Tomás Valle Villalibre
Sábado, 21 de Julio de 2018

Obsesión por ser Presidente

                 

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La carcoma política cada vez más hosca acaba con cualquier atisbo de ilusión que podamos tener los ciudadanos de a pie que vemos día tras día como ellos se lo guisan y ellos se lo comen, eso sí por nuestro bien.

 

El empecinamiento de Pedro Sánchez por ser presidente del Gobierno, ha tenido sus frutos a través de una moción de censura, un instrumento constitucional que permite la reprobación del presidente del  Gobierno y encaramar en su lugar a un candidato con un programa alternativo de gobernabilidad. Hasta ahora, ninguna de las mociones de censura que se habían presentado  había prosperado. La de Pedro (el guapo) sí.


De esta manera, sin ser diputado y sin haber sido elegido por los ciudadanos en las urnas, este agobiado metepatas se ha convertido en el séptimo presidente de la democracia y en el tercer socialista que ocupa la Moncloa. 

 

Ochenta y cuatro diputados son los que sustentan el sueño molón de Sánchez, situación que presagia inestabilidad desde el primer momento de su mandato aunque predique el blandir de la bandera contra la corrupción e intente meterse en la chistera a todo tipo de grupos y movimientos sociales. Los votos que le faltaban para conseguir su sueño los mendigó y negoció con la ralea más variopinta de separatistas  y rufianes que se sientan en los escaños del denostado Congreso de los Diputados. 

 

A mi memoria vienen aquellas palabras de Iglesias desde la tribuna de oradores: “Fluye el amor en la política española. Pedro, solo quedamos tú y yo”. O la otra que logró emocionarme y hacer que mis ojos se empañaran de lágrimas: “Ojala a partir de esta noche el acuerdo al que lleguemos pueda llamarse el acuerdo del beso”.

 

Esas palabras que parecían no hacerle mucha gracia al maqueado líder del PSOE en su momento, ahora meditadas, ya no le parecen tan mal y la irresponsabilidad y los ‘ojitos’ cargados de amor/odio que le ha puesto el líder de Podemos y otros partidos nacionalistas, han hecho mella en su tierno corazón, echándose apasionadamente  en sus brazos (si hubo beso ellos lo sabrán, pero de eso prefiero no hablar). 

 

Tampoco se debe olvidar, aunque Pedro Sánchez y parte de sus palmeros intenten correr un tupido velo, las palabras de Pablo Iglesias hablando de cal viva o ridiculizando el pacto que hicieron en su día  Ciudadanos y el PSOE diciendo que en vez haberlo rubricado frente al cuadro de ‘El Abrazo’ de Juan Genovés, debían haberlo hecho delante de ‘el de Las Lanzas’ de Velázquez, por según él la rendición de Pedro. Ni en eso acertó el indocumentado de la coleta, que antes de abrir la boca dándoselas de listo tendría que haberse leído cuanto menos, el significado de dicho cuadro.


Me pregunto yo: ¿qué cuadro habrán elegido ahora el podemita y el trepa para llegar a los acuerdos que le hicieran presidente? Posiblemente el que mejor hubiera representado la situación, a mi entender, hubiera sido  ‘El gran masturbador’ de Salvador Dalí. Obra compleja, expresión máxima del surrealismo.  

 

El nuevo Jefe de Gobierno pidió que confiáramos en él, en su palabra. Me pregunto: ¿en qué palabra? Porque durante los doce meses o 365 días del año puede tener doce ideas de acojone (con perdón) y 365 palabras distintas, una para cada día. “Mi gobierno cumplirá y hará cumplir la Constitución, defenderá la soberanía nacional y no se saldrá un ápice de lo que ha sido su última posición respecto a Cataluña”. Sánchez se ve solemne, pero en realidad está pillado, se cree que gobierna, incluso actúa como si gobernara, pero son otros quienes le marcan la hoja de ruta. ¿Cómo logrará defender la Constitución apoyándose únicamente en los votos de los que se la saltan a la torera, de los que la incumplen y se mofan de los que intentan hacerla cumplir, como son Podemos, los partidos secesionistas o los radicales?. Muy fácil, porque este fantasioso galán se ha hipotecado con todos ellos, los que odian España, dándole todo lo que pidan, si no vayan tomando nota: presos golpistas para Cataluña, la televisión en manos de los podemitas, la Republica Catalana en estudio, presos etarras para el País Vasco, se acepta juzgar a Puigdemont por delito menor para luego  amnistiarlo, etc, etc. 

 

Confieso no entender el discurso de Pedro Sánchez cuando dice ser ‘defensor de España y el catalanismo’ y defensor de un ‘Estado plurinacional’ que no es más que ‘una nación de naciones’. Espero que perdone mi torpeza pero ¿Cuántas naciones dice? ¿Esas naciones obedecerían y dependerían de una nación nodriza? ¿Sabe Sánchez la opinión de los militantes sobre la ‘nación de naciones’ o se pasa por el forro lo que éstos opinen y lo que opine la sociedad en general? La socialista  Adriana Lastra, ha dicho que nuestro modelo debe ser Bolivia. ¿Esto lo pensó ella solita en una noche loca o también lo comparte el líder socialista? Explíquenlo por favor.

 

Otra pregunta ingenua: Los ERE según los expertos son una corrupción tan grave como la GÜRTEL y posiblemente más cuantitativa. ¿Cuándo se falle el juicio de los ERE dimitirá Pedro Sánchez como presidente?

 

El tránsito del nuevo PSOE no es homologable a los socialdemócratas europeos y las posiciones populistas de Sánchez no le convertirán en una alternativa de gobierno creíble y sensata. Siempre se le conocerá por el presidente que entró por la puerta de atrás, el que nunca ganó unas elecciones y que actúa como tal por obra y gracia de unos partidos que lo han puesto contra la pared.

 

Es una pena que la esperanza de refundación que alimentó la gestora que presidía Javier Fernández se fuera al garete, entre otras cosas por la irresponsabilidad de una mayoría de militantes que apoyaron al mesiánico Pedro Sánchez. Ahora muchos de ellos lloran por las esquinas presintiendo el batacazo que el Partido Socialista se va a pegar en las próximas elecciones y entonan el mea culpa  por el más que probable regreso a los suburbios del poder para unos añitos. Patético ¿verdad?

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