Un negocio de arriería en Santiagomillas (XIII)
Décimo tercera entrega del libro desconocido de Esteban Carro Celada sobre la empresa de conducción de caudales 'Alonso Cordero y Franco Hermanos', fundada en Madrid por tres maragatos de Santiago de Millas.
![[Img #40075]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/10_2018/2416_abrazo_de_bergara.jpg?42)
(...)
Al fin el 10 de julio Luisito recibe noticiación en Santiago de Millas para que reúna la conducta de Galicia. Se le ordena que se reúna con Esteban Pérez que “va por otro lado”. Los tiempos eran calamitosos y ha de ir acompañado de otra persona de confianza: “marchar con muchas precauciones y sigilo, y trayendo la escolta necesaria para evitar todo disgusto, pues las cosas están malas y la familia de Galicia es mala gente.” Estas mismas recomendaciones se las repite a Esteban Pérez Franco, así como la escolta y el sigilo. Este ha de hacer la marcha por Lugo, Ribadeo, La Coruña, Santiago de Compostela.
Al par se interfiere el proceder nada claro del corresponsal de Orense que da aviso al banco de haber reducido 100.000 reales de vellón al 6%. Por diversas incidencias, se observa que nada de esto ocurrió. Y se quejan amargamente de esta doblez, cuyo sentido no aciertan a ver, dadas las buenas relaciones comerciales de toda la vida.
Ya es sabido que las condiciones anómalas en que se producía la vida española son ocasión de proposiciones poco normales. Y esto afecta a gente tradicional y de nueva empresa, repetidores y avispados, como son estos maragatos de la “cuenta de gota a gota “. Y es el caso que falta un mes para que acabe la Guerra Civil. Pues bien el 24 de julio, un mes antes del ‘Abrazo de Vergara’, proponen un negocio a Miguel Franco Alonso, hermano de Bernardino. La carta va dirigida a San Sebastián. La conducta maragata tiene de esta forma una manera impensada de realización: el mar.
“Siendo posible que nosotros tengamos fondos en Bayona y necesitaremos sacarlos de Bayona, traerlos por mar a Santander hasta Logroño o hasta el Cuartel General del Ejército, deseamos nos diga, si, a vuelta de correo, si quiere encargarse de ir a buscarlos a Bayona y hacer la conducción manifestándome cuanto, a su parecer, hemos de abonar bajo el concepto de que le quede una utilidad regular sobre los gastos que se puedan ocasionar, en términos que todos ganemos y en el concepto que esta operación se verificará en casi todos los meses.”
Bien lejana veían la paz, que había de llegar a 30 días vista a través de Espartero. Y más allá, entre los carlistas, también los maragatos, buenos mercurios, introducidos oportunamente.
Cuando vuelven a tomar la pluma para escribir han de emplear una expresión fuerte contra Santiago Sáenz e hijo de Orense, por el asunto de la calderilla retenida. Usted es el “perro del hortelano, sujeta los negocios a medida de sus deseos y cada uno hace sus cuentas para servir a quien le da de comer y ver si gana alguna cosa.”
A Valdespino corre una carta dirigida a Santiago Ares Puente, en la que le estipulan las condiciones para que reduzca la calderilla, que si fuera en Orense, lo podrá hacer al 6% o al 5 y medio por ciento, pero si es en Padrón o Ávila, los porcentajes serían mucho más exiguos ya que la demanda es numerosa y los gastos de traslado valen lo suyo. Le envía también a otro, pero le previene que Blas García, el corresponsal de León se ha ido a Galicia, para tratar de hacer sus negocios a cuenta del vellón. Un incidente convoca a dispersión a uno de los conductores. Esteban Pérez ha cobrado dineros en Lugo, pero al ir a hacer la cuenta en Madrid falta nada menos que 1240 reales en el talego de Lugo. Se le comunica convenientemente para que ponga término al asunto haciéndose cargo, “pues de lo contrario el infeliz lejos de dejarle utilidad, su viaje le resulta perdida”. Ya en septiembre se documenta que rompe con ellos. “Esteban remite la cuenta, diciendo que no quiere más correspondencia nuestra”. Disgustos provocaba esta manera de cobrar. El asunto de la calderilla retenida rompía amistades comerciales. Se quejan los Garcías de Astorga que presentaron 38000 y sólo han recibido 30000. Las 8000 restantes eran vellón, sin traducir a plata ni oro.
![[Img #40076]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/10_2018/5567_91186675.jpg?27)
La conducta de Galicia, siempre llena de incidentes, comporta uno de orden organizativo. Se ha puesto enfermo uno de los comisionados que habían de practicar una conducta: “El maragato Gabriel González escribió, desde Santa Catalina, que por haberse hallado enfermo no ha ido a Galicia”. Francisco Alonso Cordero tratará de buscar quien le sustituya, en esta embajada septembrina. Fue el maragato Beledo quien lo hizo.
