Eloy Rubio
Jueves, 18 de Abril de 2019

La ciudad ya está avisada del mensaje del Cristo de los Afligidos en el Viernes Santo

La Cofradía del Bendito Cristo de los Afligidos ha convocado a la ciudad al Sermón de las Siete Palabras y a la procesión del Viernes Santo.

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No ha habído aún pregón que igualara a este, por lo escueto y porque no hay quien puediera seguir a esos caballos. "¿Qué saben estos caballos, estas dulces campanillas, ...qué el hombre que va en el aire galopando?". No hay aún talento para esta premura del mensaje. Además no hay todavía memoria de infancia que haya llegado a contarlos.

 

Este pregón, aunque previsible, es viajero. Se conocen las paradas, los aprovisionamientos, las horas de llegada.

 

 

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Más que caballos son como una diligencia. Y diligencia es lo que leen y pregonan y avisan, como un vaticinio por las entrañas del hombre, saben que se repetirá la crucifixión y avisan para cuándo. Lo dicen en cada esquina de cada cofradía, a la puerta de la Junta Profomento, donde el monumento de Castorina a la Semana Santa, a la puerta de la Catedral. Convocan al Sermón de las Siete Palabras, aunque fueran algunas más, no muchas, sería redundante. Es escueto porque lo que han de decir ya ha sido dicho. Solo queda repetirlo. Convoca también a la procesión del Bendito Cristo de los Afligidos, del viernes. Día y hora en el que los coluros darán la vuelta, otra vuelta, otro ciclo que se reanuda y que viene siendo desde hace 2019 años.

 

 

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Fragmento de 'El evangelio según Jesucristo' de José Saramago

 

Pasó un tiempo, la niebla no volvió a hablar, y Jesús pre­guntó, ahora en el tono de quien sólo espera una respuesta afirmativa, Nada más, Dios vaciló, y luego, en tono fatigado, dijo, Aún está la Inquisición, pero de ella, si no te importa, hablaremos en otra ocasión, Qué es la Inquisición, La In­quisición es otra historia interminable, Quiero conocerla, Sería mejor que no, Insisto, Vas a sufrir en tu vida de hoy remordimientos que son del futuro, Y tú, no, Dios es Dios, no tiene remordimientos, Pues yo, si ya llevo esta carga de tener que morir por ti, también puedo aguantar remordi­mientos que deberían ser tuyos, Preferiría ahorrártelos, De hecho, no vienes haciendo otra cosa desde que nací, Eres un ingrato, como todos los hijos, Dejémonos de fingimientos y dime qué va a ser la Inquisición, La Inquisición, también lla­mada Tribunal del Santo Oficio, es el mal necesario, el ins­trumento cruelísimo con el que atajaremos la infección que, un día, y por largo tiempo, se instalará en el cuerpo de tu Iglesia por vía de las nefandas herejías en general y de sus derivados y consecuentes menores, a las que se suman unas cuantas perversiones de lo físico y moral, lo que, todo junto y puesto en el mismo saco de horrores, sin preocupaciones de prioridad y orden, incluirá a luteranos y a calvinistas, a molinistas y judaizantes, a sodomitas y a hechiceros, man­chas algunas que serán del futuro, y otras de todos los tiem­pos, Y, siendo la necesidad la que tú dices, cómo procederá la Inquisición para reducir estos males, La Inquisición es una policía y un tribunal, por eso tendrá que aprehender, juzgar y condenar como hacen los tribunales y las policías, Condenar a qué, A la cárcel, al destierro, a la hoguera, A la hoguera, dices, Sí, van a morir quemados, en el futuro, mi­llares y millares y millares de hombres y de mujeres, De al­gunos ya me has hablado antes, Ésos fueron lanzados a la hoguera por creer en ti, los otros lo serán por dudar, No está permitido dudar de mí, No, Pero nosotros podemos dudar de que el Júpiter de los romanos sea Dios, El único Dios soy yo, yo soy el Señor, y tú eres mi Hijo, Morirán miles, Cien­tos de miles, Morirán cientos de miles de hombres y mujeres, la tierra se llenará de gritos de dolor, de aullidos y de es­tertores, el humo de los quemados cubrirá el sol, su grasa rechinará sobre las brasas, el hedor será una agonía, y todo / esto será por mi culpa, No por tu culpa, por tu causa, Padre, aparta de mí ese cáliz, El que tú lo bebas, es condición de mi poder y de tu gloria, No quiero esa gloria, Pero yo quie­ro ese poder. La niebla se alejó hacia donde antes estaba, se veía un poco del agua en derredor del barco, sin una arruga de viento o una agitación de brisa. Entonces el Diablo dijo, Hay que ser Dios para complacerse en tanta sangre.

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