DÍA MUNDIAL DE LA PREVENCIÓN DEL SUICIO
El suicidio se puede prevenir
Desde el año 2003 la Asociación Internacional de Prevención del Suicidio, en coordinación con la Organización de la Salud (OMS), celebra cada 10 de septiembre, el Día Internacional de Prevención del Suicidio. Este día no puede pasarnos desapercibido, pues cada año mueren en el mundo más de 800.000 personas, lo que significa que cada 40 segundos, 1 persona se quita la vida y en Españafueron más de 3.600 en el pasado año.
El suicidio fue reconocido por la Organización Mundial de la Salud como un problema de salud pública en el año 1996, por lo que su estudio sistemático es relativamente reciente, y ha sido en los últimos 15 años, cuando esta realidad se ha empezado a presentar a la sociedad,libre de los prejuicios religiosos y sociales que, hasta este momento, han impedido poder abordarlo adecuadamente, por tratarse de un tema tabú y porque existe la creencia de que hablar de suicidio, aumenta su incidencia.
Si pensamos que cada persona que decide acabar con su vida, y lo logra, es un hijo, una madre, un marido, una amiga, un compañero de trabajo,…y que cada una de estas muertes afecta a 25 personas directamente y a 145 más la noticia les produce un importante impacto emocional;que en el año 2016, a nivel mundial, fue la segunda causa de muerte entre los 19 y 25 años, que es un fenómeno global pese a que podamos pensar que es más frecuente en los países del primer mundo y que por cada suicidiose producen 25 intentos autolíticos frustrados, podemos ir tomando conciencia de la dimensión de esta problemática.
Una cuestión que debemos tener en cuenta es que la conducta suicida no es solo aquella que termina con el resultado de muerte, sino que es un espectro conductual que va desde el parasuicidio (conducta con el resultado de daño físico o dolor, sin la intención de acabar con la vida) al suicidio consumado, pasando por la ideación suicida (pensamientos relacionados con la muerte como forma de solucionar una situación) y la crisis suicida (la idea va tomando cuerpo y se diseña un plan), esto quiere decir que la persona, a lo largo de ese proceso, va a ir dando señales, unas más explícitas que otras, pero que debemos conocer porque el suicidio se puede prevenir.
Y es que, al final, es el resultado de la descompensación de los mecanismos de protección de la vida y los factores de riesgo, de modo que la personasiente sufrimiento emocional que valora como imposible de superar con los recursos de que dispone y empieza a plantearse la muerte como la única solución al problema. En este contexto, se pueden observar ciertos comportamientos que, si se detectan, no deben dejar indiferentes a quienes rodean al potencial suicida: la expresión de sentimientos de angustia, soledad, la comparación o la identificación con alguien que ha cometido el acto, así como el aislamiento, el cambio de hábitos (sueño, alimentación, higiene), el consumo de alcohol u otras sustancias, perder el interés por el trabajos, las aficiones y la familia; desprenderse de objetos o realizar preparativos (cerrar asuntos, preparar testamento,…), son señales que según múltiples estudios se relacionan directamente con el anuncio del acto suicida.
Si conocemos a alguien que se encuentra pasando por un momento difícil y sospechamos que puede estar planteándose la posibilidad de quitarse la vida, no debemos tener miedo a hablar sobre sus pensamientos y sentimientos y nuestra actitud ha de ser de escucha sincera, sin juicios o valoraciones, devolviéndole la idea de un futuro más esperanzador y con posibilidades de cambio, también es importante desterrar de nuestra mente algunos mitos como el de que quien amenaza con hacerlo, no lo hará o que quién tiene un intento, lo hace para llamar la atención, esto es falso: la mayoría de los suicidas han expresado sus intenciones y el principal factor de riesgo, es el haber tenido uno o varios intentos, luego, debe llamarnos la atención y ponernos en alerta, orientando a la petición de ayuda profesional.
Desde el año 2017, el Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León tiene un Grupo de Trabajo de Atención y Prevención de la Conducta Suicida, que tiene como objetivos estudiar, investigar, informar, orientar y prevenir el suicidio, a través de diferentes acciones investigadoras, formativas y de divulgación, como respuesta de este colectivo de profesionales de la salud a una sociedad que cada vez nos necesita más, por eso, si conoces a alguien que se encuentre en esta situación o tú que estas leyendo esta información, anima a pedir ayuda, pide ayuda, el suicidio se puede prevenir.
