El Maragato Cordero en el Congreso de los Diputados ( III )
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(...)
Ya con el año nuevo de 1837 se renueva la Junta o Comisión de Comercio en la que vuelve a estar presente Alonso Cordero al lado de Oteros, Muguiro, Torrens, Miralda, Cantero, Echevarría, Santa Cruz, García Carrasco, Cordero, Alsina y Heros.
Los quebrados de quinta son una nueva variación del tema ya tratado por Cordero en las Cortes. La sostiene y la explica él mismo en las Cortes, y vuelve otra vez con sus argumentos más perfilados a la carga, porque va a ser pasada a una Comisión de Guerra y no de Reemplazos. Pero sus palabras son tan periodísticamente fidedignas y concretas que ahorran cualquier comentario: “Mi objeto, al presentar esta petición es que siendo urgente la resolución del contenido de ella presentada ante el Congreso y mandada pasar a una Comisión, en que solo servirá para tenerla presente se manda pasar a la de Guerra para que se proponga su dictamen con toda brevedad. No se dirigen mis proposiciones para los reemplazados sucesivos, sino para la presente venta de los 50.000 hombres. En mi poder tengo tres o cuatro exposiciones reclamando los agravios notables que están sufriendo varios pueblos de sus provincias en las que después de haber dado tres, cuatro o cinco soldados que les han cabido, se les pide otro por resultas de los quebrados detallados a otro pueblo, porque se escuchan estos de aprontarle a causa de no tener mozos. Esto es injusto y gravoso para los que han aprontado la parte que les correspondía, dejando libres a los pueblos que por casualidad no tienen más mozos que los que se piden y no para presentar el que les correspondiese, en caso de cargársele las décimas repartidas.
![[Img #41672]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2019/3592_primero.jpg)
“En mi provincia hay muchos destinados al comercio que hace que haya pueblos en donde no queda un mozo. Hay otros donde hay solteros de 20 y 30 años y otros que sus mozos están esperando a cumplir los 17 para casarse. Esto ha producido diferentes quejas. Mi pueblo pertenece a una jurisdicción de 24 pueblos pertenecientes al señorío del Conde de Miranda. Después de satisfacer sus contribuciones se le han pedido 17 soldados: Se formó la lista de todos los mozos sociables y verificado el sorteo de todos en uno, sucedió que dos pueblos solos han dado todo este número de quintos, quedando los demás libres de esta contribución, que por ser tan pesada y sensible para los pueblos exige que se reparen los agravios que produce. Este es el motivo porque acuden a la piedad del Congreso, pidiendo por mi conducto, se sirvan decretar que el pueblo que haya presentado el cupo que le haya cabido en el repartimiento, quede luego libre de toda obligación, que debe caer sobre otros que deben cargar con ella, sino dando el hombre que les corresponda, redimiéndola con afrontar la cantidad que se señala para tales casos.”
“No molestaré más al Congreso sobre este particular, porque la justicia de esta petición excusa mayor extensión en apoyarla, porque las Cortes se sirvan tomarla en consideración y mandar que pase a la Comisión recomendándola con urgencia se ocupe de ella y proponga a las Cortes lo que tenga por conveniente”.
![[Img #41671]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2019/5188_escanear0001.jpg)
La proposición fue enviada a la Comisión de Guerra. Se nota cómo le quemaban a Cordero los problemas de su pueblo Santiago de Millas y de sus paisanos, todos ellos emparentados. Nuevamente la circunstancia vital y comercial aflorando en Cordero, en los momentos en que España se debate en la sangría de la Guerra Civil. Y eso tiene doble mérito. La urgencia recomendada para esta proposición efectivamente va a ser muy agilizada. Antes de tres días estará dictaminada. Ahora que en medio de estas fechas aún hay una intervención de Alonso Cordero, el 24 de enero de 1837 Alonso Cordero se levanta disparado contra el dictamen denegatorio de una proposición hecha por Suances. Nuevamente vamos a transcribir la palabra escueta, y sin arrequives de Alonso Cordero: “Señores, he pedido la palabra en contra del dictamen de la Comisión en que se desecha la proposición del Señor Suances, en mi concepto muy acertada, y sobre la que me dice, ni habla ni propone explícitamente acerca de las bases que en ella se expresan para hacer efectivo el cobro de los doscientos millones de reales de que se trata. Si el repartimiento de los cupos respectivos se hubiese hecho por los lectores, conforme la última convocatoria, que no llegó a producir efecto, porque no se reunieron las Cortes, por aquel método directo, justo y conveniente en que concurrían los mayores contribuyentes de cada provincia se hubiera verificado prontamente el cobro de estos 200 millones; porque siendo los repartidores los mismos que habían de pagarlos, pues constaba por las listas publicadas quienes eran los que más pagaban por contribuciones y por consiguiente los que más tenían, el reparto se hubiera hecho justo efectivo y con brevedad.”
