Esteban Carro Celada
Domingo, 07 de Octubre de 2018

Un negocio de arriería en Santiagomillas (X)

Décima entrega del libro desconocido de Esteban Carro Celada sobre la empresa de conducción de caudales 'Alonso Cordero y Franco Hermanos', fundada en Madrid por tres maragatos de Santiago de Millas, el 3 de febrero de 1832.

 

 

 

(...)

 

Santiago Alonso Cordero continuó integrado en la sociedad que habían constituido los hermanos hasta principios del año 1838. Sus largos años comerciales, que en el maragato no se reducían a la clasificación y encasillamiento de sus hermanos, sino también en el trato con los ministerios, las amistades políticas y financieras, le habían hecho concebir mayores empresas de engrandecimiento económico. Por este motivo establece, por su parte sus negocios particulares. Esta dedicación a otras tareas les disgusta en parte a los dos hermanos. Quizá no hubiese razón para ello, pues Santiago Alonso Cordero dedica todo el año vivir en la corte, mientras los otros solamente pasan cuatro meses, ansiosos siempre de volver de nuevo al pueblo de Santiago de Millas.

 

Por tanto, el que haya una ruptura no es nada extraño. Los otros dos hermanos van a fundar una nueva sociedad, que tenemos bien documentada. Esencialmente seguirá las mismas líneas que tenía la precedente de los tres hermanos. Santiago no deja su negocio de arriería. Y poco más o menos, como son otros los clientes, utiliza el mismo sistema de corresponsales que usarán sus hermanos, y que esencialmente es el que hemos visto crecer y desarrollarse en el momento de la iniciación de la otra sociedad.


Por eso, para la historia de la arriería maragata es importante esta historia de los dos hermanos. Hay otro motivo, que se duplica en dos. Se dan frecuentes noticias de Santiago, con quien mantienen una cordialidad admirable y entra a servir en la sociedad de 'Francisco y Bernardino Hermanos' un hijo de este último, Luis Franco Alonso que se casa con la hija mayor del primer matrimonio de Santiago Alonso Cordero.

 

El motivo de la separación nos lo documenta eficazmente una carta que dirigen a Juan Prado el 4 de abril de 1838. Da ocasión a esta explicación, la negativa que les dio a seguir llevando la correspondencia de la nueva sociedad en Lugo: “Nosotros somos incapaces de causar perjuicio alguno a nuestro hermano Don Santiago, mas esperando el término de la compañía y no conviniéndonos seguir reunidos por los negocios particulares en que se haya comprometido, amistosamente convinimos en liquidar nuestras cuentas y separarnos, pero jamás esperamos de usted el que nos abandonara aunque conocemos muy bien el por qué lo hace. Nosotros  siempre somos los mismos y siempre nos hallará propicios a servirle como ha visto que en el momento que Don Santiago dijo que no pagaba las letras, nosotros nos ofrecimos a hacerlo y si no hubiésemos hecho la oferta, se hubieran protestado y le hubiera a usted costado la fiesta algunos cuartos.

 

Por lo tanto la sociedad firmada por Don Santiago debió constituir por un corto plazo de seis, renovables al término de ella.

 

También encontramos detalles de la situación española, en lo político militar, influyendo sobre este negocio de la conducción de caudales. Bernardino es quien se ha quedado en Madrid al frente del negocio hasta que llegue el momento de ser turnado por Francisco. Unos días más tarde encontramos unas cartas donde hace aparición Espartero entrando en León, mientras unas facciones de carlistas importuna en las cumbres de los pasos asturianos: “Mucho miedo había a la facción o muy malas han sido las noticias que te han dado de esas, cuando no has pasado a Oviedo. Si hubieras ido estarías ya a punto de estar en casa;  los fondos estarían fuera de cuidado y todos estarían servidos pues la facción no llega con 100 leguas y yo estaba en la inteligencia de que estabas de vuelta en León, antes de haber entrado Espartero.

 

ESPARTERO

 

 

 

En los primeros días de la sociedad nueva, han de insistir en que no mezclen los negocios de la antigua. Se han tomado un mes para extinguir la anterior y reorganizar la nueva, pero Vázquez involucra temas de Santiago, con los de Francisco y Bernardino.