El nombre de Santos Alonso Cordero surge con motivo de no aparecer un asiento. Se sugiere a un cliente ponferradino, Eustaquio María González Yebra, que quizá a quien envió el giro fue a su hermano Santiago. El asunto de la calderilla con el corresponsal de Orense, Don Santiago Sáenz había sido tan complicado que no tenía otra garantía de éxito que la eliminación del corresponsal. Le sustituye Antonio Félix Pérez Bobo que acaba de separar sus negocios de los de su padre.
En pocos días Astorga demanda no menos de 150000 reales que ha de pagar Francisco, corresponsal en Santiago de Millas.
La proximidad a las fiestas navideñas vuelve a dar un cierto calor a estos libros tan serios y numerales, para dar paso a la imaginación de unas jornadas vividas en plenitud en torno a la cuna de Cristo, pero también bien comidos. Ares Puente a su paso por Tuy se encarga de transportar “6 barriles de escabeche de un cuarto de arroba, de diferentes clases, sin olvidarse del rodaballo”. Buen pescado este último del que decían los monjes medievales que quebrantaba la abstinencia, porque tenía más que sabor de carne, de capón. Y como siempre para que no cambie el paso la rutina, las 14 docenas de cajas de mantequillas solicitadas a León. Es la molestia bien pagada que provocan sobre Blas, pero que después de esta Navidad tendrá contrapartida. Los tres sombreros del año pasado se convierten en ocho arrobas de fideos: “para conducirlos en los cajones que teníamos en casa”. No cuesta nada, y hasta el porte es pagado, según consta en carta a Benito González en la que no proporcionan el nombre del transportador.
Los arrieros comisionados para la entrega de los obsequios de ‘la Casa’ a los corresponsales de Alonso Cordero Franco son Santiago Crespo Botas, Andrés Pérez y el maragato Domingo Ares. Francisco ha de salir a león para recibir las cajas que había pedido. “El maragato Francisco de Paz te lo dejara en la posada de la Estefanía”. Son abundantes como otros años las colaciones que han de distribuir entre los de casa, en Santiago de Millas: “Ocho barriles de aceitunas, tres arrobas de turrón, seis docenas de naranjas, cinco docenas de granadas, de las cuales dos son para Antonia y las tres para ti, dos serones de pasas, cuatro docenas de cajas de dulces, de las cuales dos son de jalea.”
![[Img #40074]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/10_2018/5120_el-correo-de-la-moda.jpg?41)
Los amigos de Madrid, además de la mantequilla recibirán los mantecadas de Astorga, que como otras veces fueron solicitadas, mitad y mitad a los obradores reposteros de Garrote y casa de Doña Rosa. Y la distribución conveniente de “dieciséis cajones grandes de mantecadas y dieciséis chicas, incluidas las seis que encarga Cepeda”.
(Continuará...)
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Al fin el 10 de julio Luisito recibe noticiación en Santiago de Millas para que reúna la conducta de Galicia. Se le ordena que se reúna con Esteban Pérez que “va por otro lado”. Los tiempos eran calamitosos y ha de ir acompañado de otra persona de confianza: “marchar con muchas precauciones y sigilo, y trayendo la escolta necesaria para evitar todo disgusto, pues las cosas están malas y la familia de Galicia es mala gente.” Estas mismas recomendaciones se las repite a Esteban Pérez Franco, así como la escolta y el sigilo. Este ha de hacer la marcha por Lugo, Ribadeo, La Coruña, Santiago de Compostela.
Al par se interfiere el proceder nada claro del corresponsal de Orense que da aviso al banco de haber reducido 100.000 reales de vellón al 6%. Por diversas incidencias, se observa que nada de esto ocurrió. Y se quejan amargamente de esta doblez, cuyo sentido no aciertan a ver, dadas las buenas relaciones comerciales de toda la vida.
Ya es sabido que las condiciones anómalas en que se producía la vida española son ocasión de proposiciones poco normales. Y esto afecta a gente tradicional y de nueva empresa, repetidores y avispados, como son estos maragatos de la “cuenta de gota a gota “. Y es el caso que falta un mes para que acabe la Guerra Civil. Pues bien el 24 de julio, un mes antes del ‘Abrazo de Vergara’, proponen un negocio a Miguel Franco Alonso, hermano de Bernardino. La carta va dirigida a San Sebastián. La conducta maragata tiene de esta forma una manera impensada de realización: el mar.
“Siendo posible que nosotros tengamos fondos en Bayona y necesitaremos sacarlos de Bayona, traerlos por mar a Santander hasta Logroño o hasta el Cuartel General del Ejército, deseamos nos diga, si, a vuelta de correo, si quiere encargarse de ir a buscarlos a Bayona y hacer la conducción manifestándome cuanto, a su parecer, hemos de abonar bajo el concepto de que le quede una utilidad regular sobre los gastos que se puedan ocasionar, en términos que todos ganemos y en el concepto que esta operación se verificará en casi todos los meses.”
