José Montoro López
Domingo, 01 de Septiembre de 2019
ENTREVISTA / Juan Luis Panero, por José Montoro López

"Hay tanta confusión de premios que el lector auténtico no se deja ya engañar y busca por su propio camino"

Astorga Redacción aprovecha que en la última ‘Senda de Panero’ estuvo presente José Montoro López, conductor del programa radiofónico ‘La poesía es un arma cargada de futuro’ que lleva ya emitiéndose más de 35 años en ‘Radio Klara’, en Valencia. Venía Montoro cargado con dos entrevistas a Juan Luis Panero y un recital del poeta grabados en cintas de casette que nos entregó para publicarlas.

José Montoro nos dijo que “se cumplen veinte años de esta entrevista inédita a Juan Luis Panero Blanc. Realizada en el verano de 1999, en el marco de los cursos de la Universidad de Verano de la Complutense, en el Escorial, es una charla entre el poeta joven que era yo, y uno de mis admirados maestros, Juan Luis Panero. Justo el año anterior, en la primavera del 1998, lo trajimos a Valencia, y allí nos dio un magnifico recital de sus obras completas. Nos habló con gran entusiasmo de Juan Gil Albert, de Octavio Paz, y de todos los poetas que en su territorio poético ‘habitaron’. A Juan Luis no le gustaban las etiquetas ‘generacionales’, pero a mi juicio sí era coetáneo con la generación del ‘50’”

“En los últimos años le costaba mucho salir de su último hogar en Torroella, pero le encantaba El Escorial, la ciudad donde comenzó su primera enseñanza. Llegó para hablarnos de Luis Cernuda, al que conoció cuando era muy niño en Londres, donde Juan Luis paso su primera infancia. Vino con su recién editado poemario ‘Enigmas y Despedidas’ en un momento magnifico de su vida, muy creativo. Vivía en Torroella de Montgri  junto a su segunda mujer Carmen Iglesias, apartado del mundanal ruido. En este pequeño pueblo de Gerona pasó sus últimos años, un lugar que me recuerda salvando las distancias, a lo que fue Villa Odila.”

 

 

[Img #45870]

 

 

 

Tus labios fríos no tendrán ya refugio

 y en tus vacías abrazaras la muerte.                             

                                              ‘A través del tiempo’ Juan Luis Panero

 

 

 

José Montoro López: Estamos con Juan Luis Panero. Estaba recordando que estuviste hace poco en Valencia para presentar tu último libro [‘Enigmas y despedidas’ 1999].


Juan Luis Panero: Sí, era una serie de despedidas que publiqué en enero de este año.

 


¿Después de este libro vas a volver a publicar la poesía completa?


No, ya he publicado la poesía completa en el 97. Mucha gente se queda un poco asombrada de que tan solo dos años después saliese este libro que estaba ya prácticamente terminado cuando publiqué mi ‘Poesía completa’. Después solo he escrito un poema en estos dos años. Este libro está empezado en el 91 pero yo no lo quise publicar en la poesía completa, porque cuando uno mete un libro en la poesía completa, si no se ha publicado antes, es un libro perdido pues deja de verse como un conjunto. Por eso me reservé. Incluso tuve la idea de publicar un poema de adelanto, pero al final no lo hice.

 



Eso es algo que vienen haciendo ahora muchos poetas el publicar su poesía completa, pongo el caso de Brines.


Sí, en esa misma colección.



A mí eso me da mucho miedo porque parece que se hace un corte. Aunque contigo no ha pasado, Pepe Hierro todavía no lo ha hecho.


Sí, pero ha salido con un libro magnífico. Paco parece que está escribiendo algunos poemas nuevos. En fin, tampoco hay que darle muchas vueltas, pues los tres primeros libros míos estaban agotados hace ya mucho tiempo. ‘Juegos para aplazar la muerte’, que había sido editado en Sevilla en el 84, hacía ya también tiempo que estaba agotado. Por ello me pareció que era un ‘tic’ para el lector publicar la poesía completa. Ha tenido una muy buena acogida no solo de crítica si no de público.



