El Maragato Cordero en el Congreso de los Diputados ( I )
![[Img #41428]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/01_2019/9620_mendizabal0003.jpg?36)
A finales de año se celebrará en España Cortes constituyentes. La nación vivía inmersa en una devastadora Guerra Civil. No hacía mucho tiempo que el rey absolutista había muerto. Eran las fuerzas liberales las que basculaban en el ánimo de la reina gobernadora. Isabel II era una niña que solo jugaba. La nación tenía que seguir adelante. En esta coyuntura de 1836 la provincia de León elige a sus diputados. Este año eran tres: Luis de Sosa, Pascual Fernández Baeza y Santiago Alonso Cordero. En la mañana del 17 de octubre el nombre de Santiago Alonso Cordero fue leído primero en alta voz, como pertenecía al ritual, porque se hallaba presente. Pocos días más tarde se lee la lista de diputados. Salustiano Olozaga, como secretario, el 21 de octubre se realiza el juramento. Cordero jura ante los evangelios. Aquel día preside el Congreso Gómez Becerra, elegido por León, presenta a Santiago Alonso Cordero sus poderes, se los aprueban.
Una de las primeras encomiendas recibidas en las Cortes fue la participación de Santiago Alonso Cordero como encargado para noticiar a María Cristina la reina gobernadora, la instalación de las Cortes Españolas. Con Cordero se presentaron en el Palacio de Oriente, el Conde de Almodóvar, Seoane, Pita Ferrero, Olozaga, Osorio y Heros. Mientras la Comisión se fue a platicar con la Reina y besaron su real mano, las Cortes continuarán reunidas a medio rendimiento o pasando muchos a charlar por los pasillos. Cuando, de vuelta del palacio, entraron todos los portadores de la noticia, Becerra el presidente de la Asamblea invitó a que pasaran por secretaría a indicar la profesión respectiva. De esta manera se harían las divisiones, y la mesa dictaría los nombramientos convenientes, según las comisiones que se fueran a establecer.
El maragato Cordero, el arriero o conductor de caudales, comerciante en suma, como buen maragato, sería destinado a la Comisión de Comercio.
La Reina lo recibió con la “afabilidad y bondad que le son características.” Les contestó que acudiría a la apertura oficial de las Cortes al día siguiente a las dos de la tarde.
Es de suponer que aquella noche Cordero lo comentaría con sus amigos. Aún no tenía nueva esposa con quien charlar las cosas de su hogar truncado por la muerte.
El 22 de octubre Cordero ocupó, vestido con traje típico, las gradas. Se sentó en su sitio, y desde allí percibió a más de la Reina, suntuosa, a los embajadores de Inglaterra, Francia y Portugal. Tres naciones que visitó él. Tampoco despegaba el ojo de los atuendos llenos de condecoraciones de los embajadores de EEUU, Dinamarca, Brasil. Fue un día grande, aquel en que se habrían nuevas Cortes Constituyentes. Las primeras después de las Cortes de Cádiz. Como era de suponer, el 25 de octubre, cuando se lee en voz alta la Comisión a la que han sido destinados los diferentes diputados, Santiago escucha su nombre, como integrante de la Comisión de Comercio. Le acompañan en este menester Cantero, Torrens, García Carrasco y Olleros.
![[Img #41425]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/01_2019/4038_cordero-congreso-escanear0001.jpg?15)
Algunos de sus amigos, como Ayllón, el gran banquero, con quien mantendrá tratos y operaciones bancarias, está en la de Hacienda. Otro de sus amigos en los ministerios anteriores, Caballeros, pasa a la de Libertad de Prensa.
Una proposición en la que se pide con urgencia la terminación del negocio máximo en que está empeñada la Nación: El fin de la Guerra Civil. Uno de los nombres más característicos y en primer lugar es el de Santiago Alonso Cordero. Le escoltan otros prestigiosos, de su misma cuerda: Caballero, Montoya, Abad, Pardo Ayllón, Salva, Pizarra y Cordero. Abad se va a entremezclar en la vida de la arriería y de las diligencias maragatas pero hoy la Proposición que firma Cordero, con otros 31 diputados dice así: “Siendo la conclusión de la Guerra el asunto más importante y urgente, pedimos al Congreso Nacional se sirva acordar se nombre una comisión especial que proponga, en el más breve tiempo, los medios de terminar del modo más rápido y cierto la Guerra Civil”.
Este era el grito de todos los españoles. Y los diputados recién llegados se hacen eco, con ganas de que expediente todo por la vía más fácil y accesible.
