Populismo capitalino
    
   
	    
	
    
        
    
    
        
          
		
    
        			        			        			        			        			        			        			        			        			        
    
    
    
	
	
        
        
        			        			        			        			        			        			        			        	
                                
                    			        			        
        
                
        
        ![[Img #41751]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2019/6097_trigal-mujeres-augusta-058.jpg)
 
 
El desarrollo territorial policéntrico y una nueva relación entre campo y ciudad es el primero de los objetivos que viene planteando la Estrategia Territorial Europea, aprobada en 1999 y que se ha convertido en el documento esencial de la política territorial de la Unión Europea en materia de planificación y ordenación. Veinte años después, sorprende que una representación política relevante en nuestra región sea partidaria de reforzar el centralismo, como pregona el Alcalde de Valladolid, a la vista de sus declaraciones y de su artículo publicado en días pasados sobre “El populismo localista de Castilla y León”, donde se queja de insultos y reprobaciones recibidas desde personas del resto de provincias y de su partido (PSOE). De ahí que, con mucha ironía, refiera en su artículo (El Norte de Castilla, 5 febrero): “siempre me ha producido pereza y tristeza el debate político en nuestra comunidad… que para muchos se reduce a responsabilizar de los males que sufre Castilla y León a Valladolid, al supuesto centralismo de la Junta y al carácter depredador de los vallisoletanos”. Y se queda tan campante y aún pone ejemplos de la “nefasta política inversora de la Junta”, que aplica en la región “el modelo de replicar en otros territorios todo aquello que tiene o se hace en Valladolid”. Este es el quid de la cuestión que plantea el alcalde Oscar Puente, ejemplificando las inversiones en equipamientos de sanidad (nuevo hospital de Burgos) y los aforos en equipamientos de cultura (MUSAC de León), que desde la Junta habrán de contrastar.
 
Ahora bien, no se puede ser pasivo ante el populismo capitalino que emana de lo suscrito por este ‘alcaldón’, cuya ciudad recibe el mayor número de inversiones, año tras año, en actividades industriales y sobre todo terciarias de la región, y no siempre desde criterios de una estrategia territorial sostenible que mantenga, como principio, la articulación equilibrada de ciudades y territorios de una Comunidad Autónoma tan diversa y desigual.
 
En su lugar, el gobierno regional ha de vigilar la aplicación de la Estrategia Territorial Europea, que, entre otras metas, requiere implementar ciertas políticas territoriales. De un lado, defender el policentrismo urbano castellano-leonés como modelo territorial vigente para promover el desarrollo de la veintena de ciudades, de todo tamaño, existentes en la región. De no ser así, se iría hacia el modelo de monocentrismo, tipo “Zaragoza versus Aragón”. De otro lado, se deben paliar las desigualdades entre campo y ciudad, lo que equivale a impulsar las localidades cabeceras de comarca y amortiguar el desequilibrio actual y tendencias hacia la despoblación rural.
        
        
    
       
            
    
        
        
	
    
                                                                                            	
                                        
                                                                                                                                                                                                    
    
    
	
    
![[Img #41751]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2019/6097_trigal-mujeres-augusta-058.jpg)
El desarrollo territorial policéntrico y una nueva relación entre campo y ciudad es el primero de los objetivos que viene planteando la Estrategia Territorial Europea, aprobada en 1999 y que se ha convertido en el documento esencial de la política territorial de la Unión Europea en materia de planificación y ordenación. Veinte años después, sorprende que una representación política relevante en nuestra región sea partidaria de reforzar el centralismo, como pregona el Alcalde de Valladolid, a la vista de sus declaraciones y de su artículo publicado en días pasados sobre “El populismo localista de Castilla y León”, donde se queja de insultos y reprobaciones recibidas desde personas del resto de provincias y de su partido (PSOE). De ahí que, con mucha ironía, refiera en su artículo (El Norte de Castilla, 5 febrero): “siempre me ha producido pereza y tristeza el debate político en nuestra comunidad… que para muchos se reduce a responsabilizar de los males que sufre Castilla y León a Valladolid, al supuesto centralismo de la Junta y al carácter depredador de los vallisoletanos”. Y se queda tan campante y aún pone ejemplos de la “nefasta política inversora de la Junta”, que aplica en la región “el modelo de replicar en otros territorios todo aquello que tiene o se hace en Valladolid”. Este es el quid de la cuestión que plantea el alcalde Oscar Puente, ejemplificando las inversiones en equipamientos de sanidad (nuevo hospital de Burgos) y los aforos en equipamientos de cultura (MUSAC de León), que desde la Junta habrán de contrastar.
Ahora bien, no se puede ser pasivo ante el populismo capitalino que emana de lo suscrito por este ‘alcaldón’, cuya ciudad recibe el mayor número de inversiones, año tras año, en actividades industriales y sobre todo terciarias de la región, y no siempre desde criterios de una estrategia territorial sostenible que mantenga, como principio, la articulación equilibrada de ciudades y territorios de una Comunidad Autónoma tan diversa y desigual.
En su lugar, el gobierno regional ha de vigilar la aplicación de la Estrategia Territorial Europea, que, entre otras metas, requiere implementar ciertas políticas territoriales. De un lado, defender el policentrismo urbano castellano-leonés como modelo territorial vigente para promover el desarrollo de la veintena de ciudades, de todo tamaño, existentes en la región. De no ser así, se iría hacia el modelo de monocentrismo, tipo “Zaragoza versus Aragón”. De otro lado, se deben paliar las desigualdades entre campo y ciudad, lo que equivale a impulsar las localidades cabeceras de comarca y amortiguar el desequilibrio actual y tendencias hacia la despoblación rural.






