Lorenzo López Trigal
Sábado, 05 de Mayo de 2018

Historia o historias

 

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En idioma portugués hay dos términos que se pronuncian igual y se escriben de modo diferente (história, estória), formando una de las dudas idiomáticas en esta lengua, admitiéndose su uso diferenciado en el vocabulario ortográfico de la Academia Brasileira de Letras y no en la correspondiente portuguesa, donde no es recogido el término estória. Sin embargo, el hablante portugués, de cualquier nacionalidad, sabe distinguir bien su significado: Mientras que história (historia, en español o history, en inglés) hace referencia a hechos que recuerdan acontecimientos ‘verdaderos’ del pasado y que adopta la disciplina científica de este mismo nombre, que tiene por objeto la narración crítica y pormenorizada de hechos sociales, políticos, económicos, culturales, militares, religiosos, entre otros; la estória (historieta, en español o story, en inglés) es utilizada para la narración de hechos imaginarios o de ficción, a modo de cuento, fábula o narración inventada, cuando no mentira o anécdota.

 

Curiosamente, en nuestra sociedad, caracterizada por la movilidad y por tomar como referencia la ciencia y la verdad de los hechos, los destinos turísticos tienen, a veces, mucho de engañifa y de inventiva fabulada para atraer al turista. ¡Y vaya bien que se explotan! Caso de muchos destinos turístico-religiosos, alimentados a partir de reliquias venerables o apariciones, que se suceden de forma repetida en lugares distantes, bien bajo una distinta denominación y patronímico (Santos y Vírgenes, venerados en santuarios) o bien bajo una misma denominación (Santos griales,  Cruces…). Si bien el engaño alcanza también a destinos turísticos ‘ideados’, no necesariamente de origen religioso, a la hora de aportar datos y documentación.

 

Sin ir más lejos, en lo que atañe al territorio de la provincia de León, campean en convivencia destinos turísticos (reales) como Las Médulas, explicado por la explotación romana aurífera donde se aplicó el sistema de ruina montium y destinos turísticos (fabulados) como el Camino de Santiago, que si en un principio era esencialmente un deambular de creyentes hasta donde reposan los restos del santo apóstol y ayuda a ganarse el cielo, se ha convertido en la actualidad en un destino turístico sobresaliente, atendiendo a caminantes que disfrutan de un patrimonio natural y cultural excelente.

 

Sin embargo, afecta al intelecto humano la inventiva que desarrolla actualmente el Ayuntamiento de León y otras instituciones locales por promocionar la leyenda del ‘Santo Grial’ con el cáliz de Doña Urraca, pieza del Museo de San Isidoro, e incluso la marca ‘León, Cuna del parlamentarismo’ en relación a las Cortes leonesas medievales. En un caso, con la vista puesta en el negocio turístico, sin más, saltándose mil años de ausencia de documentación y anticipándose a la certificación eclesiástica, y en el otro, desenfocando lo que fue, en realidad, un precedente singular de asamblea parlamentaria, como nos demuestran el común de colegas medievalistas.

 

Por ello, parece que tiene sentido echar mano de ambos términos del portugués y del inglés para distinguir la ‘historia’ de hechos reales de las ‘historias’ noveladas, al referirnos a los nuevos destinos turísticos de un León imaginado, con miras a reforzar la explotación turística y comercial y, de paso, retroalimentar el sentimiento identitario de corte leonesista. De ahí la cautela necesaria en el momento de elegir cada cual un determinado destino turístico, no nos den historia por historias.

 

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