Conocemos el voto positivo de Cordero en la respuesta a una proposición que trata de saber si se ha de confirmar el título de “Reina Gobernadora”, en la persona de María Cristina. Y si ello ha de ser mientras dure la minoría de edad de su augusta hija, la reina Doña Isabel II. Luján dio lectura a la proposición acatada favorablemente por la mayoría de la asamblea, en que estuvo presente en el voto de anuncios Cordero. Fue votación nominal.
Nuevamente Cordero en el Palacio de Oriente, la tarde del 29 de octubre, esta vez para presentar a María Cristina la contestación de las Cortes al discurso de apertura. Entre otros compañeros de escaño están Martínez de Velasco, Gómez Acedo, García Blanco, Fernández del Pino. Cordero no apeó la etiqueta de su región maragata. Y en sus manos gordezuelas se movió, sin nervios el sombrero de Santiago de Millas. Una de las intervenciones del maragato en las Cortes se verificó el 18 de noviembre de 1830. Se discutía la morosidad con que era cobrado el impuesto de los 200 millones de reales, que extraordinariamente se habían mandado recoger. El asunto había quedado pendiente de la fecha anterior.
En el momento en que sorprendemos la sesión del Congreso acaba de dejar la palabra Arca, rectificando equívocos, sobre la evitación de dobles intereses, en el dinero que se había adelantado del tributo nacional de los 200 millones.
Fernández Baeza interviene, más tarde, asegurando que la “operación de conducir los caudales, por medio de los comisionados del Banco, en vez de los administradores de partido”.
![[Img #41426]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/01_2019/5927_cordero-congreso-escanear0003.jpg?28)
El secretario de las Cortes expresa que los comisionados del Banco no se prestaron a hacerlo, tal como sugería Fernández Baeza y en este preciso momento es cuando Santiago Alonso Cordero, el maragato, el recaudador, y conductor de gran parte de la hacienda pública, intervino por vez primera como tribuno de las Cortes: “Señores, la alta idea de hallarme hoy ante una Corporación tan respetable, no me permite poder explicar, como deseara, mis opiniones, con el acierto que es necesario. No se extrañará pues, mis expresiones, mediante a no estar acostumbrado a hablar en público. Por lo tanto solamente diré que he tomado la palabra por haber oído lo dicho por el Señor Argüellos respeto de las provincias de León y Asturias. Tengo, señores, datos para manifestar que la provincia de León está sumamente más recargada que la de Asturias, y no de ahora, sino de mucho acá, desde el Ministerio del señor López Ballesteros, en que se hizo el reparto del subsidio de Comercio de los millones de reales.”
“En Este reparto se impusieron 90.000 reales a Asturias, 160.000 a León, 90.000 a Zamora y 40.000 a Valladolid.”
“Yo siento entrar en el examen comparativo de las provincias, por ser una cosa odiosa, porque sé que cada señor diputado tendrá medios con que defender su respectivo país; pero conozco la justicia que asiste la provincia de León, para reclamar respecto a Asturias y aún más particularmente respecto a Valladolid. Esta provincia se dirá que es corta en terreno, es verdad; pero, en cambio, su comercio se extiende desde el Reino de Galicia hasta la Sierra Morena y otros puntos. Comprende en su demarcación el casco de Valladolid, que solo por si en las dos Castillas, Nueva y Vieja, después de Madrid, no hay ciudad más mercantil que ella. Allí no solo se reúnen o vienen los géneros para importar en las ferias y mercados de León, Zamora y demás limítrofes, sino para Galicia y otras partes; hay capitalistas que extienden sus relaciones no solo a los puertos o ciudades marítimas de España, sino del extranjero. Se agregan a esta ciudad las villas de Villalón y Villar de Ciervos que, a pesar de que en mucha parte es de contrabando, no dejan de tener relaciones mercantiles y pueden contribuir mucho. Se agrega Medina de Rioseco, Tordesillas, Ruega, Peñafiel y Roa que todos son pueblos de comercio.”
“Todos estos puntos corresponden a la provincia de Valladolid, y a la de León, ¿qué le toca? Las solas dos ciudades de León y Astorga, ambas levíticas puramente, en las que no hay más que el Tribunal y Cabildo Eclesiásticos y 4 procuradores, pero ningún comercio, ni fábrica, ni industria. Es cierto que antiguamente fue famoso en punto a industria el Hospicio de León, pero en el día nada hace; podrá con el tiempo ser León provincia rica a industriosa porque tiene elementos para ello, pero hoy día está en completa decadencia. Todos los vecinos son labradores, pobres, pero no hay como en otras provincias propietarios grandes y jornaleros. En Asturias sucede lo mismo, es verdad, pero hay una multitud de puertecillos de mar, buenos, en los que aunque no se dé un modo ostensible se hace mucha importación, lo que produce riqueza. Por lo tanto creo está sumamente perjudicado León en el reparto de los 200 millones, habiéndole cabido cuatro millones trescientas mil, y a Asturias solo dos millones.”