Hay una cosa de vosotros que me gusta mucho y es que no tenéis prisa. Parece ser que los autores jóvenes cada dos años tienen que tener un poemario y si no parece que salieran del candelero.


No te creas que solo son los jóvenes, esto va también ya en el carácter. Es verdad que algunos poetas hemos tenido menos prisa y ha habido poetas del 27, véase Guillén, Gerardo Diego y el mismo Alberti que han publicado cantidades industriales. Eso yo creo que va en el carácter. Yo he publicado siete libros en toda mi vida y ya no público más. Pero bueno lo importante es que los libros tengan alguna sustancia. Y además si tu poesía no interesa da lo mismo que saques un libro al año, pues seguirá sin interesar. Y si interesase yo creo que el lector también agradece que no le abrumes teniendo en cuenta que no hay muchos lectores de poesía.


 

Es cierto, a veces se publican libros y luego se hacen recopilaciones.


Sí, y los poetas jóvenes en general tienen ese defecto que yo no sé por qué razones no tuve. Una vez que saqué el primer libro, que tuvo una buena acogida, tarde muchísimo… Desde el primero tardé ocho años en sacar un segundo. No tenía mucha urgencia.



La mala suerte que ha traído este año con las muertes de José Agustín Goytisolo, Carlos Barral y mucha gente que todavía tenían mucho que decir.


Sí, también Carlos Costafreda. Esa generación del 50 que a mí me interesa muchísimo y a la que me he sentido más cercano. Más incluso que de la mía. Pues sí, realmente ha sido una generación muy castigada por el olvido.

 

 

[Img #45877]

 



Detecto una cierta impotencia. Mencionaba el caso de Agustín Goytisolo que yo creo que todavía está...


Sí, de Jaime Gil también sentí mucho su muerte pero Jaime realmente como poeta llevaba ya veinte años muerto. Pero bueno ahí está su libro que ha sido un enorme éxito de ventas. Su poesía completa son solamente tres libros y sin embargo ha tenido mucho más éxito que señores que han publicado veinte. En el caso mío, mi poesía completa queda en un libro que se puede manejar. Yo tengo mucho miedo a esos libros de Obras Completas que los tienes que tener solamente en casa, no puedes viajar con ellos. Siempre pongo el ejemplo de que uno puede viajar muy bien con ‘La realidad y el deseo’ de Cernuda o con las 'Poesías completas' de Eliot, la misma poesía de Cavafis que son 110, 120 poemas... Por hablar tan solo de poetas que me han interesado mucho. No ha sido necesario contratar a un porteador. No tengo nada contra Juan Ramón Jiménez ni contra Neruda o Gerardo Diego que escribieron más de cien libros. A mí me gustan esos poetas portátiles de los que dices bueno, me lo meto en la cartera y me lo saco a pasear.



Es algo muy apreciable que puedas tener en un pequeño tomo a ese poeta que te gusta. En el caso de Cernuda, que ahora resulta ser uno de los poetas más reivindicado, fue uno de esos autores silenciados.


Costó bastante introducir a Cernuda dentro del panorama poético español. Y sin embargo ahora ya lo está. Y fíjate en estas sesiones la cantidad de poetas que lo han reivindicado. Tanto es así que yo que me lo sospechaba, y puesto que mi poeta preferido de la Generación del 27 es Luis Cernuda, elegí para esta ocasión un poema de Lorca.



Sí porque casi todos, bien en declaraciones o en citas, se han inclinado por él. Todos han apostado por Cernuda como el poeta del 27.


Sí, sí. Y para mí lo es desde hace ya más de treinta años. Pero bueno, el ‘Llanto por Ignacio Sánchez Mejías’, de Lorca, del que leí uno de los cuatro poemas el otro día, fue el primer libro... o sea que también tenía su sentido, fue lo primero que leí de la Generación del 27 y me impresionó mucho hasta casi memorizarlo.


