¡Va de hijos nuestro gran problema nacional!
![[Img #41862]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2019/8369_camisaninas.jpg)
Llevo tiempo sin saber de qué hablar. No me acabo de decidir cual el tema que me quema más las entrañas, que me abate y desalienta hasta aniquilar mi espíritu vital.
Lo que primero me viene rabiosamente a mi ánimo y a mi sorpresa es escuchar las declaraciones del presidente del PP, el joven y alborotado Casado. Afrontaré este tema con estupefacción.
Ahora se me aclaran ciertas dudas. Ahora me entero de que son los niños nonatos los culpables de que yo, después de haber aportado al presupuesto nacional mi cotización en las más altas cuotas, en mis años de más lucimiento y vigor profesional, y pasar a ser empresaria y, por lo tanto, al régimen autónomo, en los últimos años de mi vida laboral (toda la vida aportando, como corresponde, dinero al monedero de la nación), cobre 650€ al mes para vivir mi vejez dulcemente.
¡Hay estas mujeres abortistas, que desconsideradas! ¡Qué irresponsabilidad!
No analizo el discurso de Casado sobre este tema porque la descalificación es obvia y fácil. El problema de la baja natalidad, evidente con una sencilla observación, parece lógico que tenga su claro origen, principalmente, en las grandes dificultades de las parejas y matrimonios para resolver su ‘modus vivendi’ en este sistema social cada vez más ahogativo.
No es tan difícil que una cabeza pensante y cognitiva (los de ‘a pie’ esperamos que los que dirigen, gobiernan y gestionan el cotarro nacional no adolezcan de esas atribuciones) detecte el por qué, el cómo y el dónde se encuentra el punto donde da comienzo el desarreglo y la adversidad de esta situación poblacional.
Siempre suponemos que las cabezas que están dirigiendo nuestro ámbito vital son cabezas que saben, que piensan y que analizan… pero cuánto de equivocados estamos los cándidos que creemos en esas utopías.
No es tan difícil llegar a la conclusión de que si no tienes un trabajo estable; si el trabajo que tienes, aunque sea estable, tiene un sueldo de merda; si con ese sueldo a duras penas te da para comer después de pagar la vivienda; si tienes que vivir en 30m2 o compartir casa con varias personas; si la competitividad en el trabajo te hace estar estresado y echarle horas y horas ‘a mayores’ para hacer méritos; o si tienes que coger varios trabajos si quieres salir adelante…; ¿en qué momento y con qué ganas te pones a hacer un hijo? Y si te entran las ganas, y tienes un poco de cabeza, rápidamente las circunstancias te echan para atrás, ¿qué hacer con un hijo con poco dinero, poco espacio y poco tiempo para atenderle?
Son muy pocas las circunstancias favorables hoy por hoy, pero…. ¿Y mañana? Qué gran incertidumbre planea en el mañana de estos hijos. No se vislumbra un camino amable. No existe emoción para un mañana. No hay euforia de futuro. Ha ido desapareciendo la alegría del porvenir. Hablo de unos sentimientos que albergan una mayoría base, no de los privilegiados.
La clase media está viviendo un estrangulamiento, está bajando de nivel: de media a menos que media, mientras que la clase alta sube escalones y se sitúa más arriba. Esta situación nos retrae a la época medieval.
Arriba y abajo. Nada de términos medios. Los de abajo trabajan y sostienen con su trabajo a los de arriba. Los de arriba necesitan que los de abajo tengan hijos para que los de arriba puedan sostenerse arriba. Por ningún motivo quisieran verse abajo. Siempre oteando desde las alturas sin quererse enterar de lo que pasa por abajo. Ahí estamos llegando.
Mientras Casado, y todos los demás dirigentes de antes y de ahora, no saben o no quieren ver que el gran problema no está en la madre que aborta sino en la gestión que ellos hacen. Tan sencillo como eso. Si los miles de millones del monedero nacional que se han ido derivando hacia bolsillos propios y particulares se hubieran invertido en gestionar bien la cosa común como el problema de la vivienda, la educación y todo lo concerniente a elevar a los ciudadanos a una vida digna y, por lo tanto, feliz, no habría ningún problema de natalidad ni de pensiones.
