Esteban Carro Celada
Domingo, 14 de Octubre de 2018

Un negocio de arriería en Santiagomillas (XI)

Undécima entrega del libro desconocido de Esteban Carro Celada sobre la empresa de conducción de caudales 'Alonso Cordero y Franco Hermanos', fundada en Madrid por tres maragatos de Santiago de Millas, el 3 de febrero de 1832.

Pedro García Matanzo. Museo de la Arriería. Santiagomillas

 

 

(...)

 

Como se acercan las Navidades, Francisco por su cuenta ha encargado al tío algunas conservas y pescados: “de escabeche aunque convenía más, menos barriles grandes y más de ostras”.

 

Pero, no podía ser solo una colación o unos regalos de alta mar, también habían de ser de Astorga, y desde Madrid Bernardino ordena que “puede mandar hacer mantecadas que según he calculado necesitamos 16 grandes de 12 docenas y 12 chicas de 6 docenas y 5 más que quiere Cepeda, chicas.” Habrán de llegar unos días antes de Navidad. También sabemos que Cepeda, el dependiente optó por quedarse con la compañía, y no se fueron con Santiago. Hay una frase que nos indica las fábricas de mantecados de la época con las que estaban más amistados los Alonso Cordero , sin duda, por ser también los mejores confiteros: “Supongo los mandará hacer por mitad a Garrote y Calzada.”

 

¿Cuándo cambió el nombre de mantecado a mantecada? 

 

Por otra parte la Navidad sirve para subrayar una amistad comercial muy productiva para ellos. Es la de Radillo, el intendente, que unos meses más tarde se irá a Ponferrada. Pero estas Navidades lo va a pasar muy bien con el obsequio que tanto a él como a sus dos compañeros, el Tesorero de Rentas de León y el contador le hace Francisco, por mostrarse amigo. He aquí la transcripción de la carta en que le envían el aguinaldo de 1838: “A los tres de León les he remitido una carta a cada uno de gracias, y por Santiago González, que llegará el 20 a león, cuatro barriles de aceitunas, 12 libras de turrón, 12 cajas de dulce, dos docenas de granadas y dos de naranjas.”

 

Por otra parte, el aguinaldo que van a disfrutar los de Santiago de Millas no es moco de pavo, y aparece enunciado, por los mismos días: “Por Antonio Franco remito las colaciones de cajas que consisten en 8 barriles de aceitunas, 6 docenas de granada, 6 docenas de naranjas, 3 docenas de cajas de dulces, dos arrobas de pasas y 3 arrobas de turrón. Además lleva 6 barriles de aceitunas que son algo más chicos, porque no había de los otros, para ti, según los encargaste que van con la sera de las cajas de turrón.” 

 

 

Medidor de millas

 

 

Pero no todo va a ser comer. Blas Alonso, el corresponsal de León, va a recibir tres sombreros “que nos alegraremos que sean de su gusto y llegue mejor que las mantecadas, pues el tal Benito se ha portado tan mal que no llego hasta anteayer (24  de diciembre)  y aún no hemos podido cumplir con los amigos, además de estropeados que vienen los cajones.” Tales  cajones contenían 16 docenas de cajas de mantequilla. Era ya la entrega que anualmente hacían desde 1832 y que no pierde la costumbre. Y Blas Alonso envía las mantequillas leonesas. Hasta en esto eran favorecedores de las industrias y de los productos de su tierra.

 

La Navidad tampoco se acercó pacífica. Uno de los más asiduos conductores, Pedro García Matanzo, se niega a hacer la conducta. Les ha molestado que se la deje empantanada en Santiago de Millas. Se va porque quería pasar la Navidad en su casa. Hay una carta llena de incriminación, por este proceder, al no acercarse hasta su entrega en Madrid. Lo que temen es “ponernos en el compromiso de perder el alto concepto y reputación, pues en estas dilaciones tanto pierde un negocio como otro.” Entre líneas, se percibe que está cansado de la conducta por cuenta ajena y desea emprenderla por su propia voluntad.

