Redacción
Domingo, 21 de Julio de 2013
Éxito académico de la Escuela de Traducción de la Universidad de León en Astorga
Integrantes del taller de alemán del curso de verano de traducción.
Con la entrega de diplomas a los cincuenta participantes (llegados de toda España, siendo doce de ellos extranjeros), que los recibieron de manos de la directora del curso y catedrática Isabel Cantón Mayo, se clausuró el viernes el Curso Escuela de Verano de Traducción en Astorga por primera vez desarrollado por la ULE. El alumnado celebró en particular la eficacia de los talleres y la generosidad de sus respectivos profesores: “El ambiente ha sido fenomenal. Aprendimos y disfrutamos con los traductores profesionales los escritores. Sería sensacional poder dedicar a la práctica de la traducción aún más horas”, apuntó la astorgana Elena González García, miembro de la Junta de los traductores jóvenes en la Asociación Española de Traductores e Intérpretes en formación (AETI), insistiendo en el gran interés de los jóvenes porfesionales por la oferta docente. “Habría que repetir el curso el próximo verano, e incluir en el futuro de taller de traducción audivisual, concretamente de doblaje y sincronización, sería también muy útil”, remachó entusiasmada.
En la conferencia de clausura Javier Gómez-Montero subrayó que “Europa es traducción, contacto, negociación y trato, todo lo cual fundamenta un espacio de ideas basado en la experiencia común de las naciones. Esa enorme capacidad de traducción, apropiación cultural y transformación simbólica que la ha definido durante milenios es lo genuinamente europeo”.
El alumnado en la clausura del curso del Foro Astúrica.
“¿Que qué nos llevamos de Astorga tras cinco días intensos de trabajo?”, se pregunta la mexicana Jimena Hernández Alcalá: “Ahora sabemos mejor qué es la traducción, qué diferencia hay entre el autor y el traductor y como lograrlo” Y en el transcurso de uno de los coloquios la cursillista Ramona Fehlhaber resumió en magnífico español el ánimo de los participantes: “Si un autor pone su alma en el texto que escribe, el traductor puede hacerlo también, así que al final, con suerte, tenemos un texto con dos almas”.
![[Img #4422]](upload/img/periodico/img_4422.jpg)
Integrantes del taller de alemán del curso de verano de traducción.
Con la entrega de diplomas a los cincuenta participantes (llegados de toda España, siendo doce de ellos extranjeros), que los recibieron de manos de la directora del curso y catedrática Isabel Cantón Mayo, se clausuró el viernes el Curso Escuela de Verano de Traducción en Astorga por primera vez desarrollado por la ULE. El alumnado celebró en particular la eficacia de los talleres y la generosidad de sus respectivos profesores: “El ambiente ha sido fenomenal. Aprendimos y disfrutamos con los traductores profesionales los escritores. Sería sensacional poder dedicar a la práctica de la traducción aún más horas”, apuntó la astorgana Elena González García, miembro de la Junta de los traductores jóvenes en la Asociación Española de Traductores e Intérpretes en formación (AETI), insistiendo en el gran interés de los jóvenes porfesionales por la oferta docente. “Habría que repetir el curso el próximo verano, e incluir en el futuro de taller de traducción audivisual, concretamente de doblaje y sincronización, sería también muy útil”, remachó entusiasmada.
En la conferencia de clausura Javier Gómez-Montero subrayó que “Europa es traducción, contacto, negociación y trato, todo lo cual fundamenta un espacio de ideas basado en la experiencia común de las naciones. Esa enorme capacidad de traducción, apropiación cultural y transformación simbólica que la ha definido durante milenios es lo genuinamente europeo”.
![[Img #4423]](upload/img/periodico/img_4423.jpg)
El alumnado en la clausura del curso del Foro Astúrica.
“¿Que qué nos llevamos de Astorga tras cinco días intensos de trabajo?”, se pregunta la mexicana Jimena Hernández Alcalá: “Ahora sabemos mejor qué es la traducción, qué diferencia hay entre el autor y el traductor y como lograrlo” Y en el transcurso de uno de los coloquios la cursillista Ramona Fehlhaber resumió en magnífico español el ánimo de los participantes: “Si un autor pone su alma en el texto que escribe, el traductor puede hacerlo también, así que al final, con suerte, tenemos un texto con dos almas”.






