Este invierno a Castorina
El fanzine independiente editado en Maragatería por José Ore y Nuria Antón llega a su número tres dedicado a la escultora recientemente fallecida Castorina Francisco.
En este número especial que tiene como protagonista la memoria de la artista astorgana participan Jara García, Yolanda Martínez, Álvaro Trechuro, Evelym Perrotin, Manuela Bodas, Gongo, Esther Alonso, Virginia del Arco, José Ore y Nuria Antón, todos ellos poetas y creadores.
![[Img #42632]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/03_2019/6215_9264_fa.jpg)
En la portada del número 3 de 'Este invierno', dedicado a Castorina, se dibuja una mujer acogedora, apenada, soñadora.
Un árbol nudoso crece en la contraportada, asciende hacia el infinito, tiene por ramas los nombres de los colaboradores. Su tallo nudoso conserva el mismo aire, la misma materialidad que el dibujo sobre la mujer de Castorina; conduce directamente a la maternidad de la portada.
La presentación de la revista-homenaje está escrita a mano, con ese aire de improvisación intencionada que conserva las tachaduras y simula las revistas escolares, como de alumnos que bebiesen del magisterio de su homenajeada. Abunda en verbos como creer y crear, entrega, regalo, emocionarse, reír, gratitud, libertad creativa...
Se proclama fanzine y mantiene sus peculiaridades estéticas, pero en sus contenidos va a la contra.
Es un continuo homenaje a la reciente desaparecida Castorina, escultora, artista. Lo manifiesta ya el primero de los poemas: ‘A Castorina’, impreso sobre el fondo de la maternidad de la escultura que se encuentra en Taxis, en Astorga.
![[Img #42633]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/03_2019/8174_castorina-con-maqueta.jpg)
Hay poemas, como el segundo, que evocan la ausencia de la escultora, ausencia que se manifiesta en búsqueda por los lugares donde, tal vez, quien lo escribe solía encontrarse como al azar con Castorina: “Gracias Castorina / … / por la tierna / mueca de tus manos, / por la generosa bandeja / de cerezas / y esa madre de mármol negro / que me ayuda a encontrarte.”
No se resalta la autoría de los poemas, tal vez, porque pretendan ser un único poema, un largo poema de dolor y gratitud.
Un dibujo a plumilla de una cara flamígera, cereal y acuática, como de Ave Fénix exhala: “Sí, lo esencial permanece y tiene como anhelo resurgir.”
![[Img #42634]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/03_2019/9836_castorina-maternidad-cerezales-condado.jpg)
En el poema ‘Humo’, es la flama la que trae la resurgencia. Cuesta más leerlo entre las volutas de la inmensa hoguera que se consume sin consumirse, un canto a la libertad frente a la opresión social y del mercado, consuelo al poema siguiente ‘Me sobra suerte’, ‘beatus ille’ en compañía del espíritu que aún permanece de Castorina.
El animal creado con herraduras, una escultura de José Ore reclama esas suertes. Es la suerte dispuesta a apresar la ocasión por sus coletas. El rabo prensil, como lengua de camaleón, disparándose hacia el espíritu coexistente de Castorina.
Incluso el poema funeral ‘Atardecer’ transita paz, ataraxia.
Un primer plano del niño de la maternidad en la plaza Obispo Alcolea trae sobrescrito: ”El amor es un aire / en busca de la eterna primavera.” Como si ese niño hablara: “Disfruto despertando / al infinito espacio / de un segundo.” Ese poema ‘Cordura’ con firma de L. Cohen y N.A.
Otro dibujo a pluma, expresionista, representa una Castorina dolorosa.
Ese engarce de pequeños poemas en un único y gran poema reclama una pupila más dilatada. La mujer que enfrenta la vida en dos dibujos más, de línea clara: Un ojo de cíclope para la vida y el otro, ocultado, para la pena.
Este gran poema resultante reclama un acercamiento vitalista, menos logocéntrico y más sensible.
La mirada de niña, hasta el fragmento amoroso tiene cabida en ‘Tu cintura’: “Todo el amor humedece mi boca / y queda preso en el indulto que rodea / TU CINTURA.”
Hay dibujos que recuerdan más su carnet de identidad como fanzine, una mujer lacerada sacrificada al cielo. Pero enseguida vuelve a su aire elegíaco. El aire esperanzado del nuevo día que incorpora lo vivido. “Rutina’ escrito al lado del dibujo de un árbol frutal, empajarado, menos nudoso que el árbol del principio, en la esperanza del renacer, del Ave Fenix.
Hay un ‘locus amoenus’ en este lugar, en esta revista que es un lugar para Castorina, una pervivencia que va más allá de la memoria, “una lógica insumisa” que demanda “el milagro más fugaz.”
Una foto de una de las esculturas de Castorina hace de contraportada de la revista. Una mujer se tapa o le tapan la boca con una mano ¿Se estará callando a sí misma? ¿La estarán callando? Calla, calla.
