El Maragato Cordero en el Congreso de los Diputados ( y IV )
![[Img #41888]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2019/86_15450486909596.jpg)
(...)
“Si el reparto se hubiera hecho como pide el Señor Suances en su proposición, a estas horas estuvieran recaudados los 200 millones. Por lo que ha pasado en la provincia, puede colegirse lo practicado en otras. Se reclamó el primer reparto que se hizo; se nombró nueva junta para rectificarle en él, a un señor Diputado que siento no esté presente, se le rebajó a 4000 y a mí que me dejaron mis 8000 reales que antes me habían detallado, sin atender a lo que pago en mi provincia y pueblo de mi naturaleza y vecindad. Si se hubiera rectificado este reparto por los mayores contribuyentes, que seguro que no habría habido tantos agravios y estuvieran ya en arcas los 18 millones que han cabido a esta provincia. Se hubiera entonces repartido a los que debían pagar, porque constaba a los repartidores la riqueza de los contribuyentes, y no se hubiera obligado a pagar aquí a personas que la tienen en otras partes. Todo esto, repito, se hubiera evitado y si hubiera dejado al cálculo de algunos que ha sido la única regla que se ha seguido. En tiempo de Napoleón, se decía a los pueblos por sus generales: 'ustedes tienen que pagar tanto'. No tenían a quién acudir en reclamación, y los miserables pueblos, obligados a presentar lo que les pedían no tenían otros recursos que vender los campos. Así sucede actualmente en mi provincia. La provincia de León, como tan amante de las instituciones liberales, y deseosas de que concluya la Guerra Civil que nos está devastando, se sacrifica por contribuir con los recursos necesarios para ello; pero como se hallaban sumamente recargadas, tienen que sacar el dinero de los pueblos vendiendo pedazos de terreno, al modo que lo hacían en la Guerra de la Independencia, en forzosa contribución de guerra y país ocupado por enemigos. Ya hace más de un año que estoy fuera de ella, y no se pasa correo que no tenga cartas de muchos infelices, pidiéndome socorros para evitar su total ruina. En tiempo de guerras, cuando el despotismo manda, es más disculpable este exceso que en tiempos de libertad y de un gobierno que trabaja por la felicidad de los pueblos.”
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“Ahí hay dos ciudades que son León y Astorga, y unas 12 o 15 villas que de ningún modo pueden soportar el peso pedido por el Gobierno. El cupo total de la provincia son 4 millones 300 mil reales, y al clero se le ponen 2 millones; estos infelices no pueden menos de quejarse con justicia y excesiva razón, como también el resto de la provincia que no puede pagar los otros 2 millones 300 mil reales, sobre todo porque están muy mal repartidos entre los partidos, pues como he dicho un partido que no tengo inconveniente en nombrarle, el de Valencia de Don Juan, tenía 327 electores de mayores contribuyentes y cuando se formaba el Colegio Electoral todos alegaban pagar, 200, 500, 600, 1500, 1800 reales y ahora no hay quien quiera pagar 200; y digo no quiera pagar, pues claro que pueden, puesto que ellos mismos se presentaron como contribuyentes para tener el derecho de elegir. Si el señor Ministro de Hacienda hubiera adoptado el reparto, según se indica por los detallados o expresados, en las listas electorales de mayores contribuyentes, y agregado los pagos de tributos civiles, subsidios y otros con la igualdad que corresponde a cada provincia, ya estarían cobrados los 200 millones. Permítanme las Cortes que diga que así, en estas, como en todas las cosas, en que es menester actividad más pronto se despacha y se resuelve en un consejo de tíos que en un Congreso Nacional, pues hace algunos meses que están presentadas alguna proposiciones interesantes y no se ha dado cuenta de ellas por las Comisiones; y porque he hablado de bagajes, algunos señores que parece que se les cae la venera ni hablan de estos asuntos, que a mí ver son muy interesantes por las arbitrariedades que se cometen principalmente en Madrid y en mi provincia. (El presidente llamó al orador en la cuestión)
“Estoy en la cuestión: lo que propone aquí cualquiera, Señor Diputado lo escucho con placer, y si pudiera activarlo lo haría con toda el alma por los buenos deseos que me animan, y quiero lo que dice el refrán: ‘Obras son amores y no buenas razones.’ Yo deseo hechos y no dichos. Hacer un examen comparativo y citar ejemplos de Francia e Inglaterra es muy bueno, pero siempre al caso. Digo y repito que lo que deseo es que el reparto de los 200 millones se haga en vista de las listas de los colegios electorales. ¿Por qué hemos de pagar en Madrid los forasteros, pagando en otra parte y quedando muchos sin pagar en Madrid mismo?”
