Jueves, 13 de Junio de 2013

Nada raro

Artículo de opinión de José Manuel López en su blog de ileón.comla presidenta de la Diputación, Isabel Carrasco, prescinde de los periodistas en los plenos /



La Diputación Provincial o acaso para precisar, como remedio para no echar a todos en el mismo caldero, la actual Corporación Provincial o, cabe un un apretón o dos más, el actual Equipo de Gobierno o la jefa de todos ellos, ha decidido acometer los plenarios sin la presencia de esos indigentes con cámaras, papeles y a veces hasta pequeños PCs que inundan parte del salón de regias estampas. No sabemos si la norma aplicada este pasado martes es vinculante, transitoria o es un pequeño ensayo para acometidas de mayor rango. En su fuero interno la presidenta Isabel Carrasco, no se nos ocurre el nombre de nadie capaz de tomar una decisión de este tipo sin el consentimiento de la dueña del palacio, tiene claro que ya no es necesaria la pantomima.

A la oposición, la inasistencia de la troupe periodista no le produjo ninguna sensación extraña y hasta el propio gabinete de comunicación desconocía qué se estaba celebrando en el salón de plenos, si una comisión, acaso un pleno, o tal vez una reunión con las oeneges de la ciudad, qué más da.

No está en el debate si la cita sin curiosos sirvió o no para dividirse entre todos las tierras y los pendones de la provincia, y los euros precisos para mantenerlos, a razón de votos por metro cuadrado. En juego está un capítulo anterior que la Carta Magna recoge como derecho fundamental, aunque a estas alturas de la era de la gran red y de la instantaneidad clamar a la libertad de comunicación choca frontalmente con el gigantesco desarrollo de la industria del ocio y el chascarrillo, que gradualmente relega a la información a una mera labor descriptiva de los sucesos de marca blanca que ocurren a diario. El resto del pescado no se vende o se guarda en las cámaras frigoríficas.

Para anunciar el parte del día basta con un simple chasquido de dedos. El tránsito del papel al digital ha generado una proliferación de clones que poco ayudan a cambiar este signo. La respuesta es sencilla; ante la próxima convocatoria cabría convocar en un plante total, en silencio pero sin fisuras. Imagino que harto difícil en un tesitura tan endeble como la que sostiene esta tarima de paja sobre la que se balancea peligrosamente la profesión. No es necesario balearla.

Los gestos de esta factura, por muy inocentes que se decoren, siempre aventuran la intención que se esconde en la mano que mece el guiñol.
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