Astorga Redacción
Martes, 31 de Julio de 2018

Veinte años de la revista Argutorio

Acaba de publicarse el número 40 de la revista cultural astorgana ARGUTORIO, el segundo de este año 2018, con el que la publicación cumple ya 20 años de existencia. Por ese motivo, los responsables dedican su editorial a esta efeméride, aprovechando para recordar en él a los colaboradores ya fallecidos.

 

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En la primera colaboración, H. Salvador Martínez, de la Universidad de Nueva York, analiza las facetas humanista y científica de Alfonso X, dos de cuyas preciosas representaciones en vidrieras del siglo XIII de la catedral de León se reproducen en la portada de este número. Según explica Salvador Martínez en el artículo, la inmensa labor del rey sabio ha sido infravalorada por muchos historiadores, que consideran anatema el afirmar que existió un humanismo medieval. Para ellos, “sólo a un rey loco, o que vivía entre magos toledanos e intelectuales musulmanes, podía ocurrírsele la descabellada idea de escribir obras jurídicas, filosóficas, científicas o históricas en una lengua vulgar”. El autor ya desarrolló ampliamente todo lo relacionado con el humanismo de Alfonso X en su libro El humanismo medieval y Alfonso X el Sabio. Ensayo sobre los orígenes del humanismo vernáculo (Madrid, Ediciones Polifemo, 2016), de cuyo contenido se destacan en este trabajo los aspectos científicos del humanismo alfonsí.

 

En el siguiente artículo, Olegario Pérez Alija recuerda un hecho no tan conocido como la presencia de tropas francesas en Astorga durante la Guerra de la Independencia, como es la toma de nuestra ciudad por tropas francesas en el año 1823, “durante la campaña que el ejército del duque de Angulema al frente de los llamados Hijos de San Luis realizó en España, llamado por Fernando VII para terminar con el régimen liberal inspirado en la constitución de Cádiz y restaurar su monarquía absolutista”. Pérez Alija estudia este acontecimiento en su colaboración, utilizando como fuente principal el tomo IV de un extenso trabajo de Abel Hugo, hermano del famoso novelista, titulado France Militaire. Histoire des Armées Françaises.

 

A continuación, Roberto Fuertes-Manjón analiza la visión de España de John Adams, segundo presidente de los Estados Unidos. Según explica Roberto Fuertes, profesor de la Midwestern State University, Adams partió en noviembre de 1779 de Boston en una fragata con dirección a Francia, pero una vía de agua en el buque le obligó a desembarcar en el Ferrol. Ante la perspectiva de tener que permanecer varios meses en esta ciudad gallega hasta que la fragata fuese reparada, John Adams y sus acompañantes decidieron dirigirse a París a través del norte de España, y este viaje aparece bien documentado en su propio diario, así como en el de uno de sus hijos, John Quincy Adams, que le acompañaba junto a su hermano pequeño, Charles. Fuertes-Manjón destaca en su colaboración la antipatía de Adams a los rasgos más distintivos de la cultura hispánica, desde la Iglesia a la nobleza. John Adams, según explica Roberto Fuertes, era heredero directo del puritanismo británico por lo que su hispanofobia resulta algo esperable en su manera de interpretar lo que veía en nuestro país. Pero a pesar de mostrar en general su desdén por las ciudades españolas y sus gentes, con Astorga es benévolo. De nuestra ciudad resalta que encuentra en ella por primera vez en su viaje camas limpias y sin pulgas, y también enfatiza su antigüedad y el agradable panorama que se descubre desde lo alto de sus muros.

 

A continuación encontramos otra colaboración de Olegario Pérez Alija, que trata sobre un desconocido personaje vinculado con Astorga: Vincenzio Moreno (1809-1852). Pérez Alija explica en el artículo que Moreno destacó principalmente en dos facetas: la jurídica y la literaria. En esta última es destacable una obra que fue con la que obtuvo más reconocimiento: Don Chisciotte della Mancia, un libro en verso basado en el original de Miguel de Cervantes. Se reproducen también en el trabajo de Olegario Pérez unos datos sobre Moreno que aparecen en una biografía publicada con motivo del VII congreso científico de Nápoles en 1845: Es magistrado, científico y hombre de letras (...). Su familia, de antigua nobleza de la ciudad de Astorga, en el reino de León en España, fue transplantada en Nápoles por don Francisco Moreno, coronel de la milicia de Felipe V (...).

 

En el siguiente trabajo, Manuel Garrido, escritor muy vinculado a la Cabrera, en la que vivió muchos años, escribe sobre un notable personaje originario de La Bañeza, pero que residió en esa comarca leonesa casi 30 años, desde principios de los cuarenta hasta 1976. Se trata de Leopoldo Mata Ferrero, médico “de espíritu burlón y divertido”, aficionado a “maquinar coplas, canciones y hasta zarzuelas enteras”. Don Leopoldo era una persona “de aspecto singular, figura quijotesca y extraña y descuidada vestimenta, que se decoraba con otros aditamentos, como un reloj despertador, una cantimplora y una taza de café”. Don Ramón Carnicer se encontró con él durante el viaje que realizó a la Cabrera en 1962, y acabó en su libro Donde las Hurdes se llaman Cabrera, según comenta Garrido, porque a Carnicer debió de parecerle una figura salida de las páginas de un relato novelesco.