![[Img #41427]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/01_2019/7714_cordero-congreso-escanear0004.jpg?32)
“Este fue el motivo de llamar mi atención y tomar parte en este debate; pues por lo demás estoy muy conforme en que se anticipe al gobierno, no tan solo los 200 millones, sino que si, por mi voluntad fuera, hasta 300 o 400 millones o más, si necesarios fueran para concluir la Guerra y que no triunfe el pretendiente, y no tener que decir lo que ahora muchos dicen de mi país: ¡Quién lo creyera. Quién lo pensara! Seguro es que donde entran sus gentes se llevan mucho más, y por eso yo no tengo reparo en conceder esa cantidad, sino mucha más para concluir esa Guerra Civil que no se está devorando.”
"En la reunión a la que no asistí, en una junta que tuvimos las comisiones de Hacienda y Comercio, oí expresar al señor Ministro de Hacienda, con razones más sólidas y nos hizo ver patientísimamente la necesidad de recurrir a esta medida. Por desgracia no se ha cumplido enteramente, solo se han recogido 5 millones y pico de reales en toda la Nación; lo demás recogido es por eximirse de la movilización y quinta que como dijo S.S. sube a 25 millones. Con sentimiento veo lo poco que ha producido, y deseo que produzca todos los efectos que se apetecen y por eso insisto en que se apruebe el dictamen de la Comisión, pero quisiera se tuviese presente la desigualdad que he indicado respecto a las provincias, para que en los tercios sucesivos pueda remediarse.”
“Es preciso además tener presente que muchos hemos sido incluidos en dos o tres puntos, y por especialidad los paisanos míos, que por su tráfico, pagan ya otras gabelas, en muchos parajes. Yo mismo he sido incluido en el reparto de Madrid, al paso que veo otros amigos míos, aunque no citaré personas, que no se les ha incluido teniendo capitales disponibles. Enhorabuena que pagásemos donde tuviéramos el domicilio, pues allí es donde refluye lo que adquirimos, luego que nos retiramos, pero no en muchos puntos a la vez. Estas son las observaciones que tenía que hacer presentes, apoyando como he dicho, en el fondo y con toda la franqueza el dictamen de la Comisión”.
(Continuará)
A finales de año se celebrará en España Cortes constituyentes. La nación vivía inmersa en una devastadora Guerra Civil. No hacía mucho tiempo que el rey absolutista había muerto. Eran las fuerzas liberales las que basculaban en el ánimo de la reina gobernadora. Isabel II era una niña que solo jugaba. La nación tenía que seguir adelante. En esta coyuntura de 1836 la provincia de León elige a sus diputados. Este año eran tres: Luis de Sosa, Pascual Fernández Baeza y Santiago Alonso Cordero. En la mañana del 17 de octubre el nombre de Santiago Alonso Cordero fue leído primero en alta voz, como pertenecía al ritual, porque se hallaba presente. Pocos días más tarde se lee la lista de diputados. Salustiano Olozaga, como secretario, el 21 de octubre se realiza el juramento. Cordero jura ante los evangelios. Aquel día preside el Congreso Gómez Becerra, elegido por León, presenta a Santiago Alonso Cordero sus poderes, se los aprueban.
Una de las primeras encomiendas recibidas en las Cortes fue la participación de Santiago Alonso Cordero como encargado para noticiar a María Cristina la reina gobernadora, la instalación de las Cortes Españolas. Con Cordero se presentaron en el Palacio de Oriente, el Conde de Almodóvar, Seoane, Pita Ferrero, Olozaga, Osorio y Heros. Mientras la Comisión se fue a platicar con la Reina y besaron su real mano, las Cortes continuarán reunidas a medio rendimiento o pasando muchos a charlar por los pasillos. Cuando, de vuelta del palacio, entraron todos los portadores de la noticia, Becerra el presidente de la Asamblea invitó a que pasaran por secretaría a indicar la profesión respectiva. De esta manera se harían las divisiones, y la mesa dictaría los nombramientos convenientes, según las comisiones que se fueran a establecer.
El maragato Cordero, el arriero o conductor de caudales, comerciante en suma, como buen maragato, sería destinado a la Comisión de Comercio.
La Reina lo recibió con la “afabilidad y bondad que le son características.” Les contestó que acudiría a la apertura oficial de las Cortes al día siguiente a las dos de la tarde.