 

Creo que ahora hay muchos, muchísimos poetas, pero poca poesía...


Pienso que ha sido siempre así. Incluso cuando ves el mito del 27 pues también ves que hay tres o cuatro poetas de gran importancia y que hay mucha otra cosa... El tiempo resulta ser el mejor antólogo. Ahora hablas del 98 e inmediatamente se te ocurren los hermanos Machado, Juan Ramón Jiménez y Unamuno. Bueno en la biblioteca de mi padre había, no sé, pero más de 200, y ya nadie se acuerda de ellos como no fuera una curiosidad. Con el 27 que está más cerca pues ya empieza a pasar que hay los que son grandes y los que están ahí metidos un poco con calzador. Y pasará con la de posguerra y pasará con el 50, y con la mía. Es decir que nadie se acaba imponiendo, se impone el tiempo y el gusto de algunos lectores y críticos, como es el caso de Cernuda que tenía todo en contra; el exilio, su carácter y una serie de cosas como un tipo de poesía que aquí no se había hecho, y sin embargo hoy es el poeta fundamental de esa generación. Quién se lo iba a decir a él. En muchos casos, desgraciadamente el poeta ha muerto y no puede enterarse de esa reviviscencia.



Otra cosa que hacemos en España es que escribimos las mejores necrológicas, pero luego a la hora de la verdad...

Sí, se le da el premio nacional a los 90 años, como se lo dieron a Muñoz Rojas el año pasado y cosas así. Se trataría más bien de ayudar a la gente nobel, y no como se entiende ahora, como una limosna. Y ya si te mueres, pues ya eres maravilloso. España para las necrofilias es única, y además te santifican de una manera que a mí a veces me repele. Mientras estás vivo estás lleno de defectos, pero el día que te mueres eras un santo varón. Hombre no, tampoco. No nos pasemos.



Un día habrá que hacer una antología sobre las necrológicas.


Sería un libro hasta cómico en ciertos momentos.



Es cómico en muchos momentos y muchas veces de gente que no se ha pronunciado nunca a favor de este poeta y cuando muere en los medios de comunicación lo sacan como el no va más.


Es así. Solo aparece cuando le han dado un premio que sea muy importante, o en el momento en que se muere.



Y últimamente está sucediendo que cuando ya ven que están en cierta edad… y que puede pasar, pues hay un morbo ahí.


Sí, hay un morbo, como lo que está pasando con Hierro por ejemplo. Hierro estaba asfixiado y venga a darle la lata doscientos señores, sin piedad.



Para luego dedicarle tres segundos nada más. Yo estuve allí y fue algo bastante triste. Otra cosa que no me gusta nada son las etiquetas que se están poniendo a la poesía. Poesía joven, con cuarenta años ya eres viejo.


Eso es cosa de los profesores y de los críticos para facilitar la referencia. Yo mismo lo acabo de utilizar, para hablar del 98, del 27, ¿pero qué es esto del 98? son unos cuantos poemas de Antonio Machado; algunos, pocos, de Manuel Machado y otros pocos de Juan Ramón Jiménez. Y cada uno por separado. Entonces el 98 y el 27, pues lo que estamos diciendo es Cernuda, algo de Alberti y de Alexandre, en total que son tres o cuatro. Y yo lo que creo es en el poeta individualmente, pero hay esa manía. Luego la generación del 36, la de posguerra, la del 50, la mía que primero se llamó los ‘Novisimos’ y ahora del 70. Bueno es como si cada veinte años tuviéramos que salir veintitantos poetas importantes.



Con lo de las generaciones me estoy rindiendo ante la evidencia, porque creo que muchos de ellos se han posicionado en contra de esto de las generaciones...


