Eloy Rubio
Domingo, 19 de Mayo de 2019

Elena Santiago, entre la emoción y el agradecimiento a Veguellina de Órbigo

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Veguellina de Órbigo ha acogido este sábado la presentación de ‘Los delirios de Andrea’, la última creación novelística de Elena Santiago, un acto muy emotivo que fue conducido por Tomás Néstor Martínez.

 

Antes casi de empezar y por gentileza del también poeta Antonio Merayo, que no pudo estar presente, se cumpía un encargo a Tomás: “Ya que la novela es ‘Los delirios de Andrea', busca en Veguellina unos lirios para Elena.”. Esos lirios le fueron entregados a la escritora. "¡Será posible!", decía Elena. “Yo no suelo ser obediente y con los poetas y creadores, aún menos”, respondía Tomás, “pero en este caso, Elena, había que hacerle caso.”  “Son de Veguellina y además de mi barrio, y no los robé”, bromeaba Tomás Néstor.  “Y no salté ninguna tapia”.

 

“Hoy es la presentación de este libro que sale a la calle. La primera presentación, a nivel mundial, claro; entonces yo he pensado, que al igual que los barcos se botan, igual que Moisés se hizo fuerte, según la leyenda, en aquella cestilla que debía de ser encantadora y muy bien tejida, y al final llegó así a su pueblo, yo lo que hice esta mañana fue acercarme al río, pura vida, y le di al ejemplar de tu libro un baño externo y luego de secado,  de este modo le damos la salida a ‘Los delirios de Andrea’ y le deseamos todo el éxito del mundo”. De esta manera comenzaba Tomás Néstor la puesta de largo del libro de su paisana que emocionada interrumpía diciendo: "¡Qué bonito!". “Le dedicamos toda la larga vida…” -"¡qué bonito!", volvía a susurrar la escritora-, “para que lo disfruten todos los que aman la lectura, y como no tenemos botellas de caba y para evitarnos las copas de Bohemia, pensamos que con serpentinas chinas le podíamos dar al libro los deseos de buen viaje. Venga", alentaba Tomás Néstor a los asistentes para que lanzasen las serpentinas que se les había proporcionado. Solo unas pocas llegaron a la escritora. Fiesta y risas de todos y todas. "¡Maravilloso!", decía Elena, “me quedo aquí toda la noche”, a lo que el presentador contestaba "tú sabes que cada vez que vienes esto es una fiesta, y tu traes la fiesta porque lo eres,.. Solo tu sonrisa y tu saber estar y encima escritora, y encima con esta novela que desde que uno la empieza hasta el final no para, e incluso llega a sufrir con alguno de sus personajes”, apostillaba Tomás Néstor.

 

 

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'Los delirios de Andrea' es una novela hermanada con el ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, aseguraba Tomás Néstor, "de vez en cuando, como si de un manantial se tratara, brota alguna forma cervantina y se infiltra en ’Los  delirios de Andrea’. La acción es imparable,  continuaba diciendo. "Yo creo que de todas tus novelas es la que más acción tiene. Es un sinvivir. Amores, desamores y miradas, un pasillo donde se le apagan los velones en la noche, los espíritus ...Cómo se ve que tienes una raigambre gallega. Con unos espíritus creados para vivir la vida, para complicarse la vida los unos a los otros, para disfrutar y también para sufrir esas vidas tan desiguales y tan interesadas. El  eje sobre el que se mueve todo no permite en ningún caso el aburrimiento, ni el aburrimiento ni la pena; porque quién manda ahí, que es dueño y señor insaciable ante la vida, es un personaje que se llama Arístides…”

 

En ese momento los personajes fueron surgiendo desde el público. Primero el propio Aristides con su plática, luego su hija, harta ya de que todos los días sean iguales, decide enamorarse de Alonso Quijano. "¡Ay, qué bonito!" decía Elena Santiago ante el montaje y el discurso de la hija de Arístides, la cual decide ser Aldonza Lorenzo…

 

Y así se hizo con cada uno de los personajes de la novela, que traían sobrescrito, sin desvelar la novela. Domero, primo de Andrea, es decir de la reina de la Mancha, Aldonza. La aya, que domina con la mirada todos los hilos, que hace y deshace muchas camas, concretamente una. Brígida...Sida, una llamita incauta, pequeña: una criatura sin sal, sin sal ninguna. Una persona imprescindible, desapercibida. “Me gusta ocultar más que hablar y echar culpas al olvido...Brígida conocía la manera de mantener el sueño prolongado de muchísimos personajes. Ay, ay los sueños”, remataba Tomás. Otro personaje, que es encantador, a decir de Tomás, “es el joven fraile que va a decidir que los muros del monasterio y el sometimiento a la obediencia y la mansedumbre no es lo suyo. Que la vida también está fuera de los muros monásticos y que la regla monástica no se ha hecho para él. Le gusta confesar y cuando confiesa, las jóvenes devanean, devanean, devanean...” Se trata del hermano Mateo.

 

Una exposición de todos ellos, representada y muy somera y sin dar demasiadas pistas realizada por el Club de lectura de Veguellina.

 

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Tomás Néstor conminó en este momento a Elena Santiago para que hablara de su novela; pero ella dijo: "Te voy a decir la verdad que soy el fraile y me voy". A lo que Tomás respondió: "yo soy el fraile prior en este momento y entonces bajo pena de excomunión tendrás que decir algo".

 

Elena se deshacía en alabanzas por lo que estaba pasando allí: “me parece un sueño, un sueño. Una realidad maravillosa.” Pero no hubo manera de que contara o comentara su novela. “En Veguellina siempre hubo milagros”, decía Tomás Néstor. “Yo misma”, se le escabullía Elena. Con lo que en retahíla indefinida continuaron bromeando. Elena Santiago insistía en que le parecía precioso y encantador el montaje que habían preparado los del Club sobre su novela.

 

En esta tesitura llegaron al final de la presentación en la que Elena Santiago leyó un poema que traía preparado para la ocasión.

 

 

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El poema decía:

 

"Soy yo. Nací en Veguellina de Órbigo, y sigo naciendo. Quiero decir : que esté donde esté soy Veguellina con sus personas y los recuerdos de toda la vida".

 

Requiero hoy estas palabras perennes,

Nunca apagadas,

Amores pendientes sin perderse.

Es mi pueblo, sentimientos guardados,

Desde siempre abrazando la luz del bien,

Día a día entre recuerdos,

Sostienen nuestra vida, existiendo juntos, desde el pasado,

He sido aun estando lejos, os tenía.

Escuchaba aquellos años y era sentirlos,

Mi memoria y mi amor nunca tuvieron

Despedidas.

Nunca voces dañadas, oxidadas, ni cariños deshojados.

Sí sonaba lo intenso. Nuestra historia era pura música.

Campanas de dos iglesias, delicias el río y los caminos.

Miles de veces como el sol y la luna, como dulces,

Sonrisas de años y años, en amor sin fatiga.

Rincones de belleza creando flores, árboles y puertas

Abiertas.

 

Digo, para acabar, otros nombres queridos y cerco

Silencio,sus estremecidas ausencias. Ellos. Callo.

 

Vuelvo al pueblo a nuestros días íntegros.

Y agradezco en profunda emoción a las prestigiosas

Autoridades y al querido pueblo, distinguidos nombramientos para

Eternamente ser ese honor.

Mil gracias, sin despedidas os abrazo.

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