Redacción
Miércoles, 26 de Junio de 2019

Santa Catalina de Somoza quiere recuperar los años de olvido y abandono

La nueva Junta Vecinal de Santa Catalina de Somoza que acaba de tomar posesión esta semana quiere “pulir” el diamante en bruto que es la localidad maragata. El pedáneo Vicente García y su segundo de abordo, Francisco González, han explicado este miércoles a los medios de comunicación locales que el Ayuntamiento de Astorga tiene que “cuidar, invertir y solucionar el retraso” que acumula la pedanía con respecto a otros pueblos del municipio.

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Vicente y Francisco, los dos pescaderos jubilados, han cogido con fuerza el timón de la Junta Vecinal para tratar de recuperar los años, “muchos”, según ellos, “sin un una inversión seria y ahora es el momento de acometer” todos los problemas pendientes de solución. Entre todas las 'goteras' que acechan la habitabilidad del pueblo destaca el abastecimiento de agua, una situación que complica el día a día de los vecinos, "en verano hay días que no nos podemos duchar" -aseguran-, y en ocasiones tienen que ser abastecidos mediante una cuba. Sondeo tras sondeo, las vetas de agua parecen esconderse y las que encuentran, como la última, es insuficiente e incluso ha llegado a secarse.

 

Los problemas de agua se acentúan en verano, cuando aumenta la población y Santa Catalina se convierte en punto de paso de los peregrinos camino de Compostela, que llegan a la localidad por la senda paralela a la vía que desemboca en la carretera de Santa Colomba de Somoza. Desde luego, el último tramo hasta la pedanía de Astorga no es la mejor carta de presentación de un pueblo jacobeo con establecimientos hosteleros. Los baches y la sensación de abandono se acumulan en 800 metros de carretera que "creemos que no sería muy costoso asfaltarlos", señalan los miembros de la Junta Vecinal, y mejorarían el tránsito de ambulancias, furgonetas de reparto o camiones.

 

Pero si la llegada a Santa Catalina deja mucho que desear, la entrada deja una sensación agridulce, porque si bien la calle principal por donde discurre el Camino de Santiago está adoquinada, las vías transversales no, de manera que el lavado de cara sólo sirve para que los peregrinos y visitantes disfruten de la ruta histórica no pudiendo decir los mismos los vecinos que soportan charcos y barro. La imagen de la pedanía astorgana mejoraría mucho más si "nos limpiaran las calles", una reivindicación recurrente que el Ayuntamiento deberá tomarse en serio en el contrato de limpieza viaria y recogida de basura que lleva siete años bloqueado.

 

Otro punto de atención para los peregrinos y visitantes es la iglesia del siglo XVIII, "es nuestra seña de identidad pero presenta un aspecto ruinoso, de abandono, y lo peor es que el campanario puede colapsar", explican los responsables de la junta vecinal. Según Vicente y Francisco, el obispo Juan Antonio Menéndez se comprometió antes de su muerte a solucionar los 'achaques' del templo, ahora reclaman que el nuevo equipo de gobierno municipal "hable con el Obispado para que arregle la cubierta" antes de que se venga abajo.

 

Los responsables de la pedanía quieren "poner en valor el 'Balcón de la Maragatería', como han llamado algunos escritores" a Santa Catalina, y creen que una de las maneras de hacerlo sería la construcción del Museo del Pescadero y la Arriería, donde se reconocería que las raíces de la localidad hunden bien profundas en la historia del pueblo maragato. El proyecto valorado en algo más de 600.000 euros necesita el empujón definitivo después del estancamiento que se produjo en el final de la legislatura que acaba de terminar.

 

 

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