Misa de Acción de gracias por el decreto de beatificación de las mártires de Somiedo
El pasado 15 de septiembre el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ofició el acto litúrgico de cierta relevancia para la Iglesia y de mucha relevancia para la diócesis de Astorga.
![[Img #46347]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/09_2019/8276_13.jpg)
Monseñor Sanz Montes vino expresamente para oficiar una misa especial en la Catedral de Astorga, una Misa de Acción de gracias por el decreto de beatificación de las enfermeras astorganas mártires de Somiedo. Así se hizo, con la presencia del administrador diocesano, el Cabildo de la Catedral y un representante del Vaticano. El acto litúrgico se desarrolló con una solemnidad sin demasiado boato, el justo y preciso para que se significara de importancia, tanto para la Iglesia como para los diferentes concurrentes. Sin apabullamientos eclesiásticos.
Los asistentes eran principalmente las familias de las enfermeras y sus conocidos, además de astorganos devotos y no devotos, y curiosos.
![[Img #46342]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/09_2019/6020_1.jpg)
![[Img #46344]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/09_2019/3053_12.jpg)
El arzobispo tuvo en todo momento un talante cercano. Pronunció una homilía rebajada de ensalzamientos y desprecios. Por supuesto que mencionó la guerra civil y sus barbaridades pero sin mucho ensañamiento. Dado a lo que estamos acostumbrados en cuanto se toca el tema de la guerra por la parte ganadora, fue suave dentro de una situación cuyo terrible resultado era el motivo por lo que estábamos allí.
“Tiempos bélicos de contiendas fratricidas hicieron que se organizase no sólo el frente de la guerra, sino también la retaguardia en la que acoger tanos heridos. Esta fue la ocasión que se les brindó a nuestras enfermeras para expresar heroicamente la caridad de una entrega que terminará con el sacrificio de sus vidas”, señalaba Sanz Montes en la homilía.
“Por este motivo damos gracias hoy aquí en la Catedral de Astorga como mejor sabemos los cristianos al celebrar las cosas: una santa Misa de agradecimiento al Señor que es glorificado en estas jóvenes María Pilar, Octavia y Olga, cuyo martirio ha sido reconocido por la Iglesia a través del decreto que el Papa Francisco ha firmado”, continuaba manifestando el oficiante.
![[Img #46346]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/09_2019/1571_15.jpg)
El deán de la Catedral, Javier Gay, leyó el Decretum supermartyrio en el que después de presentarnos a las tres mártires con un pequeño repaso de sus vidas, explica las circunstancias de sus muertes basadas en sus investigaciones y el estudioso trayecto hasta llegar a su conclusión: “que dieron su vida por Dios”, lo que les hace mártires.
No eran unas monjas que habían consagrado su vida a Dios, no, eran unas mujeres laicas, simpáticas, alegres y divertidas que les gustaba la vida y la disfrutaban, pero que por su devoción por ayudar a los enfermos, por sentirse útiles en los fragores de la guerra civil, se encontraron con la muerte.
Ante la sensibilidad y polémica que supone todo lo que concierne a la guerra civil, la memoria histórica, la desmemoria histórica, y el reconocimiento de las víctimas de ambos lados, el vicario del Obispado se adelantaba a manifestar la posición de la Iglesia sobre cualquier polémica que pudiera suscitar este acto de beatificación a las tres enfermeras.
Indicaba que “hay intereses ideológicos e intereses políticos, seguro. Los hay con este tipo de mártires de la guerra civil. Nosotros no vamos a entrar en esa guerra, ni vamos a responder a nadie. No lo vamos a hacer nunca. Nosotros tenemos la versión oficial de la Iglesia que es la que a nosotros nos corresponde dar. Que hay gente que no va a estar de acuerdo, seguro, como no estuvieron de acuerdo con los mártires de Tarragona, o con los mártires de tal… cada uno habla en función de su visión. Esto sucede con todos los mártires de la guerra civil sean religiosos o sean laicos. Claro, en esta circunstancia llama más la atención porque son laicas, no eran monjas. La mayor parte de los beatificados de la persecución religiosa del siglo XX son o curas o monjas. En este caso ellas estaban allí no por una razón religiosa sino porque eran enfermeras y querían ayudar, pero tenían todo un bagaje cristiano, eran de Acción Católica y tenían unas fuertes convicciones religiosas que al final salen a flote en el momento de su martirio. La gente que las apresa se da cuenta del sentido religioso que tenían y las matan. Algunos podrán decir que la Iglesia se apropia de ella, pero no, la Iglesia no las envió, fueron enviadas por la Cruz Roja o por quien fuera, para hacer una función puramente sanitaria, aunque sale a flote sus convicciones religiosas. No nos extraña, ya digo, porque esto sucede con todos. Nosotros no vamos a entrar en ningún tipo de polémica porque no nos corresponde.”
![[Img #46345]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/09_2019/8833_7.jpg)
Este acto ha sido un 'pre', el acto de beatificación final se celebraá cuando Astorga tenga nuevo obispo, y vendrán altas jerarquías del Vaticano y los actos revestirán de mucha más solemnidad.
“Unas astorganas que han sido elevadas a la categoría de beatas, tenemos que estar todos los astorganos muy contentos, contentísimos”, decía el astorgano Pajarín, que conocía a las familias, exultante de alegría.
