Leyendas maragatas desde la estrella
Mercedes G. Rojo, Eva del Riego Villazala. La historia secreta de Pedro Mato, capitán de los maragatos; Ediciones El Forastero, de Ediciones Lobo Sapiens. León, 2018
![[Img #42398]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/03_2019/5528_portada-pedro-mato.jpg)
Parece que se abriera el telón y nos hablara Gorgorito, tal es el modo para atraer a los niños, en que se inicia ‘La historia secreta de Pedro Mato, capitán de los maragatos’ de Mercedes G. Rojo. La edad adecuada para la lectura será entre tres y siete años, no más.
En primera persona, el ‘Gato maragato’, que está en los cielos, se dirige a sus lectores y les promete una leyenda, y como Seherezade, sugiere que vendrán otras si continúan leyendo y no se agotara el papel.
De pronto, al comenzar la historia narrada por el 'gatito estelar' esta se transformaría en una historia para niños/as de más edad, de no ser porque unos personajes desvelan sus intenciones de engaño hacia los otros, pues la narración pierde el posible suspense. Solo la resolución permanece desconocida, para los más peques, hasta llegado el final. El procedimiento es como digo el de ‘Gorgorito’. Los niños conocen el engaño, solo que a diferencia de ese tablado de marionetas, aquí los papeles vienen cambiados, los ‘buenos’ son los que urden el engaño y los ‘malos’ los que lo sufren, por lo que priva a esos niños de intervenir en la narración avisando de la farsa. Una contradicción rara en los cuentos para niños. Solo si entendemos la ambigüedad bueno/mentiroso, malo/inocente como un ardid para evitar una injusticia mayor podrá ser justificado.
En todo momento estamos seguros de la victoria del bien, aunque fuere por medio de la astucia. Los ‘buenos’ son los más listos y racionales, mientras que el ejército de ‘el país de la razón’ lo componen un atajo de supersticiosos, ignorantes y crédulos. No pueden los lectores satisfacerse en ningún temor ni preocupación. Todo está desvelado de antemano, a nadie habrá que precaver. Los niños imaginarán vicariamente el miedo en ‘los otros’ con los que no se identifican. Pero a ellos nada les importará saberla de antemano. Es sabido que si les sirve la historia se deleitarán más con la repetición consabida. ¿Qué sucederá si se lee el cuento a unos niños franceses? ¿Se identificarán con los malos, con los tontorrones del ejército ocupante? ¿Les avisarían del fraude si se hiciera una representación del cuento? No parece probable, aunque tampoco creo que brotara el entusiasmo.
Aun en estas, se urde la narración a partir de una fábula conocida, la del accidente que origina los dedos desprendidos del Pedro Mato en la cúspide de la catedral de Astorga. Los niños pequeños aún no la conocen. Se nos dice en el cuento que los asediados la maquinan y el desenlace queda abierto al fantasma, a su intervención mundana desde el más acá de su ser espiritual, y eso es lo que más temen los invasores, -un enemigo de barro- que la leyenda de Pedro Mato tome forma y que el personaje intervenga en este mundo, poniendo las cosas en su lugar.
Los mayores sabemos lo que dice la fábula, los niños, no. Y este es un cuento para niños, un cuento breve, demasiado breve.
Una vez el miedo puesto a rodar será la causa del desplome del ejército invasor. Una obsesión que se aplica a eliminar la figura del Maragato en la catedral; y este, en cuanto cosa material, no responde más que como un juego de fuerzas, ya saben: acción, reacción. Pues ya conocen, la sombra se habrá ido a habitar su estrella, junto con el Gato parlanchín. Dos maragatos egresados que están preparando el terreno para que acudan ‘en efecto llamada’ muchos más. Una Maragatería estelar…
Las ilustraciones son las adecuadas para un cuento infantil de estas características, en la línea clara, con una estética realista, que sigue muy al dictado los sucesos narrativos.
El libro tiene un carácter didáctico, pues anima a los pequeños lectores a la investigación en la Red.
El apéndice de ‘La historia secreta de Pedro Mato, capitán de los maragatos’ incorpora ‘I Curiosidades’, sobre quién sería Pedro Mato y demás veletas, giraldas o giraldillas. ‘II Siguiendo el rastro de los maragatos’, donde se informa sobre otros muñecos ‘maragatiles’: Juan Zancuda y Colasa, el maragato de Medina del Campo o el maragato y la maragata de El Valledor en Asturias. ‘III Siguiendo el rastro de los franceses’, en donde cuenta el asedio del ejercito de Napoleón y su presencia en Astorga. ‘IV Sigue el rastro de o tras leyendas de la zona’: huellas del caballo de Santiago matamoros, o la peculiaridad del ‘cocido maragato’.
Termina el libro con el apéndice ‘V Canciones para divertirse con el grupo, la clase o la familia’: ‘Pase misí, pase misá’ y ‘Mambrú se fue a la guerra’.
Añade sopas de letras, un mapa de la provincia de León, varios crucigramas y otras muchas cosas más.
En fin, un libro para entretener a los niños en una tarde enojosa de invierno o para pasar un rato aprovechando las numerosas performances festivas que bien sabe realizar la autora en tantas localidades de la provincia y del resto del país, que es España.