 

Por otra parte el que sale más mal parado es Francisco Alonso. Le dice a su cuñado: “Nunca te consideré tan apático, como he visto que eres en contra de tus propios intereses”.  Bernardino desea que la conducta llegue a Madrid en volandas y había de haber arbitrado algún medio para moverla, dándosela a Miguel o a Antonio: “Aún en el caso de faltar ¿por qué no montaste a caballo para ir tú y dar cumplimiento a lo que estamos obligados? De cierto lo que temía es que se emplease esta demora y esta defección en contra de los que asedian contra esta alianza de los dos hermanos: ¿qué juicio y qué concepto se formará de nosotros, tanto más habiendo quién puede pinchar en contra.” Es la guerrilla de siempre.

 

Bernardo Suárez es el corresponsal en Pontevedra. También parece que lo es del Banco de San Fernando y de Santiago Alonso Cordero. Debe de estar jugando a dos barajas. Como a estos los tiene por más seguros les cobra a Francisco y Bernardino un mayor tanto por ciento. Ellos se revuelven en contra: “más en lo sucesivo no nos exigirá más comisión que la de un ¼% que le abona nuestro hermano Santiago y el Banco, puesto que no hemos de ser de otra condición.” 

 

La conducta tarda mucho, pero bien bien abastecida de millones. Bernardino Franco Alonso se mueve en Madrid. Hoy 9 de enero de 1839 ha visitado a Jaguaga: “Estuve con el director Jaguaga, y escribe a su comisionado que se halla en Benavente con una partida de granaderos de a caballo. Cuando pase el que venga con la conducta, que se presente a él.”

 

 

Gato para carro

 

 

Ahora, desde Santiago de Millas, Francisco propone hacer en común una contrata de 2000 arrobas de tocino. No logra la quiescencia  del otro socio, porque “la utilidad será poca y el riesgo muchísimo.” “Y no siendo una cosa que haga por mí mismo, menos, pues nada quiero con el gobierno.” En su carta se lo revierte a Francisco que es quien se lo ha brindado y le desea felicidad en la operación que debía ser de comestibles para el Ejército en campaña del norte. “Y que cobres también.” 

 

El 6 de febrero nos encontramos con una carta que pudiéramos llamar ambigua, y que se repite más adelante. Es a nombre de Enrique Gil, como residente en Madrid, teniendo relación de libros con Vázquez y esposa de Ponferrada. En el año 1839. No veo inconveniente para que sea algo más que inverosímil que este hombre sea el autor de 'El señor de Bembibre’, el novelista Enrique Gil y Carrasco, que por otra parte novelizó la vida de los arrieros, con los que sin duda se dio mil veces. Copiamos la carta primera: A Ponferrada- Sr. Vázquez y esposa.- Sin carta de V. a que contestar adjunto es un recibo reales de vellón 212 que le adeudamos en cuenta, siendo los 208 los entregados a Don Enrique Gil por el cajón de libros y los 4 coste del libreto que nos tiene encargado y ambas cosas las lleva por separado el maragato Santiago Otero.

 

Más adelante el16 de octubre encontramos una nueva carta dirigida al mismo corresponsal de Ponferrada y es protagonista de la carta el mismo Enrique Gil que vive en Madrid: ”Tenemos a la vista sus estimadas del 30 del pasado (septiembre) y del 11 del corriente y de conformidad con el contenido de la primera, observamos por la otra ha girado a nuestro S. a la vista y en favor de don Enrique Gil, de reales de vellón 240 y 4,30 que por su pral y cambio le hemos cargado en cuenta puesto que se dan puntualmente satisfechos.”

 

Por el horizonte se han presentado nubarrones para un amigo, y Bernardino en Madrid se entera del “estado de la causa del secretario y dará los pasos que sean eficaces. También compré los libros que encargas en la nota.” 

 

(Continuará...)

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