Martes, 28 de Mayo de 2013

No quiero llevarte flores a tu tumba

BELÉN ÁLVAREZ MORATINOS / 

Yo no soy muy de celebrar días de... pero hoy, estoy, estamos y apoyamos a todas las mujeres que sufren o han sufrido la violencia en sus carnes, porque tenemos que terminar con ella, terminar con el maltrato. Terrible es descubrir que la compañera con la que tomas café y trabajas  diariamente, es victima de los malos tratos.

La impotencia que sentí cuando lo supe fue tal que no tenia palabras...solo le desee lo mejor, que tuviera suerte que se lo merecía...y la abracé y mis ojos se llenaron de lágrimas, no podía hacer más..., me pidió perdón por si alguna vez me había dado alguna mala contestación, ¡madre mía! me pedía disculpas cuando era yo la que le tenia que pedir perdón por no saber ver en sus miradas o en sus gestos el sufrimiento que estaba pasando...

Sé que le va bien, no se dónde está, me dijo que no podía decirme donde iba, ni darme el teléfono, me daba igual porque sabía que estaría en un lugar mejor.

La felicito donde esté porque sé que fue difícil hacer lo que hizo

Gracias a todas las personas que le facilitaron el paso y se lo hicieron más sencillo, más fácil, es posible, tenemos que colaborar tod@s.

No quiero escuchar las voces de esas gentes que le criticaron lo que hizo, que sabiendo por todo lo que pasó no lo entienden y ponen de escudo a los niños, sus hijos, niños que conocí y que después también comprendí su comportamiento, en casa uno lo expresaba de manera distinta, ellos entenderán la decisión que tomó su madre, lo hizo por ella y también por ellos.

Suerte amiga, mucha suerte.

Y aquí os dejo la carta que Lucía, mi hija de 15 años, escribió en clase, sobrecogedora pero muy real por desgracia:    



                             TOD@S JUNT@A PODEMOS TERMINAR CON ELLO

En muchas ocasiones había pensado que en el futuro tendría mi hijo, siempre supe que le costaría evolucionar como persona, ya que el ejemplo de su padre nunca le fue de ayuda.

No justifico los actos de mi hijo, ni mucho menos, pero me siento culpable en parte porque de haber denunciado a su padre, quizá nada de esto habría pasado.

Me pregunto cómo será su hijo, siento que esto pasará de generación en generación, ver como los hijos de los hijos de mi familia reciben esta educación por culpa del miedo al castigo que recibiría por hablar de mis problemas, es una carga que nunca conseguiré quitarme de encima.

Créeme, verte cada vez con más moratones era como mirarme en un espejo, un espejo del alma, que mostraba como fui yo en un día y continué siendo hasta que me separaron de él por las quejas de un vecino.
Así que yo, como madre maltratada con un hijo maltratador, te pido que no te preocupes por lo que mi hijo piense, preocúpate de ti misma y de tu hijo, que sin que te des cuenta, le estás educando a una forma de vida que no es la correcta, y la culpa te matará por dentro, por ese hijo que sigue los pasos de su padre.

Pide ayuda, huye con tu hijo de ese ambiente, corta para siempre esa cadena que cuando te des cuenta, será imparable.

No me veas como una mujer valiente, mírame como la mujer que por miedo, destrozó su vida y la de su hijo, espero que te sirva de ejemplo y que te ayude a actuar, para que no acabes como yo, ni como mi hijo que también es tu marido.

Para un futuro mejor, atentamente, tu suegra.
                                                                                                                     Lucía González Álvarez                       
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