Redacción
Martes, 31 de Julio de 2018

El obispo de Astorga advierte de que las falsas noticias sobre inmigración generan xenofobia

Mientras en los titulares de este martes en la prensa nacional hablan de que España pide más ayuda a la Unión Europea frente a la creciente llegada de inmigrantes, en Astorga, el obispo y presidente de la Comisión de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, Juan Antonio Menéndez, trasladaba a los medios de comunicación, a través de un vídeo de la Red Migrantes con Derechos, que "las fronteras se han convertido en zonas de no derecho, en zonas donde la democracia está secuestrada y donde se ha normalizado ese secuestro de la democracia".

 

 

El obispo de Astorga ha regresado de Estocolmo (Suecia), donde el 14 al 15 de julio asistió a la reunión anual de presidentes y directores de las Comisiones de Migración de las Conferencias Episcopales Europeas, con una pregunta: "¿cómo combatir las falsas noticias que alteran y manipulan la realidad de la migración?". Según Juan Antonio Menéndez, los expertos que se dieron cita en Estocolmo han destacado cómo los medios de comunicación, "arrastrados por las agendas políticas y económicas del momento, no siempre tratan en su justa medida el fenómeno de la migración. A veces, abordan el fenómeno sólo desde el punto de vista político y económico confrontando los problemas de los inmigrantes con los ciudadanos del país que generan incomprensión y alimentan la xenofobia". 

 

La realidad de la inmigración en España se refleja, según el obispo, en las cifras de 2017. El año pasado llegaron al país 900.000 extranjeros de los que 22.000 eran irregulares -"que es donde ponemos el objetivo" de las cámaras, puntualizó Menéndez-, pero los que se quedaron no superaron los 100.000. "Los expertos nos dicen que no estamos ante una burbuja migratoria, sino que la migración se ha vuelto circular, vienen pero se van a otros países de la Unión Europea, a Estados Unidos, a Canadá, para después regresar a sus países". El prelado destacó que no se puede focalizar la información en los 22.000 irregulares porque "han llegado muchos más que están trabajando y contribuyendo a que este país cree riqueza y a que las pensiones se puedan pagar. Hay que equilibrar las noticias".

 

 

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En el desayuno informativo que el obispo ofreció a los medios de comunicación locales (cuyo texto adjuntamos íntegro al final de la noticia), el obispo indicó que España y Portugal por la experiencia que tienen de haber sido países emisores de emigrantes y de acogida, "no hay brotes de xenofobia y odio al extranjero, pero si empezamos a decir cosas innecesarias y sobre todo que suscitan el temor a la gente a una invasión o a que se pierda el trabajo, si todas las noticias son negativas, puede llegar el momento en que la gente se las crea y se cree un caldo de cultivo de xenofobia, y por otra parte los inmigrantes no dialogan y se cierran en sí mismos pueden provocar incidentes". Menéndez aseguró que es necesario mantener esa "mentalidad abierta y de acogida", "aprender a entenderse a través de la cultura del encuentro, de reconocer al otro" y "situar la noticia en que los inmigrantes son extranjeros que vienen a trabajar, "nadie habla de los futbolistas, también son inmigrantes, y otras personas que vienen como altos cargos de empresas son inmigrantes, pero solo nos centramos en los que vienen en patera y su casa está en el bosque en Ceuta".

 

La situación creada en Ceuta, Melilla y otros lugares de recepción de inmigrantes que llegan de manera irregular "es una ratonera, la mayoría son del África Subsahariana y volver otra vez a casa significa cruzar el desierto y morir en él. Es otra de las noticias que no sale. Son muchos los que mueren en el Mediterráneo pero son muchos también los que mueren en el desierto expulsados de los países", subrayó el máximo responsable de Comisión de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española.

 

Juan Antonio Menéndez recordó los dos principios fundamentales por los que se rige la doctrina social de la Iglesia: "La persona tiene una dignidad por sí misma que es necesario respetar independientemente de su condición y tiene unos derechos que son inalienables" y "los bienes Dios los ha creado para todo el mundo". Y concluyó pidiendo a "nuestros gobernantes que no utilicen el tema como arma arrojadiza" sino que se pongan de acuerdo para declarar la inmigración como "política de Estado para la acogida y la integración".

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