Como he vivido muchos años fuera de España he estado distanciado de estas memeces. Ahora vivo en el Ampurdán desde hace 14 años y sigo distanciado. Bueno, veo gente y por eso vengo a algunas de estas propuestas, pero no estoy en el trato así de grupo ni de banderías, y entonces siempre me ha aburrido mucho, y creo que esto de las etiquetas, como lo de la poesía de la experiencia, es una vaguedad. Poetas de la experiencia, todos los poetas han tenido experiencia, entonces de qué coño iban a escribir. Experiencia aunque fuera verbal como en el caso de Góngora, que es una experiencia también. Hay que poner etiquetas, hay que simplificarlo todo cada vez más.

 

 

[Img #45869]

 



Es una experiencia mística...


La experiencia mística de San Juan de la Cruz. Hay de todo tipo de experiencias, pero bueno, se trata de simplificar como en la vida en general. Se trata de masticarlo todo y hacer grupitos y fichitas y todas estas cosas. Bueno.



Últimamente una de las cosas que me da un cierto reparo es que casi todos los poetas son profesores. Se ha perdido un poco la opción de la gente que no vivimos en el mundo de la enseñanza y vemos la poesía de otra manera y estamos perdidos...


Esto ya sucedió un poco también el 27. También había mucho poeta profesor. Y hasta el que no lo era lo tuvo que ser obligatoriamente, como Cernuda en el exilio. Yo soy uno de los pocos que no ejerzo más que ocasionalmente. Estuve dando clases durante seis meses en México. Y fue hasta cierto punto una experiencia interesante, pero claro a la hora de los exámenes les aprobé a todos. ¿Quién era yo para juzgarles? Resulta una experiencia curiosa y bien, pero que no volvería a repetir. Y todavía es peor el mundillo que se crea alrededor de las ayudas mutuas. Este que te invitó a una universidad y luego tú le invitas a la tuya, y se crean unas capillitas…



Me estoy dando cuenta viendo un poco a la gente de fuera, que la gente joven tiene su capilla, su grupito, y la gente que estamos un poco por libre, que hay bastante gente que vamos por libre, aquí en Valencia por ejemplo está Miquel Más, que es un poeta de la experiencia y que como va un poco por libre su libro se queda aislado, se queda...


Yo volví a España en el año 80, estuve viviendo tres años en Barcelona, y aunque ahora vivo desde el 84 en el Ampurdán, viajo, sigo la actualidad en entrevistas, en periódicos. Y lo que sí he visto, sobre todo viajando, es que antes esas capillas se daban en Madrid tan solo, aunque siga teniendo una fuerza grande el centralismo madrileño, y sino en Barcelona que también tiene fuerza; pero ahora hay poetas importantes que viven en Valencia, los hay que viven en Sevilla. Felipe Benítez vive en Rota, poetas como Fernando Ortiz puede vivir en Sevilla, Carlos Marzal en Baleares. No tienes que estar, para poder existir, en Madrid. Es que antes era totalmente excluyente, si no estabas en Madrid no existías. Fue lo que le pasó al grupo ‘Cántico’ en Córdoba, estaban allí y eran unos poetas excelentes, Pablo García Baena, Ricardo Molina, pero no existían. Aparte de que su poesía en aquel momento no era justamente la oficial. Además ahora las ciudades de provincias tienen librerías que está muy bien, los medios de transporte han mejorado mucho, te puedes ir de Barcelona a Valencia en dos horas. Antes, la misma Gerona, era una ciudad levítica, ahora es una ciudad llena de vida, con unas librerías magníficas, con universidad que le da mucha vida, es una ciudad que no tiene nada que ver con la de antes, tiene 14 cines. La Girona que yo vi en el año 81 la he visto cambiar en catorce años de una manera extraordinaria y para bien. En general, ha pasado con todas las ciudades de todas las provincias que yo conocía de antes. Ahora se puede vivir en ellas sin tener esa obligación de irte a Madrid o a Barcelona, que era la única solución cuando yo publiqué el libro en los años 60.