 

La inestabilidad de España se va a reflejar en una serie de cartas a Ponferrada, a Salamanca, que se repiten por la sencilla razón de que en Lavajos, el correo lo robaron y lo quemaron. “Hace  una semana que no viene el correo de Castilla y Galicia.  Así estoy con cuidado y nada sé de la conducta para salir de este estado.”  Lo escribe consorcio de Madrid, que teme les pudiera ocurrir a ellos una cosa semejante. Pocos días más tarde, el 21 de abril la facción carlista se acerca a Santiago de Millas. Desde Madrid lo refleja en una carta: "Veo lo asustados que habéis andado, cuando la facción ha estado tan largo;  sin duda tenéis miedo, aunque lo mejor será el que no llegue a nuestro pueblo.” Los incidentes han provocado una parálisis en los negocios. Los negocios están parados y los comisionados en casa. Organiza una expedición a Extremadura “ahora que parece que las facciones se han marchado.


 
La dureza de los tiempos provoca desleales competencias: “no extraño lo de Francisco Martínez, pues se conoce máquina en contra nuestra.” 

 

Dos meses más tarde, en junio, Bernardino está de vuelta en Santiago de Millas. Da la impresión que los cuatro meses que había de permanecer en la etapa anterior les salían muy onerosos y las han sustituido por una más corta estancia. En estas circunstancias y ya bajo la dirección de Francisco Alonso Cordero se organiza una conducta que sube a Galicia y que continúa después por Castilla. Contrata con nuevos comisionados que no hemos conocido. Por ejemplo el hijo de Bernardino, Luis y Esteban Alonso, así como Domingo, también familiares de los dirigentes de la compañía.

 

Los nuevos bríos de la sociedad se dirigen a su vez a los ejércitos de Espartero. Y así Luisito anda por Burgos, porque ha hecho otra conducta por Castilla la Vieja. Luis obtiene en esa conducta caudales que habría de transportar otro amigo de ellos, Andrés Caballero, que sigue otras vías, que no son las de Galicia.  El día 3 de julio llegó la conducta, según la noticia que da al corresponsal de Palencia.

 

Nuevo movimiento para poner en marcha dos conductas y una intromisión de Santiago en sus negocios, si hemos de creer esta perspectiva. Andan en negocios con la Administración de Correos. Desde Madrid tratan de urgir rapidez y eficacia en los pagos. Y da una razón a Bernardino, Santiago anda por medio. Si bien Santiago era ave de más altos vuelos y no se contentaba con hacer leves sombras a sus hermanos, es ya un hombre que jugaba en la bolsa a menudo a medias con Mendizábal.  Pero está bien que demos la escueta voz de Bernardino en una carta del 8 de septiembre de 1838  “Cobrarás 32000 reales de vellón a la Administración de Correos de Benavente,  los que revertidas al momento pues les hace mucha falta y es necesario servirlos, por eso Santiago ha estado allí y anda con órdenes del director para que se entiendan con él, así me dijo Labrador que fuésemos listos.

 

A los pocos días nuevamente una cobranza ante el administrador de correos de Benavente, de un volumen más grueso, 15000 y con un destino diferente, ya que la orden parte de la dirección …

 

La maledicencia era lo que más tenían estos maragatos, que pudieran ser tachados de informales. Por eso recrimina a su corresponsal Prado, de Lugo: “El que haya andado hablando a los maragatos”  y diciendo que “iba a protestar las letras.” 

 

 

 

El 31 de octubre, ya se halla Francisco de nuevo en Santiago de Millas. No se han visto en Madrid. Han acordado salir a mitad de camino, para darse las novedades del negocio. El encuentro no fue posible porque Francisco “ha tomado un camino torcido y es la razón de que no se hubieran visto”. Las  explicaciones por carta van a ser más prolijas. En noviembre tiñe sombríamente la conversación de la Maragatería y de España entera la muerte del maragato Ares Alonso, qué murió “sin testar en Orense”.  A las preguntas de su madre en Valdespino, le contestan que cuando estuvo en Madrid, la última vez, el hombre ya llevaba puestas dos sangrías.

 

¿Es  que Francisco no quiso ver a Bernardino en el camino, cuando se fue por otro atajo? Parecería deducirse de un suceso que se esboza.  Francisco nada habló del pagaré de Alcañices. No figura asentado en los libros, pero Santiago se lo cuenta a Bernardino que escribe hasta Santiago de Millas una carta muy áspera, haciéndole dos preguntas y pidiéndole que no se moleste el que tome iniciativas, cuando el que dirige la empresa tiene toda la responsabilidad.  Bernardino quiere ver las cosas claras, pero Francisco no parece muy interesado en aclararlas, y por esta circunstancia contesta con su destemplanza. Santiago, el hermano, parece no estar de acuerdo y apoya a su cuñado: “Santiago me dijo sabía que sabía lo cobrarías y anoche dijo que ya lo habías cobrado.” Pero hay más, Santiago sabía que Francisco regalaba algo para hacer esa cobranza. Todo esto se lo echa en cara, en carta memorable del 21 de noviembre.

 

continuará (...)

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