Siempre quiso ser una estrella del rock
![[Img #41396]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/01_2019/5648_valle-led-zeppelin-2.jpg?32)
Ocurrió a mediados de los setenta, apenas hacía unos meses que tanto Jesús como yo habíamos cumplido los diecisiete años. Una edad en la que cualquier cosa que se hiciera era para gustar a las mujeres, algo que posiblemente no se abandona con el paso de los años.
Mi amigo hacía sus pinitos con una guitarra eléctrica, que le había comprado su tío a no sé qué músico de Madrid. Soñaba tocar con algún grande de la música Rock o en su defecto montar su propia banda. Estaba convencido que de esa forma, siempre estaría rodeado de mujeres que se pelearían por quedar con él.
Todo lo que hacía lo relacionaba con la música, cada pensamiento o experiencia para él era una canción. Con el tiempo me he dado cuenta que tenía razón, que cuando nos pasa algo en la vida, solemos poner canciones o música, con la que nos sentimos identificados.
Los fines de semana nos pasábamos horas en su casa, fumando tabaco Bisonte y escuchando música de Led Zeppelin, Deep Purple, Jimi Hendrix y T.Rex … también de Nirvana o Sex Pistols. Jesús escuchaba y luego actuaba con su guitarra intentando imitar la canción Purple Haze de Jimi Hendrix, incluso movía la cabeza y colocaba el cigarro como él. Siempre pensé que en aquellos momentos se sentía de verdad una estrella del Rock.
Cumplir los diecisiete no había cambiado sustancialmente nuestras vidas, con la salvedad que ahora Jesús era ‘Chus’. Según él, sonaba mejor como nombre de artista y con más tirón a la hora de ligar, algo que siempre tenía presente.
No teníamos un duro, pero intentábamos seguir las tendencias de la moda de aquellos años. Estábamos en la era hippie, la fiebre disco, zapatos con plataforma, vaqueros ajustados y pantalones acampanados. Minifaldas de vértigo.
Jesús quería ser una estrella del rock, realizaba sus actos según la música, ahora no la escuchaba para identificarse con ella, si no para que la música se adaptara a su historia.
Montó una banda que duró lo que un bocadillo de chocolate a la puerta de un colegio; aunque debo decir que para las chicas debió resultar atractiva, porque la cochera donde ensayaban siempre estaba petada de seguidoras que aplaudían incluso cuando afinaban los instrumentos.
Las cosas estaban cambiando, Chus necesitaba más, necesitaba tocar en una banda de Rock y para ello se fue a Madrid. Pronto tocó en un grupo famoso. Los conciertos le llevaban de un lugar a otro de nuestra geografía. Se jugaba la vida a diario. Iban en un furgón, tocaban, se ponían hasta arriba de todo y regresaban. Una chifladura, que para ellos resultaba muy divertido.
Hablábamos con frecuencia y me contaba su éxito como guitarrista y con las mujeres. Siempre las mujeres.
Cierto día me envió una carta en la que solo venía la letra de Purple haze de Jimi Hendrix, la canción con la que siempre se había identificado:”Bruma púrpura había en mi cerebro / Últimamente, las cosas ya no parecen las mismas /Actúo como un loco, pero no sé por qué / Excusadme, mientras beso el cielo / Bruma púrpura en todas partes / No sé si voy hacia arriba o hacia abajo”.
El lado correcto de la historia se estaba desubicando, se transformaba en espinoso, hasta el punto que supuso la renuncia a una amistad de muchos años. Nunca hacía caso ni dejó que se le ayudara.
Los sueños de Jesús se estaban desvaneciendo. El grupo había prescindido de él y las mujeres no lo encontraban atractivo. Nunca más volvió a tocar. Su frustración le llevó a beber, drogarse y probablemente doblar el consumo tóxico que pudiera tener cualquier otra persona. Lástima que no hubiera reflexionado lo suficiente la letra que tanto le gustaba de Burn to run, de Bruce Springsteen :..” Oh nena, esta ciudad te arranca los huesos de la espalda. / Es una trampa mortal, es una llamada al suicidio. / Tenemos que salir de aquí mientras seamos jóvenes. / Porque vagabundos como nosotros Nena, nacimos para correr”.
Hace muchos años que no nos vemos ni hablamos. Me han dicho que vive en Ibiza, que conoció a una buena chica con la que vive desde entonces, que tiene un hijo tocando la guitarra en un grupo de rock y que él trabaja como camillero en un hospital. Tal vez algún día volvamos a escuchar juntos el Stairway to heaven de Lez Zeppelin o Smoke on the Water de Deep Purpe, y hablar de aquel sueño que casi consiguió: 'Ser una estrella del Rock'.
