Jalisko

Una lucecina más en el cielo.

Javier Otero, Jalisko, te has ido calladamente, sin hacer ruido, sin molestar.

Te conocí en casa de mi padre, a la hora de comer; apenas eras un muchacho y la primera impresión que tuve de ti fue ¿de dónde ha salido este tipo tan particular que no para de hablar?

Con los años tuve la fortuna de poder conocerte y darme cuenta de que tras esa primera impresión había alguien con una inteligencia y un corazón muy particulares.

La vida cruzó nuestros caminos en momentos claves, tanto para ti como para mí y ambos hemos sido conscientes de que nos abríamos puertas que tal vez ninguna otra persona lo podría hacer. La Vida lo quiso así.

No nos tratamos mucho, ocasionalmente, tal vez sólo cuando era necesario.

Hace unos años hiciste un acto de generosidad para con la ciudad que sólo es pagable con Amor.

Espero, Deseo, que todo el Amor que has derrochado para quienes creías que lo necesitaban te acompañen a lo largo de este viaje que has iniciado.

Ten paciencia con Dios porque Él la tiene para con todos nosotros.

Que siga bendiciéndote a través de los tuyos.

Gracias Jalisko, ha sido bonito y divertido conocerte.

Viva el Rock´N´Roll.

Fernando, en Astorga a 22 de agosto de 2019