Tal vez esta revista quisiera devolverle su voz.
Un colofón con una cita: “La vida es una macedonia con muchas frutas, y todas son dulces.” Castorina
En este número especial que tiene como protagonista la memoria de la artista astorgana participan Jara García, Yolanda Martínez, Álvaro Trechuro, Evelym Perrotin, Manuela Bodas, Gongo, Esther Alonso, Virginia del Arco, José Ore y Nuria Antón, todos ellos poetas y creadores.
En la portada del número 3 de 'Este invierno', dedicado a Castorina, se dibuja una mujer acogedora, apenada, soñadora.
Un árbol nudoso crece en la contraportada, asciende hacia el infinito, tiene por ramas los nombres de los colaboradores. Su tallo nudoso conserva el mismo aire, la misma materialidad que el dibujo sobre la mujer de Castorina; conduce directamente a la maternidad de la portada.
La presentación de la revista-homenaje está escrita a mano, con ese aire de improvisación intencionada que conserva las tachaduras y simula las revistas escolares, como de alumnos que bebiesen del magisterio de su homenajeada. Abunda en verbos como creer y crear, entrega, regalo, emocionarse, reír, gratitud, libertad creativa...
Se proclama fanzine y mantiene sus peculiaridades estéticas, pero en sus contenidos va a la contra.
Es un continuo homenaje a la reciente desaparecida Castorina, escultora, artista. Lo manifiesta ya el primero de los poemas: ‘A Castorina’, impreso sobre el fondo de la maternidad de la escultura que se encuentra en Taxis, en Astorga.
Hay poemas, como el segundo, que evocan la ausencia de la escultora, ausencia que se manifiesta en búsqueda por los lugares donde, tal vez, quien lo escribe solía encontrarse como al azar con Castorina: “Gracias Castorina / … / por la tierna / mueca de tus manos, / por la generosa bandeja / de cerezas / y esa madre de mármol negro / que me ayuda a encontrarte.”
No se resalta la autoría de los poemas, tal vez, porque pretendan ser un único poema, un largo poema de dolor y gratitud.
Un dibujo a plumilla de una cara flamígera, cereal y acuática, como de Ave Fénix exhala: “Sí, lo esencial permanece y tiene como anhelo resurgir.”
En el poema ‘Humo’, es la flama la que trae la resurgencia. Cuesta más leerlo entre las volutas de la inmensa hoguera que se consume sin consumirse, un canto a la libertad frente a la opresión social y del mercado, consuelo al poema siguiente ‘Me sobra suerte’, ‘beatus ille’ en compañía del espíritu que aún permanece de Castorina.
El animal creado con herraduras, una escultura de José Ore reclama esas suertes. Es la suerte dispuesta a apresar la ocasión por sus coletas. El rabo prensil, como lengua de camaleón, disparándose hacia el espíritu coexistente de Castorina.
Incluso el poema funeral ‘Atardecer’ transita paz, ataraxia.
Un primer plano del niño de la maternidad en la plaza Obispo Alcolea trae sobrescrito: ”El amor es un aire / en busca de la eterna primavera.” Como si ese niño hablara: “Disfruto despertando / al infinito espacio / de un segundo.” Ese poema ‘Cordura’ con firma de L. Cohen y N.A.
Otro dibujo a pluma, expresionista, representa una Castorina dolorosa.
Ese engarce de pequeños poemas en un único y gran poema reclama una pupila más dilatada. La mujer que enfrenta la vida en dos dibujos más, de línea clara: Un ojo de cíclope para la vida y el otro, ocultado, para la pena.
Este gran poema resultante reclama un acercamiento vitalista, menos logocéntrico y más sensible.
La mirada de niña, hasta el fragmento amoroso tiene cabida en ‘Tu cintura’: “Todo el amor humedece mi boca / y queda preso en el indulto que rodea / TU CINTURA.”
Hay dibujos que recuerdan más su carnet de identidad como fanzine, una mujer lacerada sacrificada al cielo. Pero enseguida vuelve a su aire elegíaco. El aire esperanzado del nuevo día que incorpora lo vivido. “Rutina’ escrito al lado del dibujo de un árbol frutal, empajarado, menos nudoso que el árbol del principio, en la esperanza del renacer, del Ave Fenix.
Hay un ‘locus amoenus’ en este lugar, en esta revista que es un lugar para Castorina, una pervivencia que va más allá de la memoria, “una lógica insumisa” que demanda “el milagro más fugaz.”
Una foto de una de las esculturas de Castorina hace de contraportada de la revista. Una mujer se tapa o le tapan la boca con una mano ¿Se estará callando a sí misma? ¿La estarán callando? Calla, calla.
Tal vez esta revista quisiera devolverle su voz.
Un colofón con una cita: “La vida es una macedonia con muchas frutas, y todas son dulces.” Castorina