Plataforma Ciudadana de Astorga por la Igualdad y Contra la Violencia
Domingo, 14 de Octubre de 2018

Si hay que conmemorar algo, es el horror de la guerra

 

 

No es como para que la ciudadanía podamos sentirnos orgullosa, al ver nuestra ciudad a la cabeza de la cultura más belicista, con conmemoraciones y recreaciones (Guerra de la Independencia, 3 Naciones, Astures y Romanos) convertidas en fiesta con la expresión más clásica y básica de la fuerza ejercida “jugando a las batallitas”. Si hay que conmemorar algo, es el horror de la guerra profundizando en sus consecuencias y raíces. A 30 de junio de 2017, según los datos del ACNUR, había más de 70 millones de personas desplazadas de manera forzada debido a los conflictos, la persecución y la violencia, en su mayoría mujeres, niñas y niños. Sobre el impacto diferencial del conflicto armado en las mujeres hay que añadir que el conflicto genera para las mujeres riesgos específicos basados en el género como: I) el riesgo de violaciones y explotación sexual; II) el riesgo de esclavización para ejercer labores domésticas; III) el riesgo de reclutamiento forzado de hijos e hijas –con frecuencia a cargo de la madre- ; y IV) obstáculos en el acceso a los medios de huida para buscar refugio o protección.

 

Desde la Plataforma Ciudadana de Astorga por la Igualdad y Contra la Violencia,  consideramos la violencia y la guerra como uno de los hechos más lamentables y dramáticos de la humanidad para la propia humanidad y clamamos por un tratamiento serio, crítico y responsable de la guerra, que genere una sensibilización y concienciación para permitirnos superar esta cultura bélica que da cobertura a tan graves incumplimientos de los Derechos Humanos. Denostamos el ensalzamiento de la guerra y de cualquier tipo de violencia como un espectáculo gratuito en las calles y en las actividades culturales de una ciudad que se dice “Astorga, Ciudad de Convivencia”, ofreciendo como cultura una arcaica contracultura antisocial y sexista, cargada de épica viril violenta y apología del uso de la fuerza para ejercer el dominio, como si lo viril hubiera de ser esto.

 

En su lugar exigimos un tratamiento profundo y crítico de la guerra, respetuoso con los valores de convivencia pacífica en igualdad y con los Derechos Humanos; exigimos una voluntad firme de atajar cualquier cosa que refuerce la violencia, la desigualdad y que nos siga sometiendo a esta pena dolosa, deleznable e insufrible para una inmensa parte de la humanidad.

 

Esperamos de nuestros congéneres, cualquiera que sea su condición sexual, el compañerismo necesario en el cuidado de la vida, de la convivencia y de la sociedad, llevando a cabo la auténtica épica del vivir en armonía y tolerancia sana, con la única conquista del propio ser en estas lides. No puede haber nada de mayor valentía, ni algo que pueda aunar mejor a toda la humanidad.

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