“Aquí está impreso el repartimiento que se hizo en mi provincia antes formada de los mayores contribuyentes (mostrándola al Congreso). Hay un partido que figura tener 327 mayores contribuyentes y a continuación se ve otro que sólo tiene veintitantos, pues este de tan corto número paga más para los 200 millones que el primero, a quien se le cargó solo 10 mil duros al mismo tiempo que al otro se le imponían 350 mil reales de vellón, debiendo advertir y poner en conocimiento del Congreso que estos pocos electores de aquel partido no tienen en las listas más cantidad que las que se expresan en los 327 lectores contribuyentes del partido que cito pues más de 80 de estos tiene cada uno, las cuotas en tan crecida cantidad como los que más de aquel.”
“No puedo menos de aprovechar esta ocasión para llamar la atención de las Cortes, respecto a las que antes tuve el honor de reclamar acerca del reparto, en el reparto de los diez millones primeros que se impusieron al comercio de subsidio por el señor Ballesteros, Ministro de Hacienda en aquella época. Se habían echado a toda la provincia de Asturias 168 mil reales y 90 mil a la provincia de León, y esto mismo demostraba la razón y justicia que me asistía, en mi reclamación ahora al Congreso, respecto de que lo hago ahora por haber echado 4300000 reales a León y 2600000 a Asturias, desproporción a toda luz injusta.”
“Volviendo a la cuestión me parece que el modo más justo de hacer el repartimiento con la equidad posible es el que se verifique entre todos los mayores contribuyentes; estos es regular que no deben contentarse con el honor de poder nombrar representantes de la provincia, sino que debe ser el que también contribuyan con proporción a sus haberes, para la conclusión de la Guerra Civil, que nos consume.”
![[Img #41669]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2019/2092_cordero-congreso-escanear0001.jpg)
“Yo soy uno de los señalados por mayores contribuyentes, y quiero pagar cuanto antes la parte que se me cargue. Para esto aunque no tenga la facilidad de expresarme aquí con la elocuencia que otros Señores Diputados, el celo y decisión que me anima por la libertad de mi patria suplirá con la sencillez de mis razones, que nacen del fondo del corazón, la falta de términos y estilo elocuente de otros. Esto hace reclamar a las Cortes que tengan en consideración las quejas repetidas que hay y yo he hecho presente, pero que no se contentan con decir: pasen al Gobierno, y este las reciba y permanezca pasivo sin dictar una medida, que resalta los agravios que se hubieran evitado.”
(Continuará)
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Ya con el año nuevo de 1837 se renueva la Junta o Comisión de Comercio en la que vuelve a estar presente Alonso Cordero al lado de Oteros, Muguiro, Torrens, Miralda, Cantero, Echevarría, Santa Cruz, García Carrasco, Cordero, Alsina y Heros.
Los quebrados de quinta son una nueva variación del tema ya tratado por Cordero en las Cortes. La sostiene y la explica él mismo en las Cortes, y vuelve otra vez con sus argumentos más perfilados a la carga, porque va a ser pasada a una Comisión de Guerra y no de Reemplazos. Pero sus palabras son tan periodísticamente fidedignas y concretas que ahorran cualquier comentario: “Mi objeto, al presentar esta petición es que siendo urgente la resolución del contenido de ella presentada ante el Congreso y mandada pasar a una Comisión, en que solo servirá para tenerla presente se manda pasar a la de Guerra para que se proponga su dictamen con toda brevedad. No se dirigen mis proposiciones para los reemplazados sucesivos, sino para la presente venta de los 50.000 hombres. En mi poder tengo tres o cuatro exposiciones reclamando los agravios notables que están sufriendo varios pueblos de sus provincias en las que después de haber dado tres, cuatro o cinco soldados que les han cabido, se les pide otro por resultas de los quebrados detallados a otro pueblo, porque se escuchan estos de aprontarle a causa de no tener mozos. Esto es injusto y gravoso para los que han aprontado la parte que les correspondía, dejando libres a los pueblos que por casualidad no tienen más mozos que los que se piden y no para presentar el que les correspondiese, en caso de cargársele las décimas repartidas.
“En mi provincia hay muchos destinados al comercio que hace que haya pueblos en donde no queda un mozo. Hay otros donde hay solteros de 20 y 30 años y otros que sus mozos están esperando a cumplir los 17 para casarse. Esto ha producido diferentes quejas. Mi pueblo pertenece a una jurisdicción de 24 pueblos pertenecientes al señorío del Conde de Miranda. Después de satisfacer sus contribuciones se le han pedido 17 soldados: Se formó la lista de todos los mozos sociables y verificado el sorteo de todos en uno, sucedió que dos pueblos solos han dado todo este número de quintos, quedando los demás libres de esta contribución, que por ser tan pesada y sensible para los pueblos exige que se reparen los agravios que produce. Este es el motivo porque acuden a la piedad del Congreso, pidiendo por mi conducto, se sirvan decretar que el pueblo que haya presentado el cupo que le haya cabido en el repartimiento, quede luego libre de toda obligación, que debe caer sobre otros que deben cargar con ella, sino dando el hombre que les corresponda, redimiéndola con afrontar la cantidad que se señala para tales casos.”