 

Don Quijote de la Mancha vuelve a tener protagonismo en este número de Argutorio de la mano del escritor astorgano Luis Miguel Suárez Martínez, en un artículo sobre una novela publicada en 1823 titulada Historia del valeroso caballero Don Rodrigo de Peñadura, de cuyo autor, según nos cuenta Suárez Martínez, nada se sabe, excepto que era leonés, puesto que se proclamaba en la portada “paisano del héroe”. Su nombre, Luis Arias de León, es con toda probabilidad un seudónimo, según afirma Suárez en su trabajo, y el texto no da ningún detalle de su tierra de origen. En cualquier caso, dice Luis Miguel Suárez, el libro tiene bastante interés y desde el punto de vista artístico es una obra meritoria, motivo por el que fue elogiada por Cotarelo (1900) y Ferreras (1979).

 

Después del trabajo de Luis Miguel Suárez, la revista ofrece una breve colaboración del célebre naturalista Joaquín Araújo. La vinculación con la naturaleza de Araújo es muy conocida, pero mucho menos su faceta de poeta. Según explica en el artículo, empezó desde muy joven su interés por la lectura; tan joven que a los 16 años ya había fundado una tertulia literaria, en la que conoció al astorgano Leopoldo María Panero, hijo del poeta Leopoldo Panero. Ese fue el motivo, indica Araújo en su trabajo para Argutorio, de que pasara un verano de la segunda mitad de los años 60 en Astorga, en la casa de los Panero. Joaquín Araújo recuerda en el artículo esta estancia veraniega en nuestra ciudad, además de explicar el porqué de su “pasión por todo lo sin techo, asfalto y cemento”; por la ‘Natura’, en suma.

 

El siguiente artículo es de otro nuevo colaborador de la revista: Francisco Javier Montoro García, que es un apasionado del quebrantahuesos, un ave bellísima que estaba presente en el pasado en la mayor parte de los grandes sistemas montañosos de la Península Ibérica, pero que quedó relegada en pocos decenios a la Cordillera Pirenaica. Montoro explica en su colaboración este proceso de extinción de la Iberia extrapirenaica y, sobre todo, el proyecto para conseguir el regreso del quebrantahuesos a las sierras de Cazorla, Segura y Castril. La pasión de Francisco Javier Montoro por este buitre barbado es tan grande que, como relata en su trabajo, dedicó casi todo su tiempo libre desde el verano de 2014 al de 2015 “al seguimiento, estudio y filmación” de la pareja de quebrantahuesos que consiguió sacar adelante un pollo de quebrantahuesos en libertad, después de 30 años de que esto no se produjera en Andalucía.

 

A continuación, Abilio Reig-Ferrer, de la Universidad de Alicante, que colabora asiduamente en la publicación desde hace muchos años, vuelve a dedicar el artículo de este número de la revista a la figura de José Arévalo Baca (1844-1890), sobre el que ya ha escrito en otras tres ocasiones en esta misma publicación. En este caso el asunto de estudio es la colección de huevos de aves que Arévalo Baca dice poseer en su libro Aves de España (1887). Sobre esta colección, Reig-Ferrer afirma no haber podido encontrar hasta la fecha “ningún rastro”, ni tampoco “ninguna nota biográfica redactada tras la muerte de nuestro protagonista”. Tampoco los periódicos valencianos de la época comentan nada. Es posible, por tanto, que se trate de otra patraña del catedrático de la Universidad de Valencia, tal como reza el subtítulo del artículo de Abilio Reig.

 

José Piñeiro Maceiras escribe después la segunda parte del trabajo sobre la presencia histórica del oso pardo en la Cordillera Ibérica, continuación de su artículo del número anterior de la revista. Como indica en la introducción, “en este segundo capítulo se inspeccionan las últimas noticias del úrsido en las zonas forestales de la cordillera Ibérica, reuniendo las referencias conocidas a fin de ofrecer una explicación razonable, en lo relativo a su extinción contemporánea”.

 

El artículo siguiente es uno más de la serie iniciada hace unos números por Fidel Fernández Rubio sobre el impacto en la mente humana de distintos animales; siendo en esta ocasión el objeto de su estudio los arácnidos: arañas, escorpiones, garrapatas, etc. Como destaca Fernández Rubio en su colaboración, la mayoría de estos animales provocan rechazo o temor, especialmente en las culturas occidentales. Muchas de las infundadas creencias tradicionales sobre estos seres se reflejan en curiosos refranes, dichos y consejas, bastantes de los cuales se reproducen en este interesante trabajo.

 

Y por último, Fidel José Fernández y Fernández-Arroyo, presidente del Fondo para el Refugio de las Hoces del Riaza y colaborador de la publicación desde sus inicios, dedica su artículo a las Hoces del Riaza, en concreto a los Refugios de Montejo y del embalse de Linares, de cuya inauguración se cumplieron el pasado 13 de enero 43 años. Fidel José Fernández es, como recuerda en este trabajo, uno de los pocos naturalistas, junto a Antonio Ruiz, que ha vivido toda la historia de este Refugio desde su fundación, por lo que es una de las personas que mejor conoce la historia de este proyecto -promovido en sus orígenes por ADENA, a instancias de Félix Rodríguez de la Fuente- que cuando comenzó, en 1974, parecía “increíble, utópico y distinto a todos los anteriores en España”.

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