(*) Mª José Díez Alonso. Psicóloga Generalista Sanitaria y Forense. Miembro del Grupo de Trabajo de Atención y Prevención de la Conducta Suicida COPCYL
Desde el año 2003 la Asociación Internacional de Prevención del Suicidio, en coordinación con la Organización de la Salud (OMS), celebra cada 10 de septiembre, el Día Internacional de Prevención del Suicidio. Este día no puede pasarnos desapercibido, pues cada año mueren en el mundo más de 800.000 personas, lo que significa que cada 40 segundos, 1 persona se quita la vida y en Españafueron más de 3.600 en el pasado año.
El suicidio fue reconocido por la Organización Mundial de la Salud como un problema de salud pública en el año 1996, por lo que su estudio sistemático es relativamente reciente, y ha sido en los últimos 15 años, cuando esta realidad se ha empezado a presentar a la sociedad,libre de los prejuicios religiosos y sociales que, hasta este momento, han impedido poder abordarlo adecuadamente, por tratarse de un tema tabú y porque existe la creencia de que hablar de suicidio, aumenta su incidencia.
Si pensamos que cada persona que decide acabar con su vida, y lo logra, es un hijo, una madre, un marido, una amiga, un compañero de trabajo,…y que cada una de estas muertes afecta a 25 personas directamente y a 145 más la noticia les produce un importante impacto emocional;que en el año 2016, a nivel mundial, fue la segunda causa de muerte entre los 19 y 25 años, que es un fenómeno global pese a que podamos pensar que es más frecuente en los países del primer mundo y que por cada suicidiose producen 25 intentos autolíticos frustrados, podemos ir tomando conciencia de la dimensión de esta problemática.
Una cuestión que debemos tener en cuenta es que la conducta suicida no es solo aquella que termina con el resultado de muerte, sino que es un espectro conductual que va desde el parasuicidio (conducta con el resultado de daño físico o dolor, sin la intención de acabar con la vida) al suicidio consumado, pasando por la ideación suicida (pensamientos relacionados con la muerte como forma de solucionar una situación) y la crisis suicida (la idea va tomando cuerpo y se diseña un plan), esto quiere decir que la persona, a lo largo de ese proceso, va a ir dando señales, unas más explícitas que otras, pero que debemos conocer porque el suicidio se puede prevenir.
Y es que, al final, es el resultado de la descompensación de los mecanismos de protección de la vida y los factores de riesgo, de modo que la personasiente sufrimiento emocional que valora como imposible de superar con los recursos de que dispone y empieza a plantearse la muerte como la única solución al problema. En este contexto, se pueden observar ciertos comportamientos que, si se detectan, no deben dejar indiferentes a quienes rodean al potencial suicida: la expresión de sentimientos de angustia, soledad, la comparación o la identificación con alguien que ha cometido el acto, así como el aislamiento, el cambio de hábitos (sueño, alimentación, higiene), el consumo de alcohol u otras sustancias, perder el interés por el trabajos, las aficiones y la familia; desprenderse de objetos o realizar preparativos (cerrar asuntos, preparar testamento,…), son señales que según múltiples estudios se relacionan directamente con el anuncio del acto suicida.
Si conocemos a alguien que se encuentra pasando por un momento difícil y sospechamos que puede estar planteándose la posibilidad de quitarse la vida, no debemos tener miedo a hablar sobre sus pensamientos y sentimientos y nuestra actitud ha de ser de escucha sincera, sin juicios o valoraciones, devolviéndole la idea de un futuro más esperanzador y con posibilidades de cambio, también es importante desterrar de nuestra mente algunos mitos como el de que quien amenaza con hacerlo, no lo hará o que quién tiene un intento, lo hace para llamar la atención, esto es falso: la mayoría de los suicidas han expresado sus intenciones y el principal factor de riesgo, es el haber tenido uno o varios intentos, luego, debe llamarnos la atención y ponernos en alerta, orientando a la petición de ayuda profesional.
Desde el año 2017, el Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León tiene un Grupo de Trabajo de Atención y Prevención de la Conducta Suicida, que tiene como objetivos estudiar, investigar, informar, orientar y prevenir el suicidio, a través de diferentes acciones investigadoras, formativas y de divulgación, como respuesta de este colectivo de profesionales de la salud a una sociedad que cada vez nos necesita más, por eso, si conoces a alguien que se encuentre en esta situación o tú que estas leyendo esta información, anima a pedir ayuda, pide ayuda, el suicidio se puede prevenir.
(*) Mª José Díez Alonso. Psicóloga Generalista Sanitaria y Forense. Miembro del Grupo de Trabajo de Atención y Prevención de la Conducta Suicida COPCYL