Bien lejana veían la paz, que había de llegar a 30 días vista a través de Espartero. Y más allá, entre los carlistas, también los maragatos, buenos mercurios, introducidos oportunamente.
Cuando vuelven a tomar la pluma para escribir han de emplear una expresión fuerte contra Santiago Sáenz e hijo de Orense, por el asunto de la calderilla retenida. Usted es el “perro del hortelano, sujeta los negocios a medida de sus deseos y cada uno hace sus cuentas para servir a quien le da de comer y ver si gana alguna cosa.”
A Valdespino corre una carta dirigida a Santiago Ares Puente, en la que le estipulan las condiciones para que reduzca la calderilla, que si fuera en Orense, lo podrá hacer al 6% o al 5 y medio por ciento, pero si es en Padrón o Ávila, los porcentajes serían mucho más exiguos ya que la demanda es numerosa y los gastos de traslado valen lo suyo. Le envía también a otro, pero le previene que Blas García, el corresponsal de León se ha ido a Galicia, para tratar de hacer sus negocios a cuenta del vellón. Un incidente convoca a dispersión a uno de los conductores. Esteban Pérez ha cobrado dineros en Lugo, pero al ir a hacer la cuenta en Madrid falta nada menos que 1240 reales en el talego de Lugo. Se le comunica convenientemente para que ponga término al asunto haciéndose cargo, “pues de lo contrario el infeliz lejos de dejarle utilidad, su viaje le resulta perdida”. Ya en septiembre se documenta que rompe con ellos. “Esteban remite la cuenta, diciendo que no quiere más correspondencia nuestra”. Disgustos provocaba esta manera de cobrar. El asunto de la calderilla retenida rompía amistades comerciales. Se quejan los Garcías de Astorga que presentaron 38000 y sólo han recibido 30000. Las 8000 restantes eran vellón, sin traducir a plata ni oro.
La conducta de Galicia, siempre llena de incidentes, comporta uno de orden organizativo. Se ha puesto enfermo uno de los comisionados que habían de practicar una conducta: “El maragato Gabriel González escribió, desde Santa Catalina, que por haberse hallado enfermo no ha ido a Galicia”. Francisco Alonso Cordero tratará de buscar quien le sustituya, en esta embajada septembrina. Fue el maragato Beledo quien lo hizo.
El nombre de Santos Alonso Cordero surge con motivo de no aparecer un asiento. Se sugiere a un cliente ponferradino, Eustaquio María González Yebra, que quizá a quien envió el giro fue a su hermano Santiago. El asunto de la calderilla con el corresponsal de Orense, Don Santiago Sáenz había sido tan complicado que no tenía otra garantía de éxito que la eliminación del corresponsal. Le sustituye Antonio Félix Pérez Bobo que acaba de separar sus negocios de los de su padre.
En pocos días Astorga demanda no menos de 150000 reales que ha de pagar Francisco, corresponsal en Santiago de Millas.
La proximidad a las fiestas navideñas vuelve a dar un cierto calor a estos libros tan serios y numerales, para dar paso a la imaginación de unas jornadas vividas en plenitud en torno a la cuna de Cristo, pero también bien comidos. Ares Puente a su paso por Tuy se encarga de transportar “6 barriles de escabeche de un cuarto de arroba, de diferentes clases, sin olvidarse del rodaballo”. Buen pescado este último del que decían los monjes medievales que quebrantaba la abstinencia, porque tenía más que sabor de carne, de capón. Y como siempre para que no cambie el paso la rutina, las 14 docenas de cajas de mantequillas solicitadas a León. Es la molestia bien pagada que provocan sobre Blas, pero que después de esta Navidad tendrá contrapartida. Los tres sombreros del año pasado se convierten en ocho arrobas de fideos: “para conducirlos en los cajones que teníamos en casa”. No cuesta nada, y hasta el porte es pagado, según consta en carta a Benito González en la que no proporcionan el nombre del transportador.
Los arrieros comisionados para la entrega de los obsequios de ‘la Casa’ a los corresponsales de Alonso Cordero Franco son Santiago Crespo Botas, Andrés Pérez y el maragato Domingo Ares. Francisco ha de salir a león para recibir las cajas que había pedido. “El maragato Francisco de Paz te lo dejara en la posada de la Estefanía”. Son abundantes como otros años las colaciones que han de distribuir entre los de casa, en Santiago de Millas: “Ocho barriles de aceitunas, tres arrobas de turrón, seis docenas de naranjas, cinco docenas de granadas, de las cuales dos son para Antonia y las tres para ti, dos serones de pasas, cuatro docenas de cajas de dulces, de las cuales dos son de jalea.”
Los amigos de Madrid, además de la mantequilla recibirán los mantecadas de Astorga, que como otras veces fueron solicitadas, mitad y mitad a los obradores reposteros de Garrote y casa de Doña Rosa. Y la distribución conveniente de “dieciséis cajones grandes de mantecadas y dieciséis chicas, incluidas las seis que encarga Cepeda”.
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