Isabel Llanos
Viernes, 21 de Julio de 2017

Desaparecer

 

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A veces tengo la necesidad perentoria de salirme del mundo. De aislarme y hacer como que no existo. No me apetece contestar llamadas, ni mensajes, ni relacionarme. Me vuelvo pelín asocial. Necesito mi soledad, mi tiempo, mi espacio y mi  silencio. No es porque esté de bajón ni porque tenga que “cargar pilas”, es solo que es lo que deseo.

 

Como trabajo por mi cuenta, a nivel laboral me lo puedo organizar. Pero a nivel personal, eso ya es más difícil, y costoso, porque aunque a mis familiares directos les aviso para que no padezcan, lo frecuente es que el contexto se empeñe en pensar que estás “depre”, que necesitas ayuda, que yo qué sé, mil posibilidades, y se empeñan en acosar. Lo siento, pero es así como lo vivo. Es como todas esas cosas que se hacen por presión social: ir a bodas, bautizos y comuniones (por aquello de la BBC), comidas de despedida de un compañero al que no soportas (quizás lo que realmente haces es una comida de celebración por no volver a verlo más), cenas de empresa para celebrar la Navidad ¡Jajaja! ¡¡¡Celebrar!!! Una cena a la que tienes que ir porque más vale no tener problemas con el jefe o los compañeros en un mercado laboral complicadete, gastándote un dinero que probablemente no te sobra o que, cuanto menos, fue fruto del pago por tu tiempo vital, que es nuestra única riqueza en realidad.

 

A ver… ¿qué otras cosas más se hacen por compromiso?... ¿Compromiso? El único compromiso que deberíamos tener es con nosotros mismos y con nuestra honestidad. Por favor, no me hagáis  nunca cosas por compromiso. Suena tristísimo. Algo así como esclavizar a otro ser humano y robarle su tiempo, restándole su libertad. Y os respeto demasiado a todos para haceros ese mal. A cambio, prometo entregaros mi misma honestidad.

 

¿Os parece si el pacto lo sellamos con un “no echar en cara”? Porque luego viene la segunda parte, cuando hay quien dice que no quiere que hagas algo por compromiso, pero le sienta fatal cuando luego no lo haces. Si quieres que sea así me lo dices y entre ambos encontramos el consenso, porque sí, quiero a mi tiempo, pero quizás te quiero a ti más que a él. 

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