De lo de jactarse del estado de derecho y otros tópicos paralingüísticos
![[Img #33227]](upload/img/periodico/img_33227.jpg)
Una moneda tiene tres lados, si somos honestos. Para los que tenemos tiempo libre y hemos tenido una buena formación (lo cual no tiene que ver necesariamente con poder desempeñar un oficio) el pensamiento crítico no es solo un hábito bien incrustado desde bastante pequeño/a si somos afortunados/as y biencriados/as, sino un placer.
Mucha gente piensa que indagar, examinar y explicar un fenómeno social es justificarlo o condonarlo. Craso error.
Incluso soy capaz de comprender el éxito de la comida rápida en un país tan extraordinario en cuanto a temas culinarios, y muy a mi pesar. Pero ése es otro tema. Hablar de un tema sin prejuicios, a pesar (y a veces, a causa del chute de superioridad moral que conlleva el progreso que respeta la diversidad y los derechos humanos) de unas convicciones consolidadas a través de el estudio, la experiencia y el empleo de la razón, siempre nos costará, porque molesta volver a sacar la lupa y, sobre todo, cuando estamos en un ambiente crispado, urgente, inquietante y visceralmente determinado.
Mi amiga alemana, cuya madre buscaba comida bajo los escombros escupidos totalitariamente en el Berlín del año cero (1945), me recuerda que el ciudadano medio que pasa 40 horas a la semana en el tajo tiene poca energía y menos ganas de emplear su ocio en ponerse al día con el mundo de las ideas y los polémicos políticos. Y cada vez menos, ya que estamos todos minados y atacados por una sociedad dominada por mordiscos poco masticados (tuits) y la propensión a buscar la gratificación instantánea. Casar el ocio con el placer liberador de pensar es un lujo y normalmente sólo al alcance de las clases menos oprimidas.
Así que lo digo sin sermones ni pedantería: La democracia es un proceso continuo y no una caja cerrada ni un regalo teleológico. Y no coincide con exactitud con un estado de derecho.
Les conviene saber a los del PP (que me animan a reciclar mi basura, pero que me habrían acusado años atrás de ser anti-sistema si les hubiera recordado que lo verde fue un invento de Petra Kelly y otros flauteros alemanes allá en los años setenta) que bajo Franco también había un estado de derecho. No confundamos las democracias con las constituciones. Ni con sus interpretaciones. MaMazas, no.
Eso sí. Me mojo: Viva España... como el pan integral. https://es.wikipedia.org/wiki/Estado_de_derecho
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Una moneda tiene tres lados, si somos honestos. Para los que tenemos tiempo libre y hemos tenido una buena formación (lo cual no tiene que ver necesariamente con poder desempeñar un oficio) el pensamiento crítico no es solo un hábito bien incrustado desde bastante pequeño/a si somos afortunados/as y biencriados/as, sino un placer.
Mucha gente piensa que indagar, examinar y explicar un fenómeno social es justificarlo o condonarlo. Craso error.
Incluso soy capaz de comprender el éxito de la comida rápida en un país tan extraordinario en cuanto a temas culinarios, y muy a mi pesar. Pero ése es otro tema. Hablar de un tema sin prejuicios, a pesar (y a veces, a causa del chute de superioridad moral que conlleva el progreso que respeta la diversidad y los derechos humanos) de unas convicciones consolidadas a través de el estudio, la experiencia y el empleo de la razón, siempre nos costará, porque molesta volver a sacar la lupa y, sobre todo, cuando estamos en un ambiente crispado, urgente, inquietante y visceralmente determinado.
Mi amiga alemana, cuya madre buscaba comida bajo los escombros escupidos totalitariamente en el Berlín del año cero (1945), me recuerda que el ciudadano medio que pasa 40 horas a la semana en el tajo tiene poca energía y menos ganas de emplear su ocio en ponerse al día con el mundo de las ideas y los polémicos políticos. Y cada vez menos, ya que estamos todos minados y atacados por una sociedad dominada por mordiscos poco masticados (tuits) y la propensión a buscar la gratificación instantánea. Casar el ocio con el placer liberador de pensar es un lujo y normalmente sólo al alcance de las clases menos oprimidas.
Así que lo digo sin sermones ni pedantería: La democracia es un proceso continuo y no una caja cerrada ni un regalo teleológico. Y no coincide con exactitud con un estado de derecho.
Les conviene saber a los del PP (que me animan a reciclar mi basura, pero que me habrían acusado años atrás de ser anti-sistema si les hubiera recordado que lo verde fue un invento de Petra Kelly y otros flauteros alemanes allá en los años setenta) que bajo Franco también había un estado de derecho. No confundamos las democracias con las constituciones. Ni con sus interpretaciones. MaMazas, no.
Eso sí. Me mojo: Viva España... como el pan integral. https://es.wikipedia.org/wiki/Estado_de_derecho






