Políticos tachables
![[Img #39256]](upload/img/periodico/img_39256.jpg)
De nuevo por León y ya en la actividad diaria tras el veraneo familiar en la costa asturiana, me quedan algunos gratos recuerdos de los meses pasados como la magnífica exposición de Sorolla en el Centro Niemeyer (aún visitable) y el estreno de la obra Lehman Trilogy en Avilés (representada en los Teatros del Canal en Madrid y que continuará por España). Asimismo, la participación en las jornadas de la Senda Panero supuso para mí la grata compañía de los senderistas, además de revisitar paisajes y pueblos de Maragatería y redescubrir la Sequeda de Valderrey. Creo que pude así amenizar culturalmente el largo veraneo, lo que no siempre se consigue, en mi caso.
Dicho esto, lo que está estos últimos días en el tintero de los medios es la idoneidad de unos currículos y la alteración de unos trabajos iniciales de investigación universitaria, en sus distintos niveles, los de fin de Grado, de Master y la Tesis Doctoral, por parte de la nueva generación de políticos españoles. Currículos inflados, alterados o inventados por parte de personas que una vez se han convertido en personajes deben ser mirados con lupa, pues si nos han engañado no son dignos de mantenerse como nuestros representantes en la función pública.
Ciertamente, cada uno de los que opten por la educación y/o la investigación han de disponer de un currículo profesional contrastado y apoyado en certificaciones académicas y obras de creación o de investigación científica, sin las cuales no es posible obtener la acreditación correspondiente para acceder al puesto profesional requerido en el campo educacional y en el investigador público. No lo es así, sin embargo, para acceder al puesto político, de manera que no hay necesidad de tener un currículo académico más o menos extenso. Nunca se le exige, pero sí sería conveniente y sobre todo luce mejor la imagen con un Master o un Doctorado o incluso una Licenciatura.
Aquellos políticos que fallan en esta línea de honestidad que se supone en todo mandatario, pueden engañar ‘a sabiendas’, diciendo que tienen una Licenciatura o un Master, lo que ha ocurrido con políticos leoneses de Ciudadanos y de PSOE, que se resistieron a su denuncia, o bien engañar(nos) con los procedimientos para obtener el título universitario, como es el caso que afecta a la esfera política madrileña y nacional, desde los casos Cifuentes, Casado y Montón, en cuanto a los procedimientos, a los de Montón y Sánchez en cuanto a la redacción de sus textos académicos.
La señora Montón, en su Trabajo Fin de Master, y el señor Sánchez, en su Tesis Doctoral, han presentado, en mayor o menor medida que está por comprobarse, textos sin citas ni fuentes de información, bien por culpa de las prisas o de la ignorancia, lo que afecta a la dignidad de los tribunales correspondientes y las Universidades que les acogieron y, una vez que han sido representantes políticos a sus electores y conciudadanos, aunque los políticos corifeos que les acompañan hayan referido a los medios que son ‘intachables’. Pero más parece, por lo que venimos conociendo, que son lo contrario. Lo que me preocupa en particular, como universitario y ciudadano.
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De nuevo por León y ya en la actividad diaria tras el veraneo familiar en la costa asturiana, me quedan algunos gratos recuerdos de los meses pasados como la magnífica exposición de Sorolla en el Centro Niemeyer (aún visitable) y el estreno de la obra Lehman Trilogy en Avilés (representada en los Teatros del Canal en Madrid y que continuará por España). Asimismo, la participación en las jornadas de la Senda Panero supuso para mí la grata compañía de los senderistas, además de revisitar paisajes y pueblos de Maragatería y redescubrir la Sequeda de Valderrey. Creo que pude así amenizar culturalmente el largo veraneo, lo que no siempre se consigue, en mi caso.
Dicho esto, lo que está estos últimos días en el tintero de los medios es la idoneidad de unos currículos y la alteración de unos trabajos iniciales de investigación universitaria, en sus distintos niveles, los de fin de Grado, de Master y la Tesis Doctoral, por parte de la nueva generación de políticos españoles. Currículos inflados, alterados o inventados por parte de personas que una vez se han convertido en personajes deben ser mirados con lupa, pues si nos han engañado no son dignos de mantenerse como nuestros representantes en la función pública.
Ciertamente, cada uno de los que opten por la educación y/o la investigación han de disponer de un currículo profesional contrastado y apoyado en certificaciones académicas y obras de creación o de investigación científica, sin las cuales no es posible obtener la acreditación correspondiente para acceder al puesto profesional requerido en el campo educacional y en el investigador público. No lo es así, sin embargo, para acceder al puesto político, de manera que no hay necesidad de tener un currículo académico más o menos extenso. Nunca se le exige, pero sí sería conveniente y sobre todo luce mejor la imagen con un Master o un Doctorado o incluso una Licenciatura.
Aquellos políticos que fallan en esta línea de honestidad que se supone en todo mandatario, pueden engañar ‘a sabiendas’, diciendo que tienen una Licenciatura o un Master, lo que ha ocurrido con políticos leoneses de Ciudadanos y de PSOE, que se resistieron a su denuncia, o bien engañar(nos) con los procedimientos para obtener el título universitario, como es el caso que afecta a la esfera política madrileña y nacional, desde los casos Cifuentes, Casado y Montón, en cuanto a los procedimientos, a los de Montón y Sánchez en cuanto a la redacción de sus textos académicos.
La señora Montón, en su Trabajo Fin de Master, y el señor Sánchez, en su Tesis Doctoral, han presentado, en mayor o menor medida que está por comprobarse, textos sin citas ni fuentes de información, bien por culpa de las prisas o de la ignorancia, lo que afecta a la dignidad de los tribunales correspondientes y las Universidades que les acogieron y, una vez que han sido representantes políticos a sus electores y conciudadanos, aunque los políticos corifeos que les acompañan hayan referido a los medios que son ‘intachables’. Pero más parece, por lo que venimos conociendo, que son lo contrario. Lo que me preocupa en particular, como universitario y ciudadano.