Es de suponer que aquella noche Cordero lo comentaría con sus amigos. Aún no tenía nueva esposa con quien charlar las cosas de su hogar truncado por la muerte.
El 22 de octubre Cordero ocupó, vestido con traje típico, las gradas. Se sentó en su sitio, y desde allí percibió a más de la Reina, suntuosa, a los embajadores de Inglaterra, Francia y Portugal. Tres naciones que visitó él. Tampoco despegaba el ojo de los atuendos llenos de condecoraciones de los embajadores de EEUU, Dinamarca, Brasil. Fue un día grande, aquel en que se habrían nuevas Cortes Constituyentes. Las primeras después de las Cortes de Cádiz. Como era de suponer, el 25 de octubre, cuando se lee en voz alta la Comisión a la que han sido destinados los diferentes diputados, Santiago escucha su nombre, como integrante de la Comisión de Comercio. Le acompañan en este menester Cantero, Torrens, García Carrasco y Olleros.
Algunos de sus amigos, como Ayllón, el gran banquero, con quien mantendrá tratos y operaciones bancarias, está en la de Hacienda. Otro de sus amigos en los ministerios anteriores, Caballeros, pasa a la de Libertad de Prensa.
Una proposición en la que se pide con urgencia la terminación del negocio máximo en que está empeñada la Nación: El fin de la Guerra Civil. Uno de los nombres más característicos y en primer lugar es el de Santiago Alonso Cordero. Le escoltan otros prestigiosos, de su misma cuerda: Caballero, Montoya, Abad, Pardo Ayllón, Salva, Pizarra y Cordero. Abad se va a entremezclar en la vida de la arriería y de las diligencias maragatas pero hoy la Proposición que firma Cordero, con otros 31 diputados dice así: “Siendo la conclusión de la Guerra el asunto más importante y urgente, pedimos al Congreso Nacional se sirva acordar se nombre una comisión especial que proponga, en el más breve tiempo, los medios de terminar del modo más rápido y cierto la Guerra Civil”.
Este era el grito de todos los españoles. Y los diputados recién llegados se hacen eco, con ganas de que expediente todo por la vía más fácil y accesible.
Conocemos el voto positivo de Cordero en la respuesta a una proposición que trata de saber si se ha de confirmar el título de “Reina Gobernadora”, en la persona de María Cristina. Y si ello ha de ser mientras dure la minoría de edad de su augusta hija, la reina Doña Isabel II. Luján dio lectura a la proposición acatada favorablemente por la mayoría de la asamblea, en que estuvo presente en el voto de anuncios Cordero. Fue votación nominal.
Nuevamente Cordero en el Palacio de Oriente, la tarde del 29 de octubre, esta vez para presentar a María Cristina la contestación de las Cortes al discurso de apertura. Entre otros compañeros de escaño están Martínez de Velasco, Gómez Acedo, García Blanco, Fernández del Pino. Cordero no apeó la etiqueta de su región maragata. Y en sus manos gordezuelas se movió, sin nervios el sombrero de Santiago de Millas. Una de las intervenciones del maragato en las Cortes se verificó el 18 de noviembre de 1830. Se discutía la morosidad con que era cobrado el impuesto de los 200 millones de reales, que extraordinariamente se habían mandado recoger. El asunto había quedado pendiente de la fecha anterior.
En el momento en que sorprendemos la sesión del Congreso acaba de dejar la palabra Arca, rectificando equívocos, sobre la evitación de dobles intereses, en el dinero que se había adelantado del tributo nacional de los 200 millones.
Fernández Baeza interviene, más tarde, asegurando que la “operación de conducir los caudales, por medio de los comisionados del Banco, en vez de los administradores de partido”.
El secretario de las Cortes expresa que los comisionados del Banco no se prestaron a hacerlo, tal como sugería Fernández Baeza y en este preciso momento es cuando Santiago Alonso Cordero, el maragato, el recaudador, y conductor de gran parte de la hacienda pública, intervino por vez primera como tribuno de las Cortes: “Señores, la alta idea de hallarme hoy ante una Corporación tan respetable, no me permite poder explicar, como deseara, mis opiniones, con el acierto que es necesario. No se extrañará pues, mis expresiones, mediante a no estar acostumbrado a hablar en público. Por lo tanto solamente diré que he tomado la palabra por haber oído lo dicho por el Señor Argüellos respeto de las provincias de León y Asturias. Tengo, señores, datos para manifestar que la provincia de León está sumamente más recargada que la de Asturias, y no de ahora, sino de mucho acá, desde el Ministerio del señor López Ballesteros, en que se hizo el reparto del subsidio de Comercio de los millones de reales.”