Mercedes G. Rojo, Eva del Riego Villazala. La historia secreta de Pedro Mato, capitán de los maragatos; Ediciones El Forastero, de Ediciones Lobo Sapiens. León, 2018
Parece que se abriera el telón y nos hablara Gorgorito, tal es el modo para atraer a los niños, en que se inicia ‘La historia secreta de Pedro Mato, capitán de los maragatos’ de Mercedes G. Rojo. La edad adecuada para la lectura será entre tres y siete años, no más.
En primera persona, el ‘Gato maragato’, que está en los cielos, se dirige a sus lectores y les promete una leyenda, y como Seherezade, sugiere que vendrán otras si continúan leyendo y no se agotara el papel.
De pronto, al comenzar la historia narrada por el 'gatito estelar' esta se transformaría en una historia para niños/as de más edad, de no ser porque unos personajes desvelan sus intenciones de engaño hacia los otros, pues la narración pierde el posible suspense. Solo la resolución permanece desconocida, para los más peques, hasta llegado el final. El procedimiento es como digo el de ‘Gorgorito’. Los niños conocen el engaño, solo que a diferencia de ese tablado de marionetas, aquí los papeles vienen cambiados, los ‘buenos’ son los que urden el engaño y los ‘malos’ los que lo sufren, por lo que priva a esos niños de intervenir en la narración avisando de la farsa. Una contradicción rara en los cuentos para niños. Solo si entendemos la ambigüedad bueno/mentiroso, malo/inocente como un ardid para evitar una injusticia mayor podrá ser justificado.
En todo momento estamos seguros de la victoria del bien, aunque fuere por medio de la astucia. Los ‘buenos’ son los más listos y racionales, mientras que el ejército de ‘el país de la razón’ lo componen un atajo de supersticiosos, ignorantes y crédulos. No pueden los lectores satisfacerse en ningún temor ni preocupación. Todo está desvelado de antemano, a nadie habrá que precaver. Los niños imaginarán vicariamente el miedo en ‘los otros’ con los que no se identifican. Pero a ellos nada les importará saberla de antemano. Es sabido que si les sirve la historia se deleitarán más con la repetición consabida. ¿Qué sucederá si se lee el cuento a unos niños franceses? ¿Se identificarán con los malos, con los tontorrones del ejército ocupante? ¿Les avisarían del fraude si se hiciera una representación del cuento? No parece probable, aunque tampoco creo que brotara el entusiasmo.
Aun en estas, se urde la narración a partir de una fábula conocida, la del accidente que origina los dedos desprendidos del Pedro Mato en la cúspide de la catedral de Astorga. Los niños pequeños aún no la conocen. Se nos dice en el cuento que los asediados la maquinan y el desenlace queda abierto al fantasma, a su intervención mundana desde el más acá de su ser espiritual, y eso es lo que más temen los invasores, -un enemigo de barro- que la leyenda de Pedro Mato tome forma y que el personaje intervenga en este mundo, poniendo las cosas en su lugar.
Los mayores sabemos lo que dice la fábula, los niños, no. Y este es un cuento para niños, un cuento breve, demasiado breve.
Una vez el miedo puesto a rodar será la causa del desplome del ejército invasor. Una obsesión que se aplica a eliminar la figura del Maragato en la catedral; y este, en cuanto cosa material, no responde más que como un juego de fuerzas, ya saben: acción, reacción. Pues ya conocen, la sombra se habrá ido a habitar su estrella, junto con el Gato parlanchín. Dos maragatos egresados que están preparando el terreno para que acudan ‘en efecto llamada’ muchos más. Una Maragatería estelar…
Las ilustraciones son las adecuadas para un cuento infantil de estas características, en la línea clara, con una estética realista, que sigue muy al dictado los sucesos narrativos.
El libro tiene un carácter didáctico, pues anima a los pequeños lectores a la investigación en la Red.
El apéndice de ‘La historia secreta de Pedro Mato, capitán de los maragatos’ incorpora ‘I Curiosidades’, sobre quién sería Pedro Mato y demás veletas, giraldas o giraldillas. ‘II Siguiendo el rastro de los maragatos’, donde se informa sobre otros muñecos ‘maragatiles’: Juan Zancuda y Colasa, el maragato de Medina del Campo o el maragato y la maragata de El Valledor en Asturias. ‘III Siguiendo el rastro de los franceses’, en donde cuenta el asedio del ejercito de Napoleón y su presencia en Astorga. ‘IV Sigue el rastro de o tras leyendas de la zona’: huellas del caballo de Santiago matamoros, o la peculiaridad del ‘cocido maragato’.
Termina el libro con el apéndice ‘V Canciones para divertirse con el grupo, la clase o la familia’: ‘Pase misí, pase misá’ y ‘Mambrú se fue a la guerra’.
Añade sopas de letras, un mapa de la provincia de León, varios crucigramas y otras muchas cosas más.
En fin, un libro para entretener a los niños en una tarde enojosa de invierno o para pasar un rato aprovechando las numerosas performances festivas que bien sabe realizar la autora en tantas localidades de la provincia y del resto del país, que es España.