Bruno Marcos
Lunes, 31 de Diciembre de 2018
Tres cadáveres exquisitos

Le cadavre exquis nouveau

El segundo cadáver exquisito 'palra' en franchute. Es la narración de Bruno Marcos, que si no fuera de 'nouveau' sería su cadeau' de incienso para el niño que vendrá. Esta vez, otra vez no el equivocado. "Nazca el niño negativo, / nadie ,nunca, nada, no."

 

[Img #41131]

 


Nada era lo que parecía. Es decir, nada estaba aislado, pero a la vez todo parecía estar desconectado de lo que tenía al lado. No es que la figura no tuviese ni pies ni cabeza sino que los pies no eran los pies que debían ir con esa cabeza, ni la cabeza era la esperable y todo estaba fuera de sitio.

 

La sensación era muy confusa, parecía que aquella figura fuera a caminar con los brazos y pensar con las piernas y esas piernas, a su vez, siendo las de un humano parecían así las de un cefalópodo y los brazos, nacarados y pálidos, fustes de una columna dórica. Se había mezclado todo, descolocado todo; pero el resultado no era enteramente una cosa nueva sino una colección de imágenes conocidas vueltas extrañas, y en esa familiaridad de cosas conocidas estaba, precisamente, lo espantoso de la escena: una mano con ojos entre los dedos como membranas de un palmípedo, uñas como de águila por lengua o, mejor dicho, en la lengua, escamas de tortuga por cabellos, manos con dedos soldados en pezuñas de bisonte, alas de murciélagos en las orejas y nidos de golondrinas en los huesos de las rodillas… una exquisita ruleta rusa con los miembros y las partes de varios cadáveres…

 

 

[Img #41130]

 

 

Sonaban las campanas de la última noche del año con una solemnidad que parecían las del fin del mundo, probablemente del mundo de los sueños que afiebraba esas horas. Otro mundo flotaba bajo los párpados en el que nada podía ser inventado más allá de los materiales de la realidad, sólo una mezcla de cosas, encuentros inesperados, un círculo de posibilidades muy grande pero finito, familiar, hecho de fragmentos reales.

 

Entonces supe que seguir soñando no serviría de nada y desperté y todo el cadáver hecho de partes de otros cadáveres, de fantasía, de recuerdos y de sueños, se incorporó ante mí con una leve incandescencia a su alrededor, con un breve halo blanco que dejó de temblar cuando se situó de pie frente a mí. Entonces lo sentí como un ser posible, todas esas partes extrañamente unidas ahora estaban ensambladas, parecía vivo. Abrió los ojos y vi que, aunque tenía mi misma edad, era un ser que nunca había existido pero que estaba ahí. Y mirarlo comprendiendo eso era mucho peor que mirar la imagen de alguien que hubiera muerto porque era un ser que nunca había vivido, un cadáver nuevo, vivo y muerto a la vez porque no tenía pasado, fruto de mi fantasía, de mis recuerdos y mis sueños.

 

 

 

 

 

 

 

 

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