Los años sesenta en la memoria
    
   
	    
	
    
        
    
    
        
          
		
    
        			        			        			        			        			        			        			        			        			        
    
    
    
	
	
        
        
        			        			        			        			        			        			        			        	
                                
                    			        			        
        
                
        
        
![[Img #37018]](upload/img/periodico/img_37018.jpg)
 
 
Los años sesenta estuvieron marcados, entre otros acontecimientos, por los movimientos universitarios de mayo del 68, centrados en las universidades de París, si bien en años anteriores se habían producido movimientos generacionales en universidades norteamericanas, surgidos en la oposición a la guerra de Vietnam y en cambiar las formas de vida. En las universidades españolas, esencialmente en la de Madrid, era una explosión de protestas anti Régimen que culminan al final de la década, en las que tuve oportunidad de participar como estudiante de Políticas y de Filosofía y residente en el Colegio Mayor San Juan Evangelista.
 
En el caso español, definido por la falta de libertades, el Estado totalitario había venido reduciendo, hasta entonces, los movimientos de crítica y protesta estudiantil al interior de los centros universitarios, hasta que el enfrentamiento al sistema sindicalista universitario (SEU) se exterioriza en la Ciudad Universitaria de Madrid a partir del 24 de febrero de 1965, cuando tras una Asamblea Libre, que reivindica la libertad sindical, amnistía a presos políticos y libertad de expresión, unos miles de estudiantes salimos desde Filosofía hasta el Rectorado en marcha silenciosa, interrumpida por la Policía con la carga de ‘botijos’ y caballería, produciendo la resistencia en los comedores universitarios y una brutal refriega, que se convirtió en bautismo de militancia antifranquista. A continuación, en marzo, se sucede la manifestación en grupos por el centro urbano, lo que inquieta al Gobierno, que se abre a conversaciones con la delegación estudiantil y que resultarán una farsa. La respuesta, más huelgas estudiantiles y cierre de Centros. Al inicio del curso siguiente, el ‘inconformismo universitario’ fructificaba y se difundía, animado por los catedráticos que lideraban la Universidad de entonces, con su secuencia al resto de campus españoles, que expande la protesta hasta fines de la década.
 
El fruto de este movimiento llega a tener consecuencias en la caída del sindicato vertical, la creación del Sindicato Democrático de Estudiantes (en paralelo al resurgimiento de los sindicatos obreros) y la generalización del conflicto frente al Régimen, pero con repercusión en expedientes, detenciones y enjuiciamientos, culminando en la muerte del estudiante Enrique Ruano el 19 de enero de 1969 y el Estado de excepción posterior. Al mismo tiempo, se impulsó en estos años un animado movimiento cultural, que se centra en los Colegios mayores, Facultades y Escuelas Universitarias (es memorable el concierto-manifestación de Raimon en Políticas y Económicas, el 18 de mayo del 68) o los centros culturales (cines de arte y ensayo, teatros denuncia, Club de Amigos de la UNESCO…). La indignación y repulsa al Régimen que finiquitaba se extendía a todos los ámbitos universitarios y culturales.
 
En la actualidad, retoma impulso la literatura en torno al cincuenta aniversario de Mayo del 68 con títulos sugerentes de libros como ‘La revolución divertida’, ‘La sublime locura de la revolución’, ‘El nacimiento de un nuevo mundo’, ‘Lo queremos todo’, ‘París rebelde’…, que revisan lo que fue una revolución atípica de estudiantes por cambiar el mundo y el modelo social, protagonizada por una generación nacida tras la Guerra, que en España se centró en la lucha por la libertad y anticipó en una década lo que vino en llamarse la Transición democrática y los Años del Cambio, periodo puesto de nuevo en revisión por la última promoción estudiantil, heredera a su pesar de los valores e ideario de Mayo del 68.
        
        
    
       
            
    
        
        
	
    
                                                                                            	
                                        
                                                                                                                                                                                                    
    
    
	
    
![[Img #37018]](upload/img/periodico/img_37018.jpg)
Los años sesenta estuvieron marcados, entre otros acontecimientos, por los movimientos universitarios de mayo del 68, centrados en las universidades de París, si bien en años anteriores se habían producido movimientos generacionales en universidades norteamericanas, surgidos en la oposición a la guerra de Vietnam y en cambiar las formas de vida. En las universidades españolas, esencialmente en la de Madrid, era una explosión de protestas anti Régimen que culminan al final de la década, en las que tuve oportunidad de participar como estudiante de Políticas y de Filosofía y residente en el Colegio Mayor San Juan Evangelista.
En el caso español, definido por la falta de libertades, el Estado totalitario había venido reduciendo, hasta entonces, los movimientos de crítica y protesta estudiantil al interior de los centros universitarios, hasta que el enfrentamiento al sistema sindicalista universitario (SEU) se exterioriza en la Ciudad Universitaria de Madrid a partir del 24 de febrero de 1965, cuando tras una Asamblea Libre, que reivindica la libertad sindical, amnistía a presos políticos y libertad de expresión, unos miles de estudiantes salimos desde Filosofía hasta el Rectorado en marcha silenciosa, interrumpida por la Policía con la carga de ‘botijos’ y caballería, produciendo la resistencia en los comedores universitarios y una brutal refriega, que se convirtió en bautismo de militancia antifranquista. A continuación, en marzo, se sucede la manifestación en grupos por el centro urbano, lo que inquieta al Gobierno, que se abre a conversaciones con la delegación estudiantil y que resultarán una farsa. La respuesta, más huelgas estudiantiles y cierre de Centros. Al inicio del curso siguiente, el ‘inconformismo universitario’ fructificaba y se difundía, animado por los catedráticos que lideraban la Universidad de entonces, con su secuencia al resto de campus españoles, que expande la protesta hasta fines de la década.
El fruto de este movimiento llega a tener consecuencias en la caída del sindicato vertical, la creación del Sindicato Democrático de Estudiantes (en paralelo al resurgimiento de los sindicatos obreros) y la generalización del conflicto frente al Régimen, pero con repercusión en expedientes, detenciones y enjuiciamientos, culminando en la muerte del estudiante Enrique Ruano el 19 de enero de 1969 y el Estado de excepción posterior. Al mismo tiempo, se impulsó en estos años un animado movimiento cultural, que se centra en los Colegios mayores, Facultades y Escuelas Universitarias (es memorable el concierto-manifestación de Raimon en Políticas y Económicas, el 18 de mayo del 68) o los centros culturales (cines de arte y ensayo, teatros denuncia, Club de Amigos de la UNESCO…). La indignación y repulsa al Régimen que finiquitaba se extendía a todos los ámbitos universitarios y culturales.
En la actualidad, retoma impulso la literatura en torno al cincuenta aniversario de Mayo del 68 con títulos sugerentes de libros como ‘La revolución divertida’, ‘La sublime locura de la revolución’, ‘El nacimiento de un nuevo mundo’, ‘Lo queremos todo’, ‘París rebelde’…, que revisan lo que fue una revolución atípica de estudiantes por cambiar el mundo y el modelo social, protagonizada por una generación nacida tras la Guerra, que en España se centró en la lucha por la libertad y anticipó en una década lo que vino en llamarse la Transición democrática y los Años del Cambio, periodo puesto de nuevo en revisión por la última promoción estudiantil, heredera a su pesar de los valores e ideario de Mayo del 68.






