Canto a la prima Vera
![[Img #42495]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/03_2019/7580_mercedes-202.jpg)
Acuérdate de que ‘las apuestas’ son siempre un riesgo por adelantado.
Acuérdate de que en los asuntos ‘de quereres’ no hay leyes ni razones.
Acuérdate de que los pesares (como la brea) embadurnan las alas y dificultan el vuelo.
Acuérdate de lo fantástico que es volar.
Acuérdate de que el agua del río se la lleva la corriente aunque pueda remansarse en alguna orilla.
Acuérdate de que crecen fresnos y alisos en las orillas.
Acuérdate de… Acuérdate.
Yo no me acuerdo de nada salvo de la presión de unos dedos en mi alma.
Y sigo soñando con un hermoso sueño.
Sueño con ocultarme bajo la tierra, para morir en invierno y nacer entre la hierba.
Sueño con mezclarme entre la tierra, para abrir oídos al cielo y escuchar trinos de cerca.
Sueño con abandonarme sobre la tierra, para no tener que ocuparme más que de estar despierta.
Sueño en la tierra, con empaparme de lluvia y brotar en primavera y regarme de luna y crecer a las estrellas.
Porque el invierno es largo. Largo como una vida larga. Largo como el río largo. Largo como un sueño largo. Largo, muy largo. Y un cansancio de vida agota el río de sueños.
Mientras, el bosque de chopos aprieta sus filas como los guerreros de Siam, estáticos y orgullosos. ¡Excelentes guardianes para el nido de un jilguero!
Pero el nido corre peligro de helarse si no le llega pronto algo de calor. Algún aliento de vida es necesario para la sonrisa.
Y llegó la prima Vera y con ella los pájaros cantan y las nubes se levantan y las flores se despiertan y las ranas se corean y el espíritu se ensancha. ¡Bienvenida prima Vera, tu luz y tu fervor!
O témpora o mores.
Acuérdate de que ‘las apuestas’ son siempre un riesgo por adelantado.
Acuérdate de que en los asuntos ‘de quereres’ no hay leyes ni razones.
Acuérdate de que los pesares (como la brea) embadurnan las alas y dificultan el vuelo.
Acuérdate de lo fantástico que es volar.
Acuérdate de que el agua del río se la lleva la corriente aunque pueda remansarse en alguna orilla.
Acuérdate de que crecen fresnos y alisos en las orillas.
Acuérdate de… Acuérdate.
Yo no me acuerdo de nada salvo de la presión de unos dedos en mi alma.
Y sigo soñando con un hermoso sueño.
Sueño con ocultarme bajo la tierra, para morir en invierno y nacer entre la hierba.
Sueño con mezclarme entre la tierra, para abrir oídos al cielo y escuchar trinos de cerca.
Sueño con abandonarme sobre la tierra, para no tener que ocuparme más que de estar despierta.
Sueño en la tierra, con empaparme de lluvia y brotar en primavera y regarme de luna y crecer a las estrellas.
Porque el invierno es largo. Largo como una vida larga. Largo como el río largo. Largo como un sueño largo. Largo, muy largo. Y un cansancio de vida agota el río de sueños.
Mientras, el bosque de chopos aprieta sus filas como los guerreros de Siam, estáticos y orgullosos. ¡Excelentes guardianes para el nido de un jilguero!
Pero el nido corre peligro de helarse si no le llega pronto algo de calor. Algún aliento de vida es necesario para la sonrisa.
Y llegó la prima Vera y con ella los pájaros cantan y las nubes se levantan y las flores se despiertan y las ranas se corean y el espíritu se ensancha. ¡Bienvenida prima Vera, tu luz y tu fervor!
O témpora o mores.