Aidan Mcnamara
Lunes, 23 de Septiembre de 2019

Charnegacionistas de las Cortes, S.P.

[Img #46213]

 

 

Me parece estupendo lo de repetir las elecciones. El evento servirá para proteger y conservar la marca España, tan bien explorada y narrada en el todavía vigente Vuelva Usted Mañana de Mariano José de Larra. (En mi barrio todo el mundo está realizando su tesis doctoral -más paro maquillado- sobre el tema: La ventana única (sic) y los placeres de ser autónomo si no te llamas Espe).

 

Y además, tras la siesta del siglo XX de casi cuarenta años, nos conviene de manera mística yin-yangiana tener la oportunidad de practicar ir a las urnas que en realidad es un proceso, desde el punto de vista del ciudadano, más sencillo que leer el menú de Starbucks (=dólares de estrella… Ya, ya… tampoco sé yo que tendrá que ver esa marca, ese vocablo con el café. Ah, claro, el dinero black).

 

Y hablando del Ibex (el numero 35 de Wall Street) la única solución para Catalunya es vendérsela a Trump, ya que no puede, todavía, comprar Groenlandia.

 

Bueno, amenacémosles con la teoría. Porque todo el mundo sabe que vender es de tontos. Mejor hacer tu agosto con el leasing (que es, según el DRAE: Voz ingl. m. Econ. Arrendamiento con opción de compra del objeto arrendado.), pero, por favor, con condiciones ventajosas para España.

 

Primero, que Trump invada Gibraltar con marines reclutados en Puerto Rico para que no haya barreras lingüísticas en cuanto al spanglish.  

 

Segundo, que el barrio chino de Barcelona (bajar La Rambla y girar a la derecha) se renombre El Barrio Americano, que hay más cruceros que arrozales para onanistas.

 

Tercero, exigir que el campo de golf que pertenece al pato Donald en Irlanda pase a ser nombrado Aeropuerto (en un apuro para guerras ilegales tipo Bush, Blair, Aznar y algún portugués) Severiano Ballesteros.

 

Cuarto, obligar a todos los catalanes de izquierdas y los que son netamente lentos (como la prosa de Harry Potter) a aprender inglés en Bélgica en La Academia Hitler  (Calle Waterloo) para que sepan distinguir entre el nacionalismo y el socialismo. El problema con la lengua propia es que a veces es demasiado patanesca.

 

Quinto, obligar a los catalanes nacionalistas de derechas a estipular el coste de un tanque fabricado en España rumbo a Israel en sus manifiestos electorales. Para que sepamos los contribuyentes lo que es la moderación del centro.

 

Sexto, enviar a Ana Pastor a Washington para que se entere de que no es ni radical ni exquisitamente única en el panorama contemporáneo del periodismo (Saludos, Carlos Cue): la maldita hemeroteca no está maldita: forma parte de la democracia. El chiste es bobo, infantiloide y triste. (Falta de experiencia histórica, ¡qué le vamos a hacer!)

 

Séptimo, enviar al Gran Wyoming a Wyoming para que Sandra Sabatés deje de sufrir acoso intelectual y los paternalismos de un señor que se cree más interesante que Javier Cuervo. (¡Buscad!, ¡Buscad! Cuervo es Umbral con clase y, por lo tanto, el menos famoso articulista de la prensa española salvo el que os escribe.)

 

Ocho, transferir Ceuta y Melilla al Mediterráneo para que nuestras médicas y enfermeros no tengan que soportar los alquileres metilendioxianfetamínicos de Ibiza.

 

Noveno, que pague la administración de Trump todo el IBI de la Iglesia nacional (has leído bien), que los yanquis son expertos en La Fe, S.A.

 

Décimo, que los Goya en adelante se conozcan como Los Paco (claro, en honor de Oscar, total, en casi toda Europa somos unos copiones). Porque ya estamos hartos de las mentiras, la mediocridad y el reguetón (término que saldrá en el DRAE para el año 2050 o el día después: es que hay partido de La Champions.)

 

Ahora, en serio. Dentro de muy poco no hablaremos del clima político, sino del clima. Viene la gota caliente. Mientras tanto, a disfrutar de la vendimia. Toro sin toros y el Bierzo con berzas…: se disfrutan más sin mordazas.

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.