Hablando de esto, yo aquí (por el congreso del 27 en El Escorial) echo en falta a poetas gallegos y catalanes... yo creo que Gimferrer tenía que estar aquí.


Lo de Gimferrer es un caso aparte, pues eso de los viajes lo lleva muy mal. Pero hay poetas catalanes excelentes, Francesc Parcerisas un gran poeta, y aunque conozco menos a los gallegos, yo creo que eso sí podía haber dado para una sesión. Hubiera sido interesante. Bueno, no dejamos de estar en El Escorial y estamos en el centro España según Felipe II.



Lo importante es que haya buenos poetas y buenas poesías. Rivas, aunque es más novelista que poeta es una bella persona...


Yo Galicia la tengo un poco menos controlada. He ido en los últimos años a muchos encuentros poéticos pero de Galicia nunca me ha llegado ninguna invitación. Ni tampoco me llega publicación, alguna.

 


Tengo la sensación de que la política cultural allí es un poco lamentable.


Galicia para mí es chino. En el sentido de que no aparece, como curiosidad histórica hay una tesis doctoral que se está haciendo sobre mí en la Universidad de La Coruña. Una chica, y la pobre que vino a verme a mí casa me decía que en Galicia también ellos reciben poca información de fuera. Esta chica ha tenido que trabajar bastante en Barcelona y en Madrid para poder seguir su tesis sobre mi poesía



Me estaba acordando aquí de los herederos de Cernuda, de los herederos de Vicente Aleixandre. Por qué no se puede hacer una fundación con sus papeles y libros. Esas bibliotecas no sé ni dónde están.


Están en la Residencia de Estudiantes. Menos mal que el sobrino de Cernuda vendió la biblioteca a la Residencia de Estudiantes. Están allí los pocos papeles que dejó y su biblioteca.

 


En el caso de Vicente Aleixandre yo creo que Velintonia sería el lugar adecuado para guardar y mostrar…


Lo que pasa es que esa casa se abandonó y la biblioteca, lo que queda, lo conserva Carlos Bousoño, con lo que está salvada.

 

 

[Img #45873]

 



La biblioteca de los Panero era buena también.


Si era buena, lo que ocurre es que primero se repartió, luego yo a lo largo de mi vida he perdido dos bibliotecas una en Madrid, la otra en México. He perdido dos y ahora he construido una tercera más modesta desde que estoy  en Torroella. Pero la biblioteca de mi padre era bastante buena. Además también mis hermanos vendieron libros; en fin, se perdió en la noche de los tiempos.



Me decías que estuviste en México. Allí la poesía tiene una aceptación increíble, ¿no?


Las dos primeras veces que estuve en México no había relaciones diplomáticas con España, y para poder vivir allí tenía que recibir la generosidad diplomática con una visa de turista por dos meses; luego me dieron otra visa de turista de dos en dos meses y estuve así más de un año. Pero lo peor era la vuelta a España que fue aterradora, porque al llegar no te podían sellar el pasaporte, pues al llegar a Barajas figuraba la fecha de salida pero luego había otros nueve meses en los que yo había desaparecido del mapa. El guardia civil que estaba en la aduana no se lo explicaba y yo tenía los huevos de corbata, y claro era un plomazo, yo había publicado allí cosas. Un poeta que había realizado algunas entrevistas en las que había expresado su posición claramente antifranquista ya desde los años de la universidad… Más tarde ya tuve otras dos estancias en México y ya fue más cómodo, ya había relaciones diplomáticas y no tenías que luchar. Además en aquellos momentos de Franco, para pagarme tenían que hacerlo bajo cuerda, porque no me habían dado permiso de trabajo. Todo era complicadísimo. Luego ya en mis últimas estancias fue de una normalidad absoluta. De México guardo un recuerdo imborrable. La afabilidad de la gente, la amistad de Juan Rulfo y de exiliados como Ramon Xirau, fue una experiencia muy decisiva en mi vida, y de ahí salió mi segundo libro y salieron poemas. Incluso hay una antología editada por Paz en ‘Vuelta’, que se vendió solo en México en una colección que se llamaba ‘Las ínsulas extrañas’ que editaba Octavio Paz, que son todos mis poemas mexicanos. Fue una idea que tuvo Octavio de que reuniera todos los poemas mexicanos y se publicó seis años antes de la muerte de Octavio.



