de la Casa Consistorial pero, por fortuna, los sitiados se rindieron prontamente, apareciendo en la puerta principal el alcalde señor Carro y el director del Centro de Higiene señor Cortés, que en unión de todos los individuos que les acompañaban, en número de treinta, se entregaron a la fuerza asaltante que procedió a la detención y traslado al fuerte de Santocildes. (El cuartel militar).”
“ARMAS Y MUNICIONES. Las tropas ocuparon en el Ayuntamiento gran cantidad de armas, municiones, bombas y botellas de líquido inflamable, que poseían los socialistas.
Sensibles víctimas
La lamentable resistencia de dichas milicias produjo una sensible desgracia: uno de los disparos hechos desde el Ayuntamiento atravesó un balcón de la casa del ex acalde don Joaquín Gavela, situada frente a la Casa Consistorial, matando al niño Gerardito Gavela García, nieto de dicho señor e hijo del comerciante don Gerardo Gavela, que se encontraba detrás de las vidrieras. Otras dos desgracias hubo que lamentar cuando las fuerzas se dirigían al Ayuntamiento, les hicieron frente con armas en una bocacalle los obreros Ricardo Vázquez Pérez, casado, panadero de 46 años de edad, y Modesto Pan Garrido, al parecer segador, de Orense, repeliendo las tropas el atentado y resultando muerto el primero de los mismos y gravemente herido el segundo, que fue trasladado al Hospital de San Juan, donde dejó de existir.”
Transcribo aquí lo que dice el periódico sobre la trágica muerte de Gerardo Gavela García, a quien le alcanza una bala perdida. Yo no supe de su existencia hasta que leí la necrológica y eso que cuando íbamos los veranos a Astorga -fuimos cada año hasta más o menos el final de los años sesenta- siempre subíamos a casa de Pepita Gavela cuyos balcones daban a la fachada del Ayuntamiento, a ver la salida de los gigantes y cabezudos.
Al tener nueve años cuando fallece Gerardo me lo imagino curioso y excitado por lo que pasaba justo enfrente de su casa, una lucha de verdad con tiros de verdad y no de indios y vaqueros en el cine. Más excitado incluso si pensamos que los niños de los años treinta no estaban acostumbrados, como los de hoy, a ver todo tipo de guerras en los medios de comunicación. Él se entretendría con los juegos que en aquella época y en un lugar como Astorga les ocupaban las horas de asueto: tirar la peonza, jugar a las chapas, con las canicas de barro, poner pegas a los pájaros, coger ranas... y ayudar a misa los domingos si la familia era de derechas, como la suya. Pero la descripción de Gerardo en El Pensamiento Astorgano es del mismo calibre que luego se usará al hablar de las enfermeras asesinadas, impregnada por completo del tipo de religiosidad tridentina que domina la facción golpista y con las claves usuales del martirologio pues al pobre niño lo convierten en mártir y mencionan su dichosa virginidad. En lugar de poner lo que realmente sucedió, tener la mala suerte de haber sido alcanzado por una bala perdida, ésta se convierte en un disparo con intención criminal y todo ello va descrito con un lenguaje insufriblemente cursi, remilgado, y visto desde la perspectiva actual ridículo. Dice 'El Pensamiento':
“A las plantas de una imagen del Sagrado Corazón de Jesús cayó la víctima que él se había escogido. Y con generosidad de corazón ofrendó al Señor a quien tanto amaba, las rosas blancas de su inocencia y las rosas rojas de su sangre, de su martirio, colores de la bandera del Sagrado Corazón. ¡Ángel Y Mártir! No es más blanca la azucena ni el jazmín ni la incontamida (sic) nieve que fue su alma virginal. La oración de su madre ante Dios para que conservara pura su inocencia fue escuchada ¡Gerardito Ángel! No es más roja la encendida rosa, ni la púrpura, no el metal traspasado por las lenguas de fuego que el hilillo de sangre que una bala dirigida por una mano criminal hizo correr de su rubia cabecita. La oración de Gerardo que el día de su primera Comunión pidió a Jesús ser mártir ha sido escuchada. ¡Gerardito Mártir! El deseo de la madre y el deseo del hijo se han cumplido en ese holocausto de suave olor, como dos granos de incienso que se han disuelto junto a la misma brasa embalsamándolo todo. Nunca como hoy resuenan con tanta propiedad las palabras litúrgicas: Que los ángeles te lleven en sus alas y los mártires salgan al encuentro. Entre ángeles mártires hizo Gerardito su entrada en el cielo; y si el poeta Prudencio vio a los santos inocentes jugar a los pies del cordero con las palmas de martirio, así me figuro yo a la nueva víctima”.
Los documentos de la Causa General en Astorga mencionan su nombre así como los de las enfermeras asesinadas. La Causa General, creada por Decreto el 26 de abril de 1940 y ratificada el 19 de junio de 1943. Fue una investigación oficial por todo el país para detectar a todo aquel que “hubiera atentado abiertamente contra los valores esenciales de la Patria.” Una fórmula institucional para represaliar a republicanos leales: “En el cumplimiento de su misión, la Causa General que reviste carácter exclusivamente informativo ejerce sus funciones investigadoras en aquella parte del territorio español que estuvo sometido a la dominación roja”. Pero La Bañeza y Astorga no lo estuvieron y constan en la Causa General que fue una invitación a las denuncias y delaciones en todo el territorio nacional.
El asunto de la muerte de Gerardo Gavela tuvo cola porque según José Cabañas (citando en parte al investigador astorgano Miguel García Bañales) en el apartado dedicado al transcurso del golpe militar de Julio de 1936 en Astorga en el libro 'Cuando se rompió el mundo... El asalto a la República en León y sus tierras' (aún en preparación, y cuya publicación pronto tendrá lugar) "por la hora del fallecimiento del infortunado infante y por el arma que en el sumario se define, ya que no disponían de munición para ella en el Ayuntamiento, y ni por las armas probablemente manejadas por los sitiados ni por sus efectos y potencia podría causarse desde el Consistorio, sino por armamento de guerra (como el utilizado por los sitiadores) o por un disparo mucho más cercano. Al alcalde le llegarían a colocar en su despacho unos cartuchos para adjudicarle aquella muerte, que después, igual de injuriosamente, le atribuirán al médico Ildefonso Cortés, aunque lo cierto es que la misma no se investigó, y cuando el comandante Baltasar Chinchilla se refiera a ella lo hará afirmando que “se produjo como consecuencia del tiroteo”, sin referencia alguna al Ayuntamiento."
"En informe de mayo de 1941 para la Causa General de Oviedo y León se presenta como participantes en el crimen a los elementos marxistas (en Astorga los comunistas existentes, confluyentes con los jóvenes socialistas en la JSU, debían de ser escasos, como poco numerosa era la militancia comunista todavía en todo el país) parapetados en la Casa Consistorial, autores materiales del asesinato de un tiro de pistola, y declara en abril de 1943 el padre del niño creer que fue el citado médico Ildefonso Cortés Rivas el autor de aquella muerte (unas horas después de la detención del galeno habrían puesto una bomba en el jardín de su casa, cuando se encontraban solas su esposa –que más bien era de derechas- y sus dos hijas de dos y cuatro año). La muerte accidental de aquel niño se aprovechó por los alzados triunfantes para denigrar a los republicanos leales derrotados, y se hizo de él, y así se mostró en las publicaciones afines, un ángel asesinado por los rojos y “un mártir de la Iglesia y de la Patria”.