“Por no cansar más al Congreso, pido que se sirva a tomar en consideración las reflexiones que acabo de hacer, al fin de que el reparto de los doscientos millones se haga en la mayor igualdad posible y así se hará prontamente la recaudación.”
![[Img #41890]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/02_2019/5761_img_29797.jpg)
El discurso de Cordero, improvisado resulta reiterativo. Pero entendemos como llevaba entrañadas sus ideas. Le ha dado otro vuelco al tema del día anterior, presentando un programa de justicia distributiva. Se nos revela un hombre fáctico, no verbalista. Busca la eficacia, y asegura que se obtiene mejor en su Concejo de Santiago de Millas. En el clamor por la mala distribución lo mismo defiende al clero que a los pobres labradores que han de vender sus pejugales para apoyar las contribuciones de guerra. Ataca las fanfarronadas de la politiquería electoral, escabulléndose de sostener a la patria pero pronta a farfullar riquezas. Esto es un retrato moral de su mentalidad de hombre sincero y que viene con ganas de reforma.
El Maragato Cordero es un convencido de la justicia que hay que imponer al pueblo.
En el congreso, aquel día, Falero se dio por aludido en el discurso de Cordero, defendiendo la proposición de Suances dictaminada en contra. Falero le contesta: “El Señor Cordero, en el calor de su discurso, se ha quejado de que no se despacha una proposición que tiene presentada, relativa a los bagajes y aunque yo no tengo venera que pueda caérseme, como ve S.S. que he merecido a la Comisión el honor de que me encargarse la redacción del proyecto, debo decir que la Comisión ha tenido que pedir a los diversos ministerios todos los antecedentes que se necesitan en materia tan delicada, y si se han de reunir y examinar todos los datos no puede hacerse tan pronto como se quisiera; más S.S. puede estar seguro de que se despachará tan pronto como se pueda...”
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“Si el reparto se hubiera hecho como pide el Señor Suances en su proposición, a estas horas estuvieran recaudados los 200 millones. Por lo que ha pasado en la provincia, puede colegirse lo practicado en otras. Se reclamó el primer reparto que se hizo; se nombró nueva junta para rectificarle en él, a un señor Diputado que siento no esté presente, se le rebajó a 4000 y a mí que me dejaron mis 8000 reales que antes me habían detallado, sin atender a lo que pago en mi provincia y pueblo de mi naturaleza y vecindad. Si se hubiera rectificado este reparto por los mayores contribuyentes, que seguro que no habría habido tantos agravios y estuvieran ya en arcas los 18 millones que han cabido a esta provincia. Se hubiera entonces repartido a los que debían pagar, porque constaba a los repartidores la riqueza de los contribuyentes, y no se hubiera obligado a pagar aquí a personas que la tienen en otras partes. Todo esto, repito, se hubiera evitado y si hubiera dejado al cálculo de algunos que ha sido la única regla que se ha seguido. En tiempo de Napoleón, se decía a los pueblos por sus generales: 'ustedes tienen que pagar tanto'. No tenían a quién acudir en reclamación, y los miserables pueblos, obligados a presentar lo que les pedían no tenían otros recursos que vender los campos. Así sucede actualmente en mi provincia. La provincia de León, como tan amante de las instituciones liberales, y deseosas de que concluya la Guerra Civil que nos está devastando, se sacrifica por contribuir con los recursos necesarios para ello; pero como se hallaban sumamente recargadas, tienen que sacar el dinero de los pueblos vendiendo pedazos de terreno, al modo que lo hacían en la Guerra de la Independencia, en forzosa contribución de guerra y país ocupado por enemigos. Ya hace más de un año que estoy fuera de ella, y no se pasa correo que no tenga cartas de muchos infelices, pidiéndome socorros para evitar su total ruina. En tiempo de guerras, cuando el despotismo manda, es más disculpable este exceso que en tiempos de libertad y de un gobierno que trabaja por la felicidad de los pueblos.”