Y hablando de premios ¿tú eso como los llevas?


A mí me dieron sin presentarme el ‘Ciudad de Barcelona’. Me presenté al Loewe porque me hacía mucha falta el dinero, y antes también me había presentado al premio ‘Provincia’ que daban en León. Y pese a que el presidente del jurado era Luis Rosales, gran amigo de mi padre, no me lo dieron. No obstante quedé finalista, y por eso mi segundo libro salió en la ‘Colección Provincia de León’. Luego he sido finalista en el Premio Nacional de Poesía, pero a este premio no te presentas. Las dos veces que he acudido a un premio ha sido por motivos pecuniarios. La primera vez porque me había separado de mi mujer y la segunda porque me había ido al campo de Torroella y necesitaba pasta.

Yo lo veo súper lógico, lo que no veo tan lógico es en aquella gente que ya tiene solvencia económica se presente por satisfacer su vanidad. Los poetas somos en general bastante vanidosos.



Pero tú no pareces serlo.


Yo soy más bien orgulloso. Cuando yo empecé a escribir estaba la ‘Poesía Social', después cuando sale mi primer libro viene inmediatamente el auge de ‘los Novísimos’. Entonces como el tema no me interesaba nada, estuve unos años desaparecido como poeta. Hasta que apareció ‘Juegos para aplazar la muerte’. Fue en el 84 y me puso, utilizando esa palabra tan idiota que se utiliza ahora, en el canon de la poesía española. Pero si de pronto en Madrid o en Barcelona no me hacían una crítica de un libro, y sin embargo a Octavio Paz le gustaban mis poemas o a Álvaro Mutis, que también lo conocí, o a Juan Rulfo, pues mire usted a mí esto me daba mucha más vida. No me iba a estar reocupando de si a un crítico del ABC de Madrid le gustaba o no mi poesía o si a tal grupito de Barcelona les interesaba. En ese sentido lo de Sudamérica fue muy bueno. Tal vez esos años en los que yo estuve un tanto oscurecido por la moda ‘Novísima’, si hubiera vivido en España me hubiera sentido un poco más tocado. Pero a mí me importaba un carajo lo que se estuviera haciendo aquí.

 

 

[Img #45871]

 



Ahora ya estás en muchas antologías pero antes no aparecías en ninguna.


Ahora sí. La primera y la segunda me hicieron mucha ilusión. Ahora que me veo en quince o dieciséis ya me da absolutamente igual. Las meto en un armario, porque no tengo mis libros nunca a la vista de la gente. Está todo en un armario, los míos y sobre mí. Les echo una ojeada de media hora y lo guardo ahí. Lo mismo me ha pasado con las traducciones. Cuando me tradujeron por primera vez, creo que fue al portugués, me hizo muchísima ilusión; luego me han traducido a siete u ocho idiomas y bueno estoy encantado. Muy bien me digo.



O sea, que no estás pendiente si te han colocado o no.


Es tan solo un ejercicio para justificarse ante sí mismo y ante la nada. Las demás cosas no pasan de anécdotas y ves como pasan las modas. Gimferrer por ejemplo no se harta de escribir en catalán y ya pertenece a otro mundo. Pasó la moda de los ‘Novísimos’, de la ‘Poesía Social’. Gabriel Celaya es un desaparecido. Gentes que influyeron y otros que sin embargo no eran tanto como García Baena o el mismo Hierro, ahora están ahí. Hubo un momento en que la poesía social era mucho más importante: Leopoldo de Luis, Celaya y Blas de Otero.



