Aidan Mcnamara
Sábado, 21 de Julio de 2018

La frustración revulsiva o  la divulgación huraña

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Llevo unas semanas sin opinar. Iba a escribir una columna sobre las oposiciones- un rebaño juzgado por otro- para la enseñanza secundaria hasta que me di cuenta de que A) iba a ofender a mucha gente, (ya la acabo de armar), B) no me gusta escribir obviedades (la maquinaría estatal (viciada por 17 interpretaciones) respecto al tema es neandertal) y C) conozco a muchos interinos muy queridos por sus alumnos que llevan décadas dando clases y, a la vez, suspendiendo la prueba delante de unos tribunales uniformes en sus criterios, compuestos de catedráticos de psicología infantil, doctores en pedagogía, docentes peritos en sus temas (nadie domina 75, más la legislación vigente desde hace ocho minutos), autores de libros de textos escolares, inspectores de la consej..


-¿Qué?


-Si. Es verdad. Estoy soñando. Mi ambición es acostarme con todos implicados en la elaboración del BOE para ver si están de acuerdo con el desarrollo de los temas por parte del sector privado en esas academias especializadas, llenas de preparadores incansables, expertos en la distribución de fotocopias…


-¿Cómo?


No hay país como…así que he decidido escribir una columna sobre la afirmación de Pablo Casado en la cual dice que no pretende gastar ni un duro en el desenterramiento del cuerpo de Franco. Estoy de acuerdo. Tiene razón. Que lo pague la Fundación.


-Se acaba la columna, pues…


-Sí  y No.


 Ya sé que es verano y que todo el mundo tendrá dificultades, sobre todo los de destino a Ibiza, a la hora de facturar maletas por el sobrepeso a causa de todos los libros que va a llevar a la playa. Así que me gustaría aportar mi grano de arena mediante una recomendación de lecturas. 


Pero primero dos anécdotas ya que estamos de fiesta (quitando los que todavía no saben si van a ir a Soria o a Ponferrada en otoño o si es factible formar una familia porque igual sólo les toca un vacante de media jornada, a pesar de haber sacado un ocho pero ya sabes, han cambiado el baremo y no saqué la plaza. Total…, diseñan submarinos que no flotan… https://elpais.com/politica/2013/05/08/actualidad/1368033966_797022.html ).
España es uno de los países más cultos del mundo. Es un país tan culto que da miedo. Muchos poetas son ingenieros, abogados y médicos mientras que en Estados Unidos, para poner un ejemplo, los poetas son vendedores de seguros (Wallace Stevens) o pasotas (Allen Ginsberg). Yo he visto a la gente huir de las librerías para buscar cobijo en el sentido común (la consigna más empleada de nuestros dirigentes menos ilustres, que no se dan cuenta que el sentido común ha sido la vanguardia desde hace una generación…) de Telecinco y El Cuarto Milenio.


Hace tiempo, antes de que hubiera nacido la fibra óptica para todos los bolsillos, fui a la librería de mi barrio, que tiene tres plantas (y esto lo celebro sin ironía) para buscar un libro sobre Praga. Había unas cuantas estanterías llenas de guías de viaje. En seguida noté que casi todos los libros eran obras traducidas del inglés. Fui a hablar con la dueña. Me dijo que eran más populares, que informaban sobre las cuestiones prácticas de la ciudad, que la prosa era entretenida y que su cometido era divulgar. Claro, pensé, si no sabes nada de Praga tienes dos opciones (bueno, también puedes casarte con un praguense): consultar la enciclopedia o comprarte una guía. Miramos una guía nativa. Fue magnífica en cuanto a triforios y ojivas pero, como dijo la dueña, con una sonrisa enorme, todavía no sabrías dónde ligar, digo, cortejar a corto plazo con opción de pernoctar, a deux (mínimo), sensualmente y de manera consentida.


La segunda anécdota trata de un fenómeno actual en el discurso humano y muy anclado desde las facultades hasta la publicidad. Ha estado presente mucho antes de que la etiqueta de moda Fake News (noticias falsas) se hallara en los medios. Pero es igual de frustrante cuando no pernicioso. Me refiero al fenómeno que presenta una información que en seguida nos conduce a menos información. Lo llamo información ‘IFÍE’ (Información frustrante, información estúpida). Espero escuchar este acrónimo en conversación la próxima vez que vaya de copas con la plantilla de La Rey Juan Carlos. Como no podía ser de otra manera (por cierto, hay tópicos ‘IFÍE’: siempre hay otras maneras) os doy un ejemplo, que conlleva a la vez mi recomendación para la lectura estival. Encontré el siguiente párrafo (en varios sitios web) sobre el poeta Gabriel Celaya:


“Sus primeras tentativas como poeta no fueron aceptadas en modo alguno por su familia, razón por la cual eligió escribir con seudónimo.”


La única cosa benévola que puedo decir sobre este tipo de información ‘IFÍE’ (la negrita es mía) es que en su afán o (in)capacidad de sacar la lupa sobre lo oculto que pretende revelar, se ve aumentada la curiosidad del lector mientras que, y a la par, la fe en el autor disminuye. Nos deja oler el queso y luego nos lo retira. Las paradojas están a la vista mientras que uno va perdiendo su tiempo. Seguía leyendo el artículo sobre Celaya durante otros 27 segundos hasta que cerré el ordenador y volví a la librería de mi barrio a comprar un poemario. Porque el formato papel (también) te protege de divagaciones inútiles.     


Bon voyage.

 

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