![[Img #41396]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/01_2019/5648_valle-led-zeppelin-2.jpg?32)
Ocurrió a mediados de los setenta, apenas hacía unos meses que tanto Jesús como yo habíamos cumplido los diecisiete años. Una edad en la que cualquier cosa que se hiciera era para gustar a las mujeres, algo que posiblemente no se abandona con el paso de los años.
Mi amigo hacía sus pinitos con una guitarra eléctrica, que le había comprado su tío a no sé qué músico de Madrid. Soñaba tocar con algún grande de la música Rock o en su defecto montar su propia banda. Estaba convencido que de esa forma, siempre estaría rodeado de mujeres que se pelearían por quedar con él.
Todo lo que hacía lo relacionaba con la música, cada pensamiento o experiencia para él era una canción. Con el tiempo me he dado cuenta que tenía razón, que cuando nos pasa algo en la vida, solemos poner canciones o música, con la que nos sentimos identificados.
Los fines de semana nos pasábamos horas en su casa, fumando tabaco Bisonte y escuchando música de Led Zeppelin, Deep Purple, Jimi Hendrix y T.Rex … también de Nirvana o Sex Pistols. Jesús escuchaba y luego actuaba con su guitarra intentando imitar la canción Purple Haze de Jimi Hendrix, incluso movía la cabeza y colocaba el cigarro como él. Siempre pensé que en aquellos momentos se sentía de verdad una estrella del Rock.
Cumplir los diecisiete no había cambiado sustancialmente nuestras vidas, con la salvedad que ahora Jesús era ‘Chus’. Según él, sonaba mejor como nombre de artista y con más tirón a la hora de ligar, algo que siempre tenía presente.
No teníamos un duro, pero intentábamos seguir las tendencias de la moda de aquellos años. Estábamos en la era hippie, la fiebre disco, zapatos con plataforma, vaqueros ajustados y pantalones acampanados. Minifaldas de vértigo.
Jesús quería ser una estrella del rock, realizaba sus actos según la música, ahora no la escuchaba para identificarse con ella, si no para que la música se adaptara a su historia.
Montó una banda que duró lo que un bocadillo de chocolate a la puerta de un colegio; aunque debo decir que para las chicas debió resultar atractiva, porque la cochera donde ensayaban siempre estaba petada de seguidoras que aplaudían incluso cuando afinaban los instrumentos.
Las cosas estaban cambiando, Chus necesitaba más, necesitaba tocar en una banda de Rock y para ello se fue a Madrid. Pronto tocó en un grupo famoso. Los conciertos le llevaban de un lugar a otro de nuestra geografía. Se jugaba la vida a diario. Iban en un furgón, tocaban, se ponían hasta arriba de todo y regresaban. Una chifladura, que para ellos resultaba muy divertido.
Hablábamos con frecuencia y me contaba su éxito como guitarrista y con las mujeres. Siempre las mujeres.
Cierto día me envió una carta en la que solo venía la letra de Purple haze de Jimi Hendrix, la canción con la que siempre se había identificado:”Bruma púrpura había en mi cerebro / Últimamente, las cosas ya no parecen las mismas /Actúo como un loco, pero no sé por qué / Excusadme, mientras beso el cielo / Bruma púrpura en todas partes / No sé si voy hacia arriba o hacia abajo”.
El lado correcto de la historia se estaba desubicando, se transformaba en espinoso, hasta el punto que supuso la renuncia a una amistad de muchos años. Nunca hacía caso ni dejó que se le ayudara.
Los sueños de Jesús se estaban desvaneciendo. El grupo había prescindido de él y las mujeres no lo encontraban atractivo. Nunca más volvió a tocar. Su frustración le llevó a beber, drogarse y probablemente doblar el consumo tóxico que pudiera tener cualquier otra persona. Lástima que no hubiera reflexionado lo suficiente la letra que tanto le gustaba de Burn to run, de Bruce Springsteen :..” Oh nena, esta ciudad te arranca los huesos de la espalda. / Es una trampa mortal, es una llamada al suicidio. / Tenemos que salir de aquí mientras seamos jóvenes. / Porque vagabundos como nosotros Nena, nacimos para correr”.
Hace muchos años que no nos vemos ni hablamos. Me han dicho que vive en Ibiza, que conoció a una buena chica con la que vive desde entonces, que tiene un hijo tocando la guitarra en un grupo de rock y que él trabaja como camillero en un hospital. Tal vez algún día volvamos a escuchar juntos el Stairway to heaven de Lez Zeppelin o Smoke on the Water de Deep Purpe, y hablar de aquel sueño que casi consiguió: 'Ser una estrella del Rock'.