El otro día preguntaba por León Felipe, porque desde luego te guste o no te guste, en la poesía quedan lagunas...


Hay una sentencia griega que Cernuda repetía con frecuencia: “El carácter es destino”. Cada uno tiene su carácter y yo no he sido gregario en este sentido. Siempre he vivido un poco a mi aire, y aunque haya visto a veces injusticias, no solamente conmigo, conmigo no me ha preocupado tanto, he luchado a veces contra ciertas injusticias, el caso de Cernuda por ejemplo, yo y Paco Brines y Jaime Gil fuimos de los primeros que realmente…



De Cernuda desde muy atrás, porque tú sabes que hay una carta de Cernuda a Jaime Gil de Biedma en la que se queja amargamente de lo que le hizo Jorge Guillén en las conferencias que...


Fue una lucha bonita, y ahora ya está todo muy claro y Cernuda está en su lugar, pero también fui uno de los primeros en apoyar y en hablar y promocionar a Juan Gil-Albert, al cual quise muchísimo y me fui a Valencia a conocerlo, hablo del año 72, y nos tuvimos mucho cariño. No me ha costado poner el dedo de la justicia sobre los más olvidados, siempre que tuvieran calidad claro.



La suerte fue que murió muy mayor, si se hubiera muerto antes se nos queda todo ahí.


Todo, todo, inclusive en el año 72 cuando yo le conocí que tenía sesenta y bastantes años, pues ‘La trama inextricable’ se la pago él, y lo leíamos Gil de Biedma, Paco Brines y yo y otros pocos amigos. Yo fui hasta Valencia a verle, bueno yo también iba a la feria de toros, todo hay que decirlo, aprovechaba las dos cosas. Era una época en la que me gustaban mucho los toros. Fui a verlo, me presentó a Paco Brines en el Hotel Astoria y luego mantuvimos una relación epistolar. Nos volvimos a ver luego tanto en Valencia como en Madrid. Participé en la semana de autor que le hicieron. Me ha satisfecho mucho que por lo menos haya muerto sabiendo, a diferencia de Cernuda, que su obra está bien editada. No así el caso de Cernuda que se murió cuando todo empezaba. Menos mal el homenaje de ‘La caña gris’ de Valencia, que le hicieron Jacobo Muñoz y Paco Brines. Fue un último grito en su favor. Colaboraba también Valente y Paco, yo todavía no pues era muy joven, pero tuvo mucha importancia, pues Cernuda pudo ver que en España no era ese gran olvidado. Aunque la verdadera recuperación suya fuera diez años después.

 

 

[Img #45872]

 



Yo creo que la reivindicación y el acento que pusisteis vosotros sobre Cernuda ha tenido que ver para que las sucesivas generaciones y sobre todo las generaciones de profesores jóvenes hayan puesto tanto la vista en él. Si no, yo creo que hubiese seguido desapercibido.


Sí porque además los manuales eran tremendamente anticernudianos. Empezando por el de Gonzalo Torrente Ballester que era indeseable, siguiendo por otras historias de la literatura que lo ignoraban. En fin, es grotesco pensar que Torrente Ballester dedicara veinticinco líneas a Pemán y solo diez a Cernuda y encima para insultarlo. Y era Torrente Ballester, no estoy refiriéndome a un profesorcillo, y eran cosas muy duras para Cernuda. Él se enteró evidentemente en México. Y los profesores, muchos por comodidad, secundaban esas opiniones sin tomarse la molestia de leerlo, y así imperaban esos magisterios del señor Torrente y del señor Valbuena.



Yo creo que Cernuda, si tuvo alguna suerte, fue el poder mantener la vía epistolar con Gil de Biedma y...