Dinero ha habido mucho y suficiente para que el país pudiera vivir holgadamente, con bienestar, tranquilidad, seguridad y contento. Un mundo feliz para todos y no sólo para los que se han llenado los bolsillos con el dinero de todos, robando a todos no sólo la riqueza sino también la alegría, el optimismo, la salud y el futuro.
Ya lo dice la Alcaldesa de Madrid cuando le preguntan qué ingeniería financiera ha puesto en marcha en la gestión de la ciudad para reducir el déficit tan profundo que encontró en las arcas municipales cuando se hizo cargo de la gestión. “Algo muy sencillo”, respondió Carmela con gran imperturbabilidad, “tan sólo no robar”.
A Casado se le va la fuerza por la boca con soflamas anacrónicas, extemporáneas, intransigentes, vehementes, violentas, categóricas… Tiene ‘un relato’ (como se dice ahora) que me produce una gran pereza escucharlo y un profundo escalofrío, aunque lo tenga en mute. Qué pena estos chicos del PP tan jóvenes y tan intransigentes.
Si el país necesita más infantes para subir el ranking poblacional el país tiene y debe de hacer más, mucho más, agradable la existencia a las mujeres en edad de ser madres. La maternidad es algo mágico con una gran dosis de sensibilidad y gran necesidad de afectuosidad, amabilidad y tranquilidad.
En Finlandia, por ejemplo, el padre tiene nueve semanas de paternidad y la madre tiene un año de baja por maternidad, y un mes de baja antes del parto, cobrando el 70% de su sueldo y puede quedarse tres años dedicada a la crianza sin perder su puesto de trabajo y cobrando un subsidio del estado de 330€ al mes. También reciben un paquete de regalo de necesidades infantiles. Es un buen apoyo a la natalidad ¿no?
Señores dirigentes, si quieren niños para el país mimen y endulcen la vida de las mujeres. Si ellas son felices y tienen cubierto su bienestar, y su seguridad, la natalidad tendrá sus tiempos de bonanza. Hagan el esfuerzo de pensar en la mujer y no en su sillón y lo demás se dará por añadidura.
O témpora O mores
![[Img #41862]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2019/8369_camisaninas.jpg)
Llevo tiempo sin saber de qué hablar. No me acabo de decidir cual el tema que me quema más las entrañas, que me abate y desalienta hasta aniquilar mi espíritu vital.
Lo que primero me viene rabiosamente a mi ánimo y a mi sorpresa es escuchar las declaraciones del presidente del PP, el joven y alborotado Casado. Afrontaré este tema con estupefacción.
Ahora se me aclaran ciertas dudas. Ahora me entero de que son los niños nonatos los culpables de que yo, después de haber aportado al presupuesto nacional mi cotización en las más altas cuotas, en mis años de más lucimiento y vigor profesional, y pasar a ser empresaria y, por lo tanto, al régimen autónomo, en los últimos años de mi vida laboral (toda la vida aportando, como corresponde, dinero al monedero de la nación), cobre 650€ al mes para vivir mi vejez dulcemente.
¡Hay estas mujeres abortistas, que desconsideradas! ¡Qué irresponsabilidad!
No analizo el discurso de Casado sobre este tema porque la descalificación es obvia y fácil. El problema de la baja natalidad, evidente con una sencilla observación, parece lógico que tenga su claro origen, principalmente, en las grandes dificultades de las parejas y matrimonios para resolver su ‘modus vivendi’ en este sistema social cada vez más ahogativo.
No es tan difícil que una cabeza pensante y cognitiva (los de ‘a pie’ esperamos que los que dirigen, gobiernan y gestionan el cotarro nacional no adolezcan de esas atribuciones) detecte el por qué, el cómo y el dónde se encuentra el punto donde da comienzo el desarreglo y la adversidad de esta situación poblacional.
Siempre suponemos que las cabezas que están dirigiendo nuestro ámbito vital son cabezas que saben, que piensan y que analizan… pero cuánto de equivocados estamos los cándidos que creemos en esas utopías.
