El centro
![[Img #40821]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/12_2018/24_nacionalismo.jpg?22)
La rueda es definida como una pieza de máquina circular que gira alrededor de un eje. Puede ser considerada como una máquina simple, la primera y más inicial o como un elemento del conjunto que las integran para generar movimiento con el fin de ejecutar trabajo. Se caracteriza por su simplicidad y eficacia como el invento más preciado, que surgió en Mesopotamia y que va unido a la historia de la civilización.
Antes de la era industrial la rueda se había hecho imprescindible. Sin ella no andarían los carros, las norias, los relojes como tampoco todas las maquinarias de esta era. En su centro está insertado el eje por el que gira la rueda. Si se descentra ya se sabe, no avanza el carro porque lo que antes era facilidad de movimiento y aprovechamiento de la fuerza motriz por la curvatura de la circunferencia ahora es reducción del rendimiento que la hace ir a trompicones y saltos.
La rueda impone un salto en la civilización como lo digital (1 y 0) sobre lo analógico. Sin rueda la civilización hubiera sido otra cosa como ahora mismo lo seria sin informática. La rueda no sería lo que es si no tuviera centro que, como la palanca necesita su punto de apoyo, la rueda lo necesita para que actúe el eje y ese es el centro. Hasta en la democracia. Están bien todas las posibilidades: izquierda y derecha, conservadores y progresistas pero la rueda de la democracia no avanza si no tiene centro, que al final es lo que todos buscan si quieren gobernar y no limitarse a teorizar.
Por eso los partidos se asignan en las elecciones el centro, aun sin corresponderles. Entendido como un punto de equidistancia y el que hace posible la acción de los partidos y la eficacia del eje. Como del juego social, que no es posible sin centro.
Con lo que se confirma la teoría del centro. Imponer radicalmente la propia concepción no se consigue nada más que con la revolución y la dictadura. Se mire para la soviética o para la franquista ninguna de las dos superará el siglo. La cabeza hay que mantenerla en el centro para entender el juego marrullero y mentiroso de los políticos. Votar es otra cosa. En muchos casos depende de lo honesto que se sea porque con el voto se está dando la razón a uno mismo aunque eso implique no tenerla.
¿Y de las elecciones andaluzas que impregnan estos días todo? Lo dicho sobre el centro, que también es pacto. Lo que han descubierto con la sorprendente irrupción de Vox es la esencia y el sentido de los nacionalismos, en los que no hay ideas sino pensamientos que no concluyen y se quedan en sentimientos y lo que cuenta es la fuerza de lo irracional y la fuerza de los sentimientos como argumentos. Nunca diálogo.
Ha emergido un nacionalismo español equiparable al catalán. Ya tienen ambas fuerzas contrario con el que medirse y en el que reflejarse. Donde no habrá diálogo porque para razonar se necesitan argumentos y ahí no los hay. Solo sentimientos en estado puro, cuya cabeza como la de los espermatozoos solo tiene un destino, el de su objetivo. Lo ha definido muy bien Luís Pasqual cuando ha dicho refiriéndose al nacionalismo catalán que allí todo es de cintura para abajo.
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La rueda es definida como una pieza de máquina circular que gira alrededor de un eje. Puede ser considerada como una máquina simple, la primera y más inicial o como un elemento del conjunto que las integran para generar movimiento con el fin de ejecutar trabajo. Se caracteriza por su simplicidad y eficacia como el invento más preciado, que surgió en Mesopotamia y que va unido a la historia de la civilización.
Antes de la era industrial la rueda se había hecho imprescindible. Sin ella no andarían los carros, las norias, los relojes como tampoco todas las maquinarias de esta era. En su centro está insertado el eje por el que gira la rueda. Si se descentra ya se sabe, no avanza el carro porque lo que antes era facilidad de movimiento y aprovechamiento de la fuerza motriz por la curvatura de la circunferencia ahora es reducción del rendimiento que la hace ir a trompicones y saltos.
La rueda impone un salto en la civilización como lo digital (1 y 0) sobre lo analógico. Sin rueda la civilización hubiera sido otra cosa como ahora mismo lo seria sin informática. La rueda no sería lo que es si no tuviera centro que, como la palanca necesita su punto de apoyo, la rueda lo necesita para que actúe el eje y ese es el centro. Hasta en la democracia. Están bien todas las posibilidades: izquierda y derecha, conservadores y progresistas pero la rueda de la democracia no avanza si no tiene centro, que al final es lo que todos buscan si quieren gobernar y no limitarse a teorizar.
Por eso los partidos se asignan en las elecciones el centro, aun sin corresponderles. Entendido como un punto de equidistancia y el que hace posible la acción de los partidos y la eficacia del eje. Como del juego social, que no es posible sin centro.
Con lo que se confirma la teoría del centro. Imponer radicalmente la propia concepción no se consigue nada más que con la revolución y la dictadura. Se mire para la soviética o para la franquista ninguna de las dos superará el siglo. La cabeza hay que mantenerla en el centro para entender el juego marrullero y mentiroso de los políticos. Votar es otra cosa. En muchos casos depende de lo honesto que se sea porque con el voto se está dando la razón a uno mismo aunque eso implique no tenerla.
¿Y de las elecciones andaluzas que impregnan estos días todo? Lo dicho sobre el centro, que también es pacto. Lo que han descubierto con la sorprendente irrupción de Vox es la esencia y el sentido de los nacionalismos, en los que no hay ideas sino pensamientos que no concluyen y se quedan en sentimientos y lo que cuenta es la fuerza de lo irracional y la fuerza de los sentimientos como argumentos. Nunca diálogo.
Ha emergido un nacionalismo español equiparable al catalán. Ya tienen ambas fuerzas contrario con el que medirse y en el que reflejarse. Donde no habrá diálogo porque para razonar se necesitan argumentos y ahí no los hay. Solo sentimientos en estado puro, cuya cabeza como la de los espermatozoos solo tiene un destino, el de su objetivo. Lo ha definido muy bien Luís Pasqual cuando ha dicho refiriéndose al nacionalismo catalán que allí todo es de cintura para abajo.






