Luis Martínez Rodríguez. Concejal del ayuntamiento de Luyego por Ciudadanos Rurales Agrupados.
Martes, 16 de Octubre de 2018

La democracia municipal según el PP

Para comenzar quisiera decir que las opiniones que se exponen en el siguiente texto son opiniones personales de quien escribe. Con estas opiniones no tengo la intención de criticar personalmente a nadie. Únicamente quiero poner de manifiesto la forma de entender la democracia y la política de un sector amplio de la población, que a mi juicio pone en peligro al propio sistema democrático y lastra la convivencia.

 

El pasado día 10 de octubre acudí, en calidad de concejal en la oposición, al pleno que se celebraba en el Ayuntamiento de Luyego. El pleno transcurría con total normalidad y se fueron tratando los diferentes puntos del orden del día y las pertinentes votaciones hasta que llegó el último punto. Se trataba de una moción propuesta por el grupo del PP que me dejó absolutamente impactado. Como siempre que el grupo del PP presenta una moción, ésta venía claramente de instancias superiores del partido para apoyar una iniciativa presentada en el congreso. Concretamente, se trataba de apoyar la reforma de la Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General (LOREG) que presentó el PP en el congreso a fecha de 31 de julio de 2018 y que pueden consultar en el siguiente enlace: https://es.scribd.com/document/385118600/Propuesta-de-reforma-de-la-LOREG-del-PP#from_embed

 

A continuación voy a explicar brevemente en qué trata dicha reforma para quienes no quieran pinchar en el enlace anterior.

 

La reforma busca modificar el artículo 180 de dicha ley, que en la actualidad alude al sistema de asignar los concejales según el número de votos de cada candidatura, que sería idéntico a la asignación de diputados, y añade que desestima aquellas que obtengan menos del 5 % de votos válidos.

 

Pues bien, el PP quiere cambiar este sistema de asignación de concejales para favorecer que gobierne la lista más votada. Se preguntarán ustedes ¿Y cómo se hace esto? Pues es muy sencillo, regalando mayorías absolutas. La modificación pretende lo siguiente:

 

Caso 1. Uno de los partidos obtiene más del 50 % de los votos; se seguirá el sistema utilizado hasta ahora y, lógicamente, obtendrá mayoría absoluta.

 

Caso 2. Uno de los partidos saca más del 35 % de los votos y le saca más del 5% al siguiente o más del 30 % y le saca más de 10% al siguiente; se le da la mayoría absoluta y el resto de los concejales se asignan como hasta ahora.

 

Caso 3. No se cumplen ninguno de los casos anteriores; segunda vuelta para los que tengan más del 15 % de los votos. Si en la segunda vuelta alguno sacara más del 40 % de los votos tendría mayoría absoluta también, si no se asignarían como hasta ahora.

 

Mientras iba intentando asimilar todo esto, buscaba la manera de relacionarlo con la exposición de motivos previa, que apelaba a la responsabilidad y la necesidad de fortalecer la democracia y de dar estabilidad a los gobiernos municipales. No fui capaz de encontrar el nexo entre regalar mayorías y fortalecer la democracia. Pero claro, eso es lógico porque carezco del concepto “pepero” de democracia.

 

Antes de votar intenté abrir un debate con el alcalde para explicarle que en democracia las minorías también son importantes, que incluso teniendo mayoría absoluta es bueno y justo buscar consensos, que se puede gobernar en minoría, que se tiene que gobernar para el conjunto, no solo para quienes nos votan, que el diálogo y la negociación son imprescindibles para que la ciudadanía comparta mayoritariamente las decisiones políticas. Pero la respuesta fue: “coaliciones de perdedores”, “no puede ser que gobierne quien menos votos ha sacado”, “Carmena en Madrid”, “Colau en Barcelona”,… Le insté a que pensara en nuestro entorno, que es bueno ponerse de acuerdo, trabajar juntos, que por un voto puedes tener mayoría absoluta, pero no puedes gobernar de espaldas a la mitad de la población, que una coalición que sume el 65 % de los votos representa a más gente que un único partido con el 35 %. Pero no hubo más intercambio de opiniones y se votó, y se aprobó y mandó al congreso. ¡Qué le vamos a hacer! ¡Hicimos lo que pudimos!

 

Como decía antes, no tengo el mismo concepto de democracia que el Partido Popular. Tengo cada vez más claro que utilizan los resultados electorales como patente de corso para hacer lo que les venga en gana sin que nadie les cuestione o les pueda controlar. Pero ya se sabe, la patente de corso era una forma de legitimar la piratería porque le interesaba a la corona, que se llevaba parte del botín. En cambio, quienes legitiman al Partido Popular con sus votos son sableados por sus políticas como el resto que no los votaron. Sólo espero que más temprano que tarde vayamos abandonando esta mentalidad absolutista y demos pasos definitivos hacia la verdadera democracia.

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