No es tan difícil llegar a la conclusión de que si no tienes un trabajo estable; si el trabajo que tienes, aunque sea estable, tiene un sueldo de merda; si con ese sueldo a duras penas te da para comer después de pagar la vivienda; si tienes que vivir en 30m2 o compartir casa con varias personas; si la competitividad en el trabajo te hace estar estresado y echarle horas y horas ‘a mayores’ para hacer méritos; o si tienes que coger varios trabajos si quieres salir adelante…; ¿en qué momento y con qué ganas te pones a hacer un hijo? Y si te entran las ganas, y tienes un poco de cabeza, rápidamente las circunstancias te echan para atrás, ¿qué hacer con un hijo con poco dinero, poco espacio y poco tiempo para atenderle?
Son muy pocas las circunstancias favorables hoy por hoy, pero…. ¿Y mañana? Qué gran incertidumbre planea en el mañana de estos hijos. No se vislumbra un camino amable. No existe emoción para un mañana. No hay euforia de futuro. Ha ido desapareciendo la alegría del porvenir. Hablo de unos sentimientos que albergan una mayoría base, no de los privilegiados.
La clase media está viviendo un estrangulamiento, está bajando de nivel: de media a menos que media, mientras que la clase alta sube escalones y se sitúa más arriba. Esta situación nos retrae a la época medieval.
Arriba y abajo. Nada de términos medios. Los de abajo trabajan y sostienen con su trabajo a los de arriba. Los de arriba necesitan que los de abajo tengan hijos para que los de arriba puedan sostenerse arriba. Por ningún motivo quisieran verse abajo. Siempre oteando desde las alturas sin quererse enterar de lo que pasa por abajo. Ahí estamos llegando.
Mientras Casado, y todos los demás dirigentes de antes y de ahora, no saben o no quieren ver que el gran problema no está en la madre que aborta sino en la gestión que ellos hacen. Tan sencillo como eso. Si los miles de millones del monedero nacional que se han ido derivando hacia bolsillos propios y particulares se hubieran invertido en gestionar bien la cosa común como el problema de la vivienda, la educación y todo lo concerniente a elevar a los ciudadanos a una vida digna y, por lo tanto, feliz, no habría ningún problema de natalidad ni de pensiones.
Dinero ha habido mucho y suficiente para que el país pudiera vivir holgadamente, con bienestar, tranquilidad, seguridad y contento. Un mundo feliz para todos y no sólo para los que se han llenado los bolsillos con el dinero de todos, robando a todos no sólo la riqueza sino también la alegría, el optimismo, la salud y el futuro.
Ya lo dice la Alcaldesa de Madrid cuando le preguntan qué ingeniería financiera ha puesto en marcha en la gestión de la ciudad para reducir el déficit tan profundo que encontró en las arcas municipales cuando se hizo cargo de la gestión. “Algo muy sencillo”, respondió Carmela con gran imperturbabilidad, “tan sólo no robar”.
A Casado se le va la fuerza por la boca con soflamas anacrónicas, extemporáneas, intransigentes, vehementes, violentas, categóricas… Tiene ‘un relato’ (como se dice ahora) que me produce una gran pereza escucharlo y un profundo escalofrío, aunque lo tenga en mute. Qué pena estos chicos del PP tan jóvenes y tan intransigentes.
Si el país necesita más infantes para subir el ranking poblacional el país tiene y debe de hacer más, mucho más, agradable la existencia a las mujeres en edad de ser madres. La maternidad es algo mágico con una gran dosis de sensibilidad y gran necesidad de afectuosidad, amabilidad y tranquilidad.
En Finlandia, por ejemplo, el padre tiene nueve semanas de paternidad y la madre tiene un año de baja por maternidad, y un mes de baja antes del parto, cobrando el 70% de su sueldo y puede quedarse tres años dedicada a la crianza sin perder su puesto de trabajo y cobrando un subsidio del estado de 330€ al mes. También reciben un paquete de regalo de necesidades infantiles. Es un buen apoyo a la natalidad ¿no?
Señores dirigentes, si quieren niños para el país mimen y endulcen la vida de las mujeres. Si ellas son felices y tienen cubierto su bienestar, y su seguridad, la natalidad tendrá sus tiempos de bonanza. Hagan el esfuerzo de pensar en la mujer y no en su sillón y lo demás se dará por añadidura.
O témpora O mores






