El obispo Juan Antonio Menéndez descansa para siempre en la Catedral de Astorga
A la ceremonia solemne de las exequias han asistido una treintena de obispos y vicarios generales de España, a cuyo frente se encontraba el presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez.
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El féretro del obispo de Astorga llegó a la Catedral en esta tarde de viernes custodiado por representantes de las cofradías de la Semana Santa. En su entrada al interior del templo, los files, muchos de ellos llegados desde la Asturias natal de Juan Antonio Menéndez, rompieron en aplausos. La comitiva fúnebre había salido del seminario, donde ha estado la capilla ardiente desde este jueves, acompañada de la Banda Municipal, las autoridades y la Corporación Municipal bajo mazas.
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El funeral ha sido oficiado por el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, con quien el obispo de Astorga compartió sus primeros años al frente del Arzobispado, "encontré en él a un hermano cercano lleno de sentido eclesial, que me hizo fácil y llevadero mi comienzo", recordaba, como también rememoró "el murmullo sonoro" y "de fiesta" de las campanas aquel 19 de diciembre de 2015 cuando Juan Antonio Menéndez tomaba posesión del cargo, y el tañido de este viernes cuyo "sonido nos arrebuja con el dolor contenido de los que seguimos sin dar crédito a lo que tan rápido y tan imprevisto ha sucedido".
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El arzobispo de Oviedo realizó una semblanza del fallecido y de su paso por el Obispado de Astorga: "Lo vi crecer en alegría entre vosotros, se supo muy querido por los sacerdotes, los consagrados y los laicos. Disfrutaba indeciblemente en las visitas pastorales y en los encuentros diocesanos, mientras iba poco a poco aprendiendo su tarea como obispo residencial diocesano. Esto fue la fuente de su gozo como pastor y en ella descansaba junto a vosotros".
Jesús Sanz también relató cómo el prelado fallecido "sufrió enormemente con toda una serie de situaciones heredadas que intentó abordar con mesura, prudencia y tacto" aunque no siempre "tuvo el beneplácito del respeto por parte de algunas personas y de algunos medios de comunicación. Desde su responsabilidad de obispo, "vivió con actitud evangélica y obediencia eclesial" no solo en la diócesis de Astorga sino también en la Conferencia Episcopal, donde presidía las comisiones de Migraciones y de ayuda a las víctimas de abusos a menores. En este punto el arzobispo señaló que "no rehuyó la cruz que supuso su entrega por más que esto haya pagado el alto precio de un desgaste y sufrimiento que le ha costado la vida (...) Jamás tiró la toalla ni se bajó de la cruz, y hasta el final dio a quien quisiera verlo y escucharlo, el supremo testimonio del amor a Dios y del amor a los que se le confiaron como pastor de la Iglesia".
La máxima autoridad eclesial del Arzobispado de Oviedo concluía su homilía manifestando que "ante esta provocación que en la vida nos propicia la muerte, no hay libro de reclamaciones en el que podamos expresar el disgusto o plantear una queja buscando responsabilidades", por lo que solo cabe la "rebeldía creyente porque con nuestro llanto y dolor se levanta acta de cómo nos cuesta tener lejos a quien su cercanía tanta bendición nos regaló, de cómo duele la ausencia del amigo, del familiar, del obispo bueno y cerano".
El prelado ha sido enterrado en la capilla lateral derecha del altar mayor de la Catedral de Astorga.
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El féretro del obispo de Astorga llegó a la Catedral en esta tarde de viernes custodiado por representantes de las cofradías de la Semana Santa. En su entrada al interior del templo, los files, muchos de ellos llegados desde la Asturias natal de Juan Antonio Menéndez, rompieron en aplausos. La comitiva fúnebre había salido del seminario, donde ha estado la capilla ardiente desde este jueves, acompañada de la Banda Municipal, las autoridades y la Corporación Municipal bajo mazas.
El funeral ha sido oficiado por el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, con quien el obispo de Astorga compartió sus primeros años al frente del Arzobispado, "encontré en él a un hermano cercano lleno de sentido eclesial, que me hizo fácil y llevadero mi comienzo", recordaba, como también rememoró "el murmullo sonoro" y "de fiesta" de las campanas aquel 19 de diciembre de 2015 cuando Juan Antonio Menéndez tomaba posesión del cargo, y el tañido de este viernes cuyo "sonido nos arrebuja con el dolor contenido de los que seguimos sin dar crédito a lo que tan rápido y tan imprevisto ha sucedido".
El arzobispo de Oviedo realizó una semblanza del fallecido y de su paso por el Obispado de Astorga: "Lo vi crecer en alegría entre vosotros, se supo muy querido por los sacerdotes, los consagrados y los laicos. Disfrutaba indeciblemente en las visitas pastorales y en los encuentros diocesanos, mientras iba poco a poco aprendiendo su tarea como obispo residencial diocesano. Esto fue la fuente de su gozo como pastor y en ella descansaba junto a vosotros".
Jesús Sanz también relató cómo el prelado fallecido "sufrió enormemente con toda una serie de situaciones heredadas que intentó abordar con mesura, prudencia y tacto" aunque no siempre "tuvo el beneplácito del respeto por parte de algunas personas y de algunos medios de comunicación. Desde su responsabilidad de obispo, "vivió con actitud evangélica y obediencia eclesial" no solo en la diócesis de Astorga sino también en la Conferencia Episcopal, donde presidía las comisiones de Migraciones y de ayuda a las víctimas de abusos a menores. En este punto el arzobispo señaló que "no rehuyó la cruz que supuso su entrega por más que esto haya pagado el alto precio de un desgaste y sufrimiento que le ha costado la vida (...) Jamás tiró la toalla ni se bajó de la cruz, y hasta el final dio a quien quisiera verlo y escucharlo, el supremo testimonio del amor a Dios y del amor a los que se le confiaron como pastor de la Iglesia".
La máxima autoridad eclesial del Arzobispado de Oviedo concluía su homilía manifestando que "ante esta provocación que en la vida nos propicia la muerte, no hay libro de reclamaciones en el que podamos expresar el disgusto o plantear una queja buscando responsabilidades", por lo que solo cabe la "rebeldía creyente porque con nuestro llanto y dolor se levanta acta de cómo nos cuesta tener lejos a quien su cercanía tanta bendición nos regaló, de cómo duele la ausencia del amigo, del familiar, del obispo bueno y cerano".
El prelado ha sido enterrado en la capilla lateral derecha del altar mayor de la Catedral de Astorga.