José Miguel López-Astilleros
Domingo, 21 de Octubre de 2018

La naturaleza emocionada de Jorge Pascual

Jorge Pascual. El viento ya está escrito; Ediciones Menguantes/FCAYC. León 2018

 

 

 

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Tras Morir de viento (Leteo, 2001; Manual de Ultramarinos, 2015) y Caminan las nubes descalzas (Eolas, 2015), nos llega la publicación de El viento ya está escrito (León, Ediciones Menguantes, 2018), del poeta Jorge Pascual, con prólogo de Bruno Marcos, en cuya edición ha colaborado la Fundación Cerezales, gracias a la cual esta obra ha visto la luz.

 

Estos versos de Jorge Pascual difícilmente encuentran un itinerario y un propósito final en el que desembocar. Nacen como fulgurantes revelaciones íntimas dictadas por su contacto directo con el mundo. Y así, unos tras otros, libres en muchos casos del sentido del anterior y el posterior, crean un poema que representa el éxtasis misterioso ante la contemplación emocionada de la existencia, porque Pascual primero contempla, después siente y por último deja que este proceso encuentre las palabras, el lenguaje, un lenguaje en estado embrionario, elemental, puro, casi diríamos primitivo, como si acabara de ser cincelado por la necesidad del nombrar, en ese instante telúrico y férvido en el que las voces surgen de la luz que modela las cosas en los cinco sentidos y en el entendimiento.

 

El elemento fundamental en todo el poemario es la naturaleza, siendo así que durante un año el poeta ha estado en comunicación con bosques, montes, lluvias..., de cuya experiencia han surgido los cuarenta poemas del libro. Nos la presenta en un estado latente, sin que se adivine un 'de dónde' ni un 'para qué'. Solo importa la vibración del instante, fragmentario, que hace suyo a través de su particular poética, a la vez que presentimos a dicha naturaleza libre de ataduras, antes de la intervención creativa en ella, conservando por tanto toda su frescura. A través de las emociones que le provoca escuchar, ver, palpar, tocar y hasta paladear la naturaleza, interpreta el paisaje, devolviéndonos una creación transida por una suerte de hiperestesia, mediante la cual el objeto de contemplación se ha estilizado hasta multiplicar los significados. Las palabras van creando un paisaje emocional, que conserva solo la referencia desnuda de estas, pero que combinadas en su particular sintaxis (ruptura del sentido literal y de las leyes de la gramática, asociaciones semánticas inusitadas, metáforas visionarias, etc.) nos permite penetrar en el corazón de ella, ahora transformada en la naturaleza personal del poeta.

 

A veces sospechamos que, a la manera de los románticos, expresa su estado de ánimo a través suyo. No es extraño, pues, que tengamos la impresión de estar ante un cronista poético del devenir íntimo, secreto, de los árboles, los ríos, el viento, transformados en elementos al servicio de su propio estado psíquico. Aunque por otro lado, este procedimiento creativo le lleva a configurar un universo autónomo con criaturas que solo recuerdan a sus referentes reales, como si estas últimas fueran las sombras de un arquetipo cercano.

 

 

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Un cronista ensimismado ante la observación del cielo y todo lo que habita bajo él: He llegado aquí, con mi pie atado a mi oscuridad, / a mi noche elevada de humo, a mi estado de piedras / a mi triángulo de encinas y de robles y de los peces de grito / a mi sueño, donde una cadena de anáforas se despeña desde el hallazgo metafórico del primer verso, para terminar en la serenidad expresiva de los dos últimos del poema Sueña el bosque a lentitud recién despierta, / ahora, que he llegado. En otros poemas mantiene con frecuencia una tensión metafórica encadenando imágenes basadas en asociaciones insospechadas, que crean un significado críptico, hermético, que sin embargo alude al sonido misterioso e indescifrable de la existencia. Esto solo puede lograrse a través de la intuición, lo que convierte a Pascual en un poeta eminentemente intuitivo, entendiendo en este caso intuición como una percepción íntima de la verdad.

 

 

#39981

 

 

Quien haya presenciado un recital o performance de Jorge Pascual, que tenga a su poesía como protagonista, se dará cuenta de que al leer cualquier poema suyo, su imponente figura cuasiarquetípica de poeta maldito, poeta loco, poeta hiperestésico, se eleva sobre el texto, mediante su silueta quebradiza hasta la ternura, su rostro asimétrico, su semblante distraído hacia el interior. Y desde esa distinción que lo aleja, lo singulariza y lo diferencia de todo lo circundante, su voz solemne de actor dramático mastica las palabras, saborea su espíritu y las lanza más allá de donde nuestra razón no basta para su aprehensión, sino más lejos, mucho más lejos, hacia ese espacio imaginario en el que los descubrimientos luminosos permanecen dormidos esperando el canto que los despierte. Así es como hay que leer la poesía de Jorge Pascual, imaginando el ritmo de su dicción, a lomos de su cadencia vocal, dejándose envolver por el frenesí tranquilo de las revelaciones.

 

Audio de un poema

https://archive.org/details/poema20-elvientoyaestaescrito

 

Un paisaje sonoro

https://archive.org/details/cuevacongoteras5abril2018-elvientoyaestaescrito

 

La web del proyecto en FCAYC

https://fundacioncerezalesantoninoycinia.org/el-viento-ya-esta-escrito/

 

La web del proyecto en ediciones menguantes

https://menguantes.com/el-viento-ya-esta-escrito

 

                                                                      

 

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