Miércoles, 24 de Julio de 2013

Colores de abandono

NICOLÁS PÉREZ HIDALGO / 

Basta darse un paseo por la Somoza Maragata para percibir el colorido de la vegetación que en estos meses nos asalta en cada curva del camino. Amarillos de escobas, carqueixas, cambriones y otras leguminosas, mezclados con los morados de las lavandas, se intercalan con los matices verdes de robles, encinas y pinos, y con los amoratados de las lavandas. El 'pan' va pasando de los apagados verdes a los amarillos pajizos conforme nos adentramos en el estío.

Pero hay que ser capaces de abstraerse del colorido y aprender a leer en el paisaje. Los colores son fiel reflejo de la actividad de las comarcas, … y en definitiva los colores muestran paradójicamente el abandono. A día de hoy La Maragatería pasa por ser una de las zonas más despobladas y pobres de la provincia (casi al mismo nivel que Omaña y algunas zonas de la vecina Cabrera). Y todo ello se puede percibir de forma indirecta por cómo cambia el paisaje y el color.

Son las de la Somoza tierras pobres que solo dan para pequeños huertos y algunos prados en las proximidades de un estacional rio Turienzo destrozado por las graveras durante años, y en algunos de sus arroyos tributarios, y para centeno y algún otro cereal en las zonas más altas. Cultivarlas supone más coste que el beneficio que se obtiene por la venta del producto. El resto del territorio solo sirve para pasto de rebaños de churras y merinas y para soltar alguna vaca en las despobladas zonas altas.

Cuanto más color amarillo de escobas se perciba y cuanto más pinar de repoblación (cargado de procesionarias por cierto) y chopera ocupe tierras de labor, más abandono agro-ganadero hay. Todo está directamente relacionado con la ausencia de ganaderos y agricultores. Pero esto no sucede porque sí, ni de forma gratuita, es fruto de la presión de políticas diseñadas a distancia desde los despachos de las administraciones autonómicas y locales, que han buscado, buscan y seguirán buscando el echar a la gente de nuestros pueblos. Concentraciones proyectadas hace más de 30 años, que ahora son totalmente innecesarias (aunque se reivindiquen), están detrás de ello, como lo están las políticas de forestación de tierras agrarias, o la expulsión de los cascos urbanos de las explotaciones ganaderas, o la presión de los 'hijos del pueblo' que vuelven a veranear a cada año o la deficiente red de carreteras … y sobre todo detrás de todo ello, está la incompetencia y falta de formación, que demuestran cada día nuestros cargos públicos en los ayuntamientos y la desastrosa gestión del programa de desarrollo rural Montañas del Teleno, que no ha servido para revertir esta tendencia en los últimos 20 años. 

¡Y qué casualidad que en todos estos saraos y durante este tiempo siempre han estado los mismos, decidiendo que es lo que se hace y cómo se hace!

Pasear por el camino de Santiago (de Astorga a Foncebadón) es uno de esos privilegiados lugares desde donde uno puede ser alumno de una preciosa lección sobre cómo leer el 'paisaje' y el 'paisanaje' maragato, … en definitiva una colorida interpretación de las causas del abandono.

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