Nicolás Pérez Hidalgo
Martes, 18 de Junio de 2013

Con cautela a la hora de anidar

El Grupo Ibérico de Anillamiento (GIA-León) ha detectado este año un importante aumento de parejas de cigüeñas que no han conseguido sacar adelante a sus polluelos, entre otras razones, por las condiciones climáticas adversas. La zona del río Turienzo entre Piedralba y Val de San Román, es uno de los 21 sectores de toda la provincia establecidos por el GIA para comprobar la evolución de estas aves.

En Maragatería esta primavera la mayoría de las parejas de cigüeñas (25 parejas, un 40,32%) no han conseguido criar o los pollos han muerto. Estas aves que vemos en los campanarios de nuestros pueblos no han visto nada claro el panorama y se han negado a traer descendientes a este mundo. Una de las razones es la inestabilidad climática, por eso la actividad en los nidos es escasa, hasta el punto de que el Grupo Ibérico de Anillamiento (GIA-León) ha observado que 13 parejas tienen una sola cría, 14 dos, siete tres y sólo dos nidos tienen cuatro pollos.


En 2013 el GIA ha visitado todos los nidos de cigüeñas en dos fases: a finales del mes de marzo (censo de primavera) para comprobar cuantas parejas han vuelto a ocupar los nidos, y a mediados de junio (censo de verano) para comprobar cuántos pollos ha criado cada pareja, y para comprobar si han construido nidos nuevos. Se constata el soporte sobre el que está levantado el nido y la distancia que hay entre ellos para saber si son nidos coloniales (si la distancia entre ellos es menor de 100 metros) o solitarios. Para separar adultos de crías se observa el color del pico: anaranjado en los adultos y negro en las crías.


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Las iglesias habían sido tradicionalmente los lugares en los que se construían los nidos, pero en los últimos años los árboles son el sustrato más utilizado. De una parte porque hay muchos y de buen porte en la zona y de otra, por la campaña de 'erradicación' de nidos que se ha llevado en la mayoría de las iglesias del obispado (Val de San Román y Piedralba son dos claros ejemplos). El 70 por ciento de los nidos se localizan sobre árboles: robles (21), chopos del país (16), pino negro (3), alisos (2) y sauces (1); el 17,7% se construyen en plataformas artificiales y torres eléctricas y el 12,9 por ciento restante en edificaciones (espadañas, transformador, tejados y chimeneas).


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La tendencia de la población en este tramo del Turienzo parece haberse estabilizado en los últimos años, tras un descenso acusado por el cierre del vertedero de Astorga. La presencia de masas de aguas ligadas al río Turienzo, así como la actividad agro-ganadera que todavía se desarrolla en algunos pueblos, principalmente en Val de San Román, hace presumir que la población de cigüeña blanca nidificante permanezca estable en los próximos años.


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NABU (Birdlife Alemania) y GIA-León

En 2004 se realizó el VI Censo Internacional de Cigüeña Blanca coordinado por el Grupo Ornitológico NABU (Birdlife Alemania) y en León la coordinación y realización del censo corrió a cargo del Grupo Ibérico de Anillamiento (GIA-León). Desde entonces y con el objetivo de comprobar cómo evolucionaba la población el GIA estableció 21 sectores en toda la provincia, que se han venido censando ininterrumpidamente desde ese año de 2004. El sector elegido en la Maragatería se circunscribe a la zona del río Turienzo, concretamente entre las localidades de Piedralba y Val de San Román, por ser en esa zona dónde se concentraba la mayor parte de la población de cigüeñas de la comarca y porque en su proximidad se encontraba el vertedero municipal de Astorga, el cual suponía una buena fuente de alimentación en las épocas desfavorables. 


A pesar de que la cigüeña ha tenido siempre una estrecha relación con el hombre, no fue hasta finales de los años 40 del siglo pasado, cuando el ornitólogo Francisco Bernis, ayudado por su mujer, la maragata de Santa Colomba de Somoza Cristina Carro y su suegro, hizo el primer intento de cuantificar la población de cigüeñas nidificantes en España. El método consistía en enviar a cada municipio una encuesta postal preguntando por el número de parejas y nidos que había en cada uno. En León además se repartieron encuestas a través del Obispado y de los carteros rurales. El propio Bernis, ya en 1958, a través del Centro de Anillamiento (que el mismo promovió y gestionó) se encargó de coordinar un nuevo estudio, que por primera vez coincidía con el censo internacional de cigüeña que se realizaba en Europa ya desde 1934. En 1974 se vuelve a realizar una nueva encuesta y desde 1979 comienzan a realizarse los verdaderos censos con un ingente trabajo de campo (1979, 1981, 1984, 1990, 1995, 1999).

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