Eso demuestra hasta qué punto no es muy importante el gran éxito de premios, o de una moda pasajera. Cinco señores en España en los años 60 decidimos que Luis Cernuda era el gran poeta y al final ahí está, y ahora lo lee todo el mundo. De mi generación yo creo que fui el primero entre otras cosas porque lo había conocido de niño en Londres y conmigo se portó tan bien, que era una persona a la que yo le tenía mucho cariño. Iba a la casa de mis padres en Londres, y yo tenía un recuerdo personal y encantador de él. Había una doble mezcla afectiva y de respeto por su poesía. De respeto, por supuesto, ya que la poesía la descubrí muchos años después. Yo de niño lo que recuerdo es a la persona. No tenía ni idea de que fuera poeta ni nada; pero luego cuando lo descubrí, a los 20 años, pues se convirtió... Y una cosa que empieza así con seis o siete señores puede propagarse como un andancio. Y otros que eran famosísimos entonces, ahora no los conoce ni su abuela. Les han dado quince premios y ahí se quedaron. Como los mismos premios Nobel. Quién se acuerda de tantos. Le han dado el premio hace dos años y ya ni te acuerdas quién es. Y en cambio te acuerdas de Kafka y de Proust que nunca recibieron ese premio, y parecía una injusticia, de Borges al que no se lo dieron y no pasa nada y ya está. Ellos se lo pierden. En cambio hay doscientos premios Nobel que miras la lista y es que son unos señores y qué. Una vez inventé, que el editor se echó para atrás, una colección que se llamaría Nobel, y los seleccionados eran desde mi punto de vista muchísimo mejores que tantos de los Nobel. Hay entre los Nobel una cantidad de escritores malísimos, inclusive de España, pues Echegaray y Benavente, no te digo… Y en cambio no se lo dieron a Valle Inclán. Estas son cosas demenciales. Pues fíjate tú, una colección de novela en España, desde Cernuda a Lorca, a Pessoa, a James Joyce. Haces una biblioteca muchísimo mejor, Chejov, Kafka. Esto muestra la inutilidad de ese premio. Hay escritores muchísimo mejores en cada época que los que resultan premiados.



A menudo parece que se muerden la conciencia por eso que han hecho, y como para tratar de justificarse, le dan el premio por ejemplo a Saramago. Pero ha habido muchísimos que se han dejado totalmente de lado.


Como dejar pasar a Miguel Torga en Portugal o a Eugenio de Andrade o en Brasil a Guimarães Rosa. Ahí influye también la política y las cosas más estrambóticas.



Es tristísimo.


Yo creo que ya ha perdido bastante vigencia. Cuando yo tenía veintiuno o veintidós años, aunque yo no fuera demasiado entusiasta de los premios Nobel, porque me conocía todo el tejemaneje, cuando salía un Nobel, pues más o menos acababas leyendo un libro. Evidentemente hay excepciones como Octavio Paz, Gabriel García Márquez, Saramago, etcétera.

 

 

[Img #45874]

 

 


Cortázar también tuvo la mala suerte de morir joven, pero yo creo que era una persona que lo hubiera merecido...


Y Bioy Casares y el mismo Neruda, pues cuando se lo dieron ya era un poeta sumamente conocido, fue a título casi póstumo. Además con esto de los premios hay ya una inflación de grandes premios, incluso la hay de los pequeños. Antes, en mi juventud, el Premio Nadal era una cosa extraordinaria. El premio Adonais ni te cuento. En cada país había doce premios en los que se compraba el libro por el prestigio del mismo. Ahora hay tanta confusión de premios que lo que creo es que el lector auténtico no se deja ya engañar, y entonces busca por su propio camino.



Los editores están como muy encantados con eso, pues obtienen una parte de marketing casi gratuita y el ‘boom’ lo aprovechan después.


Bueno a veces también los autores lo terminan pagando. Yo he trabajado muchos años en el mundo editorial y he conocido como se puede crear una fama con nada o poco detrás.

 

 

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.