Sonó el órgano. Hubo alegría, hubo fotos, hubo abrazos.
![[Img #46347]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/09_2019/8276_13.jpg)
Monseñor Sanz Montes vino expresamente para oficiar una misa especial en la Catedral de Astorga, una Misa de Acción de gracias por el decreto de beatificación de las enfermeras astorganas mártires de Somiedo. Así se hizo, con la presencia del administrador diocesano, el Cabildo de la Catedral y un representante del Vaticano. El acto litúrgico se desarrolló con una solemnidad sin demasiado boato, el justo y preciso para que se significara de importancia, tanto para la Iglesia como para los diferentes concurrentes. Sin apabullamientos eclesiásticos.
Los asistentes eran principalmente las familias de las enfermeras y sus conocidos, además de astorganos devotos y no devotos, y curiosos.
![[Img #46342]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/09_2019/6020_1.jpg)
![[Img #46344]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/09_2019/3053_12.jpg)
El arzobispo tuvo en todo momento un talante cercano. Pronunció una homilía rebajada de ensalzamientos y desprecios. Por supuesto que mencionó la guerra civil y sus barbaridades pero sin mucho ensañamiento. Dado a lo que estamos acostumbrados en cuanto se toca el tema de la guerra por la parte ganadora, fue suave dentro de una situación cuyo terrible resultado era el motivo por lo que estábamos allí.
“Tiempos bélicos de contiendas fratricidas hicieron que se organizase no sólo el frente de la guerra, sino también la retaguardia en la que acoger tanos heridos. Esta fue la ocasión que se les brindó a nuestras enfermeras para expresar heroicamente la caridad de una entrega que terminará con el sacrificio de sus vidas”, señalaba Sanz Montes en la homilía.
“Por este motivo damos gracias hoy aquí en la Catedral de Astorga como mejor sabemos los cristianos al celebrar las cosas: una santa Misa de agradecimiento al Señor que es glorificado en estas jóvenes María Pilar, Octavia y Olga, cuyo martirio ha sido reconocido por la Iglesia a través del decreto que el Papa Francisco ha firmado”, continuaba manifestando el oficiante.
![[Img #46346]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/09_2019/1571_15.jpg)
El deán de la Catedral, Javier Gay, leyó el Decretum supermartyrio en el que después de presentarnos a las tres mártires con un pequeño repaso de sus vidas, explica las circunstancias de sus muertes basadas en sus investigaciones y el estudioso trayecto hasta llegar a su conclusión: “que dieron su vida por Dios”, lo que les hace mártires.
No eran unas monjas que habían consagrado su vida a Dios, no, eran unas mujeres laicas, simpáticas, alegres y divertidas que les gustaba la vida y la disfrutaban, pero que por su devoción por ayudar a los enfermos, por sentirse útiles en los fragores de la guerra civil, se encontraron con la muerte.
Ante la sensibilidad y polémica que supone todo lo que concierne a la guerra civil, la memoria histórica, la desmemoria histórica, y el reconocimiento de las víctimas de ambos lados, el vicario del Obispado se adelantaba a manifestar la posición de la Iglesia sobre cualquier polémica que pudiera suscitar este acto de beatificación a las tres enfermeras.
Indicaba que “hay intereses ideológicos e intereses políticos, seguro. Los hay con este tipo de mártires de la guerra civil. Nosotros no vamos a entrar en esa guerra, ni vamos a responder a nadie. No lo vamos a hacer nunca. Nosotros tenemos la versión oficial de la Iglesia que es la que a nosotros nos corresponde dar. Que hay gente que no va a estar de acuerdo, seguro, como no estuvieron de acuerdo con los mártires de Tarragona, o con los mártires de tal… cada uno habla en función de su visión. Esto sucede con todos los mártires de la guerra civil sean religiosos o sean laicos. Claro, en esta circunstancia llama más la atención porque son laicas, no eran monjas. La mayor parte de los beatificados de la persecución religiosa del siglo XX son o curas o monjas. En este caso ellas estaban allí no por una razón religiosa sino porque eran enfermeras y querían ayudar, pero tenían todo un bagaje cristiano, eran de Acción Católica y tenían unas fuertes convicciones religiosas que al final salen a flote en el momento de su martirio. La gente que las apresa se da cuenta del sentido religioso que tenían y las matan. Algunos podrán decir que la Iglesia se apropia de ella, pero no, la Iglesia no las envió, fueron enviadas por la Cruz Roja o por quien fuera, para hacer una función puramente sanitaria, aunque sale a flote sus convicciones religiosas. No nos extraña, ya digo, porque esto sucede con todos. Nosotros no vamos a entrar en ningún tipo de polémica porque no nos corresponde.”
![[Img #46345]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/09_2019/8833_7.jpg)
Este acto ha sido un 'pre', el acto de beatificación final se celebraá cuando Astorga tenga nuevo obispo, y vendrán altas jerarquías del Vaticano y los actos revestirán de mucha más solemnidad.
“Unas astorganas que han sido elevadas a la categoría de beatas, tenemos que estar todos los astorganos muy contentos, contentísimos”, decía el astorgano Pajarín, que conocía a las familias, exultante de alegría.
Sonó el órgano. Hubo alegría, hubo fotos, hubo abrazos.