“En Este reparto se impusieron 90.000 reales a Asturias, 160.000 a León, 90.000 a Zamora y 40.000 a Valladolid.”
“Yo siento entrar en el examen comparativo de las provincias, por ser una cosa odiosa, porque sé que cada señor diputado tendrá medios con que defender su respectivo país; pero conozco la justicia que asiste la provincia de León, para reclamar respecto a Asturias y aún más particularmente respecto a Valladolid. Esta provincia se dirá que es corta en terreno, es verdad; pero, en cambio, su comercio se extiende desde el Reino de Galicia hasta la Sierra Morena y otros puntos. Comprende en su demarcación el casco de Valladolid, que solo por si en las dos Castillas, Nueva y Vieja, después de Madrid, no hay ciudad más mercantil que ella. Allí no solo se reúnen o vienen los géneros para importar en las ferias y mercados de León, Zamora y demás limítrofes, sino para Galicia y otras partes; hay capitalistas que extienden sus relaciones no solo a los puertos o ciudades marítimas de España, sino del extranjero. Se agregan a esta ciudad las villas de Villalón y Villar de Ciervos que, a pesar de que en mucha parte es de contrabando, no dejan de tener relaciones mercantiles y pueden contribuir mucho. Se agrega Medina de Rioseco, Tordesillas, Ruega, Peñafiel y Roa que todos son pueblos de comercio.”
“Todos estos puntos corresponden a la provincia de Valladolid, y a la de León, ¿qué le toca? Las solas dos ciudades de León y Astorga, ambas levíticas puramente, en las que no hay más que el Tribunal y Cabildo Eclesiásticos y 4 procuradores, pero ningún comercio, ni fábrica, ni industria. Es cierto que antiguamente fue famoso en punto a industria el Hospicio de León, pero en el día nada hace; podrá con el tiempo ser León provincia rica a industriosa porque tiene elementos para ello, pero hoy día está en completa decadencia. Todos los vecinos son labradores, pobres, pero no hay como en otras provincias propietarios grandes y jornaleros. En Asturias sucede lo mismo, es verdad, pero hay una multitud de puertecillos de mar, buenos, en los que aunque no se dé un modo ostensible se hace mucha importación, lo que produce riqueza. Por lo tanto creo está sumamente perjudicado León en el reparto de los 200 millones, habiéndole cabido cuatro millones trescientas mil, y a Asturias solo dos millones.”
“Este fue el motivo de llamar mi atención y tomar parte en este debate; pues por lo demás estoy muy conforme en que se anticipe al gobierno, no tan solo los 200 millones, sino que si, por mi voluntad fuera, hasta 300 o 400 millones o más, si necesarios fueran para concluir la Guerra y que no triunfe el pretendiente, y no tener que decir lo que ahora muchos dicen de mi país: ¡Quién lo creyera. Quién lo pensara! Seguro es que donde entran sus gentes se llevan mucho más, y por eso yo no tengo reparo en conceder esa cantidad, sino mucha más para concluir esa Guerra Civil que no se está devorando.”
"En la reunión a la que no asistí, en una junta que tuvimos las comisiones de Hacienda y Comercio, oí expresar al señor Ministro de Hacienda, con razones más sólidas y nos hizo ver patientísimamente la necesidad de recurrir a esta medida. Por desgracia no se ha cumplido enteramente, solo se han recogido 5 millones y pico de reales en toda la Nación; lo demás recogido es por eximirse de la movilización y quinta que como dijo S.S. sube a 25 millones. Con sentimiento veo lo poco que ha producido, y deseo que produzca todos los efectos que se apetecen y por eso insisto en que se apruebe el dictamen de la Comisión, pero quisiera se tuviese presente la desigualdad que he indicado respecto a las provincias, para que en los tercios sucesivos pueda remediarse.”
“Es preciso además tener presente que muchos hemos sido incluidos en dos o tres puntos, y por especialidad los paisanos míos, que por su tráfico, pagan ya otras gabelas, en muchos parajes. Yo mismo he sido incluido en el reparto de Madrid, al paso que veo otros amigos míos, aunque no citaré personas, que no se les ha incluido teniendo capitales disponibles. Enhorabuena que pagásemos donde tuviéramos el domicilio, pues allí es donde refluye lo que adquirimos, luego que nos retiramos, pero no en muchos puntos a la vez. Estas son las observaciones que tenía que hacer presentes, apoyando como he dicho, en el fondo y con toda la franqueza el dictamen de la Comisión”.
(Continuará)