Políticos visionarios

¡Dios nos guarde de estos brillantes aspirantes a dirigir nuestro país!

Por un ‘quítame allá esas pajas’  de pasillo llevamos dos días de debate nacional ininterrumpido, de titulares de prensa infinitos y lo que imagino falta todavía por elucubrar a día de hoy, jueves anterior al ‘salto al vacío’, sobre un: “tenemos que hablar” “si, no te preocupes”.

Qué cantidad de chorradas tan impresionantes se han vociferado apasionadamente en torno a un saludo, como si no tuviéramos otra cosa más importante que estar haciendo apuestas y adivinaciones con verdadera exasperación y acritud sobre lo que supone o no supone, lo que piensa y no piensa, lo que no dice pero está diciendo un político.

Parece ser que el arte de la adivinación es lo que rige y sustenta el impulso político del momento. La oposición está desatada, ha perdido la dignidad, la moderación y la decencia. Vergüenza da el oírles decir, insistir y  remachar, de un simple “tenemos que hablar” que estas palabras encierran un secreto compromiso de la mafia. Según les parece a algunos se trata un encubierto arreglo mafioso el que se ha producido en el Congreso así, sobre la marcha. El osado Lucky Luciano ajustando tratos con el temerario Al Capone a la vista de un hemiciclo lleno a rebosar de los integrantes de las distintas familias. Qué gran desfachatez, qué tremenda insolencia, qué desvergüenza la de estos capos que han aprovechado un momento fugaz para organizar sus asuntos. Insólito.

Otra interpretación es la de que el “no te preocupes”. Esa frase trata exactamente el compromiso de liberación de los presos y la proclamación de la República de Cataluña. “No te preocupes” puede tratarse de cualquier preocupación, hay miles de preocupaciones, entre otras “la de no me mires que me miran que nos miramos”. Pero no, no se trata de nimiedades de ese tipo, se trata exactamente de que “mañana mismo te saco de la cárcel y declaro la independencia a los catalanes ¿estás contento Junqueras?” Hay qué fastidiarse con las profecías.

Estos llamados políticos que parece que tienen inclinación a la videncia deberían pensarse si su futuro no tendría un cauce mayor de expansión si se dedicaran al curioso, y eternamente demandante, arte del augurio en el que es más importante, por impactante, el predecir que el adivinar. Hay espacios en televisiones y también telefónicos e internautas en los que se pueden practicar esas artes cómodamente en sus casas. Quizás si cambiaran de profesión ganaríamos aquellos que esperamos que un político nos enseñe las bases de su política y no nos atufe con presentimientos ni conjeturas.

Y eso de que a estos señores de la cosa pública les da por hablar en nombre de todos los españoles me revienta. “Todos los españoles están indignados” repiten incansablemente metiéndonos a todos los ciudadanos de este país en su indignación. No, no, no. Mi indignación no está en su indignación sino en la indignación de que ellos me metan en su indignación. Yo estoy indignada por esas estupideces que dicen. Mi indignación reside en que tenga que estar indignada por tener tanto aspirante mediocre a presidente del país.

Entre ellos (los señores de la pública), no existe el respeto, ni intención de diálogo (la base de la política) ni de consenso ni nada. Y para los que estamos con los ojos y oídos abiertos esperando ver y escuchar palabras esperanzadoras y alentadoras  para propiciar un futuro de vida digna y feliz nos quedamos con la boca abierta y ojos como platos y ánimo desazonado.

Por favor, por favor. Qué Dios nos guarde de esta pandilla de mediocres políticos visionarios.

O témpora o mores