Tomás Valle Villalibre
Sábado, 04 de Mayo de 2019

Mi heroína

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Desde muy pequeña tuvo que cargarse de responsabilidades, siendo la hermana mayor y habiendo en casa mucha escasez y hermanos pequeños que alimentar,  la necesidad y la obligación de ayudar a su familia la llevó hasta el Madrid de la posguerra, donde permaneció durante unos años “sirviendo a unos señoritos” de los que por suerte siempre ha guardado buenos recuerdos, quizá por haberle  compensado su trabajo de adolescente quitándole el hambre que pasaron otras muchas de su edad.
 
Estudiar no fue una opción para ella, pero su ímpetu como un remolino imposible de vencer, hizo que sacara tiempo para aprender a leer, escribir y lo más básico de las matemáticas. 
 
Apenas acababa de florecer como una rosa hermosa, cuando contrajo matrimonio con el hombre de su vida. Fueron años felices a pesar de las penurias económicas que les tocó vivir, de las que lograron salir gracias al esfuerzo y el trabajo de ambos. Las satisfacciones se habían sumado a dichosos años de matrimonio, hasta que un día, después de cuarenta y tres años de vida juntos, una enfermedad incurable apartó de su vida al hombre que más quería. Sacando fuerzas para hacer frente a ese revés del destino, siguió adelante, trabajando, buscado nuevos retos y manteniendo la alegría que le proporcionaban sus hijos y nietos.
 
Muchas noches en la antesala de mis sueños, pienso en todos esos héroes que hacen grandes hazañas sin esperar recompensa alguna ni agradecimiento. Gente que solo quiere salvar o ayudar a otros haciendo cosas inesperadas e increíbles. Grandes personas que hacen grandes cosas, pero que en muchas ocasiones nos hacen olvidar a otros héroes silenciosos, aquellos que pasan desapercibidos para el resto de la sociedad.
 
Mi heroína es mi madre. Algo que posiblemente pensareis la mayoría de vosotros de las vuestras, pero permitirme que hoy hable de la mía, de esa mujer creyente, de firmes convicciones, audaz e incansable que siempre defendió lo que quería ante quien fuera y que ahora octogenaria sigue siendo un ejemplo de fuerza y vitalidad, de amor sin condiciones, punto de unión, coherencia y sensatez. Mi madre ha sido y es, una guerrera de la vida a la que nunca han doblegado las batallas del día a día, incluso cuando el hombre de sus sueños, nuestro padre, nos dejó.
 
La mirada de mi madre quizás sea la de una radiografía perfecta de unos sentimientos escondidos, ella tiene la sabiduría acumulada por tantos años de intentar encontrar la palabra adecuada para mitigar y salpicar de ternura los momentos difíciles en la vida de mis hermanos y la mía. Pequeñita pero muy grande, siempre ha sido un referente a seguir. 
 
A pesar de las tormentas que ha vivido, para mí es un ejemplo  de la resistencia física y emocional, de superación, de esfuerzo constante, de cómo se pueden conseguir logros pese a las opiniones negativas y las barreras de los demás. Siempre se preocupó por nuestra educación y nos ha hecho sentir especiales, personas responsables e implicadas en lo que hacemos, nos ha transmitido que no importa el tiempo que tardemos en conseguir nuestros objetivos pero que siempre tenemos que luchar por ellos. 
 
Para mí, hablar de mi madre es hablar de amor. Es quien me ha querido solo por lo que soy. Quien lo ha hecho viendo mis defectos y no utilizándolos en mi contra. Quien me ha querido por mis virtudes y las ha proclamado a los cuatro vientos, con verdadero orgullo y una sonrisa en la boca.  Quien me ha prestado su apoyo incluso cuando  me he equivocado y quien me lo ha seguido prestando, aunque haya vuelto a tropezar. Es el espejo donde puedo ver felicidad si ella me ve feliz o tristeza si ella la aprecia en mí o en mis hermanos. Es como una brisa fresca que sosiega mis tormentas, la que ve realidades que yo no logro ver.
 
 
Con su ejemplo ha predicado los valores más importantes que hoy tengo y que siempre me gustaría conservar: a amar con todo mi corazón, a tener una mano para dar y otra para recibir, a ser humilde y a sentirme orgulloso de mi mismo y de mi familia.
 
Una madre es alguien que a pesar de todos los fallos te sigue queriendo y cuidando como si fueras la mejor persona del mundo”. (Anónimo)
 
Así es mi madre, MI HEROÍNA.
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