“Ahí hay dos ciudades que son León y Astorga, y unas 12 o 15 villas que de ningún modo pueden soportar el peso pedido por el Gobierno. El cupo total de la provincia son 4 millones 300 mil reales, y al clero se le ponen 2 millones; estos infelices no pueden menos de quejarse con justicia y excesiva razón, como también el resto de la provincia que no puede pagar los otros 2 millones 300 mil reales, sobre todo porque están muy mal repartidos entre los partidos, pues como he dicho un partido que no tengo inconveniente en nombrarle, el de Valencia de Don Juan, tenía 327 electores de mayores contribuyentes y cuando se formaba el Colegio Electoral todos alegaban pagar, 200, 500, 600, 1500, 1800 reales y ahora no hay quien quiera pagar 200; y digo no quiera pagar, pues claro que pueden, puesto que ellos mismos se presentaron como contribuyentes para tener el derecho de elegir. Si el señor Ministro de Hacienda hubiera adoptado el reparto, según se indica por los detallados o expresados, en las listas electorales de mayores contribuyentes, y agregado los pagos de tributos civiles, subsidios y otros con la igualdad que corresponde a cada provincia, ya estarían cobrados los 200 millones. Permítanme las Cortes que diga que así, en estas, como en todas las cosas, en que es menester actividad más pronto se despacha y se resuelve en un consejo de tíos que en un Congreso Nacional, pues hace algunos meses que están presentadas alguna proposiciones interesantes y no se ha dado cuenta de ellas por las Comisiones; y porque he hablado de bagajes, algunos señores que parece que se les cae la venera ni hablan de estos asuntos, que a mí ver son muy interesantes por las arbitrariedades que se cometen principalmente en Madrid y en mi provincia. (El presidente llamó al orador en la cuestión)
“Estoy en la cuestión: lo que propone aquí cualquiera, Señor Diputado lo escucho con placer, y si pudiera activarlo lo haría con toda el alma por los buenos deseos que me animan, y quiero lo que dice el refrán: ‘Obras son amores y no buenas razones.’ Yo deseo hechos y no dichos. Hacer un examen comparativo y citar ejemplos de Francia e Inglaterra es muy bueno, pero siempre al caso. Digo y repito que lo que deseo es que el reparto de los 200 millones se haga en vista de las listas de los colegios electorales. ¿Por qué hemos de pagar en Madrid los forasteros, pagando en otra parte y quedando muchos sin pagar en Madrid mismo?”
“Por no cansar más al Congreso, pido que se sirva a tomar en consideración las reflexiones que acabo de hacer, al fin de que el reparto de los doscientos millones se haga en la mayor igualdad posible y así se hará prontamente la recaudación.”
El discurso de Cordero, improvisado resulta reiterativo. Pero entendemos como llevaba entrañadas sus ideas. Le ha dado otro vuelco al tema del día anterior, presentando un programa de justicia distributiva. Se nos revela un hombre fáctico, no verbalista. Busca la eficacia, y asegura que se obtiene mejor en su Concejo de Santiago de Millas. En el clamor por la mala distribución lo mismo defiende al clero que a los pobres labradores que han de vender sus pejugales para apoyar las contribuciones de guerra. Ataca las fanfarronadas de la politiquería electoral, escabulléndose de sostener a la patria pero pronta a farfullar riquezas. Esto es un retrato moral de su mentalidad de hombre sincero y que viene con ganas de reforma.
El Maragato Cordero es un convencido de la justicia que hay que imponer al pueblo.
En el congreso, aquel día, Falero se dio por aludido en el discurso de Cordero, defendiendo la proposición de Suances dictaminada en contra. Falero le contesta: “El Señor Cordero, en el calor de su discurso, se ha quejado de que no se despacha una proposición que tiene presentada, relativa a los bagajes y aunque yo no tengo venera que pueda caérseme, como ve S.S. que he merecido a la Comisión el honor de que me encargarse la redacción del proyecto, debo decir que la Comisión ha tenido que pedir a los diversos ministerios todos los antecedentes que se necesitan en materia tan delicada, y si se han de reunir y examinar todos los datos no puede hacerse tan pronto como se quisiera; más S.S. puede estar seguro de que se despachará tan pronto como se pueda...”