“No molestaré más al Congreso sobre este particular, porque la justicia de esta petición excusa mayor extensión en apoyarla, porque las Cortes se sirvan tomarla en consideración y mandar que pase a la Comisión recomendándola con urgencia se ocupe de ella y proponga a las Cortes lo que tenga por conveniente”.
La proposición fue enviada a la Comisión de Guerra. Se nota cómo le quemaban a Cordero los problemas de su pueblo Santiago de Millas y de sus paisanos, todos ellos emparentados. Nuevamente la circunstancia vital y comercial aflorando en Cordero, en los momentos en que España se debate en la sangría de la Guerra Civil. Y eso tiene doble mérito. La urgencia recomendada para esta proposición efectivamente va a ser muy agilizada. Antes de tres días estará dictaminada. Ahora que en medio de estas fechas aún hay una intervención de Alonso Cordero, el 24 de enero de 1837 Alonso Cordero se levanta disparado contra el dictamen denegatorio de una proposición hecha por Suances. Nuevamente vamos a transcribir la palabra escueta, y sin arrequives de Alonso Cordero: “Señores, he pedido la palabra en contra del dictamen de la Comisión en que se desecha la proposición del Señor Suances, en mi concepto muy acertada, y sobre la que me dice, ni habla ni propone explícitamente acerca de las bases que en ella se expresan para hacer efectivo el cobro de los doscientos millones de reales de que se trata. Si el repartimiento de los cupos respectivos se hubiese hecho por los lectores, conforme la última convocatoria, que no llegó a producir efecto, porque no se reunieron las Cortes, por aquel método directo, justo y conveniente en que concurrían los mayores contribuyentes de cada provincia se hubiera verificado prontamente el cobro de estos 200 millones; porque siendo los repartidores los mismos que habían de pagarlos, pues constaba por las listas publicadas quienes eran los que más pagaban por contribuciones y por consiguiente los que más tenían, el reparto se hubiera hecho justo efectivo y con brevedad.”
“Aquí está impreso el repartimiento que se hizo en mi provincia antes formada de los mayores contribuyentes (mostrándola al Congreso). Hay un partido que figura tener 327 mayores contribuyentes y a continuación se ve otro que sólo tiene veintitantos, pues este de tan corto número paga más para los 200 millones que el primero, a quien se le cargó solo 10 mil duros al mismo tiempo que al otro se le imponían 350 mil reales de vellón, debiendo advertir y poner en conocimiento del Congreso que estos pocos electores de aquel partido no tienen en las listas más cantidad que las que se expresan en los 327 lectores contribuyentes del partido que cito pues más de 80 de estos tiene cada uno, las cuotas en tan crecida cantidad como los que más de aquel.”
“No puedo menos de aprovechar esta ocasión para llamar la atención de las Cortes, respecto a las que antes tuve el honor de reclamar acerca del reparto, en el reparto de los diez millones primeros que se impusieron al comercio de subsidio por el señor Ballesteros, Ministro de Hacienda en aquella época. Se habían echado a toda la provincia de Asturias 168 mil reales y 90 mil a la provincia de León, y esto mismo demostraba la razón y justicia que me asistía, en mi reclamación ahora al Congreso, respecto de que lo hago ahora por haber echado 4300000 reales a León y 2600000 a Asturias, desproporción a toda luz injusta.”
“Volviendo a la cuestión me parece que el modo más justo de hacer el repartimiento con la equidad posible es el que se verifique entre todos los mayores contribuyentes; estos es regular que no deben contentarse con el honor de poder nombrar representantes de la provincia, sino que debe ser el que también contribuyan con proporción a sus haberes, para la conclusión de la Guerra Civil, que nos consume.”
“Yo soy uno de los señalados por mayores contribuyentes, y quiero pagar cuanto antes la parte que se me cargue. Para esto aunque no tenga la facilidad de expresarme aquí con la elocuencia que otros Señores Diputados, el celo y decisión que me anima por la libertad de mi patria suplirá con la sencillez de mis razones, que nacen del fondo del corazón, la falta de términos y estilo elocuente de otros. Esto hace reclamar a las Cortes que tengan en consideración las quejas repetidas que hay y yo he hecho presente, pero que no se contentan con decir: pasen al Gobierno, y este las reciba y permanezca pasivo sin dictar una medida, que resalta los agravios que se hubieran evitado.”
(Continuará)