Des(gobierno)
![[Img #46987]](http://astorgaredaccion.com/upload/images/11_2019/6537_ancianos-santa-colomba-147.jpg)
Leí a Juan Claudio de Ramón que a su amigo Jorge Freire le gustaba citar una frase de un conocido suyo: “Un tonto con novia y trabajo es casi un listo”. Tomen esto como un aviso, pues, sin novia ni trabajo, no me pueden tomar completamente en serio. Espero que tampoco completamente en broma, que dijo Camba. Y para muestra un ejemplo: mi mayor argumento para que paren esta pequeña experiencia bolivariana que se disponen a practicar en este país es el de que sepan que la felicidad está en la antesala. Para qué llevarlo a cabo si puedes disfrutar del proceso y conducirlo a puerto en un futuro. Dicen que lo mejor de hacer el amor es subir por las escaleras, y dicen bien, salvo la última vez que las subí yo, que lo mejor vino después.
Aceptemos que en democracia los acuerdos se toman por mayoría y que en una sociedad plural como en la que vivimos las mayorías absolutas y los acuerdos unánimes pueden llegar a ser imposibles. A veces, hasta no deseados. Bajo las reglas básicas del juego, es decir, con la Constitución como límite y base de nuestros jueguecitos ideológicos y partidistas. Ojo, aplaudir esto no significa que hacer política sea jugar a la aritmética. Nada representaría más y mejor a la sociedad española que un pacto de los dos grandes y viejos partidos. Ah, que no. Que es más representativo uno entre PSOE, Podemos, ERC, PNV, el escaño de Teruel, el de Galicia más uno de algún otro terruño. Existen pocos partidos regionalistas, la verdad, con lo fácil y, sobre todo, lo beneficioso que es explotar un hecho diferencial; aunque sea el de la idiocia.
Me causan perplejidad e incluso ternura aquellos que hoy se sorprenden de este pacto. Como si no se supiera desde aquella infame moción de censura que nos gobierna un frívolo. Y desde antes, basta recordar aquel Comité Federal. Solo un tipo sin escrúpulos es capaz de realizar esa arrolladora ascensión hasta lo más alto de lo más bajo. Su cerebro presuntamente vacío resulta un enigma. ¿Qué significa diálogo? Lo repite y lo repite y lo repite, pero nada, apesta a rancio y sabe a humo. Algunos queremos ideas y que nos las explique y podamos comprenderlas. ¿Diálogo con quién y para qué? Silencio.
Donde no va haber silencio es en el nuevo hemiciclo, la guerra civil retorica está servida. No culpo solo a Sánchez de esto, sino a la responsabilidad del votante. Que muchos compren un discurso xenófobo, nacionalista, que piensa que la nación es más importante que los ciudadanos que la forman y que gritan orgullosos que no tienen complejos, es responsabilidad de quienes cogen el voto y lo introducen en la urna pensando en lo cansados de todo que están. Como si no fueran los complejos de unos y de otros los que hicieran posible la convivencia en una sociedad plural. De todas las maneras los 52 escaños de Vox serán todo lo anterior, pero ni mucho menos son comparables a esos que tenemos por ahí de Bildu, ERC, JxC, CUP y demás matoncillos tan fáciles de desmontar en la teoría, pero tan letales en la práctica.
Puedo llegar a comprender que en unas elecciones el voto del miedo a Podemos favoreciera al PP y en las siguientes el voto del miedo a VOX beneficiara al PSOE. Lo que no llego a entender es ese maniqueísmo que algunos disfrazan de ideología política siendo debilidad intelectual. Me refiero a esos tostonazos equidistantes que expresan algunos, cursilísimos, que derrochan bondad y bienestar y progresismo y tolerancia y diálogo hasta que se quitan la careta y son unos fanáticos de la leche. La religión se practica en las Iglesias no frente a las urnas. El proyecto ilustrado ha fracasado y seguirá haciéndolo: dentro del fruto lleva el gusano. Nos queda observar el panorama, en palabras de Steiner, con pesimismo irónico y descreimiento hedonista.
Leí a Juan Claudio de Ramón que a su amigo Jorge Freire le gustaba citar una frase de un conocido suyo: “Un tonto con novia y trabajo es casi un listo”. Tomen esto como un aviso, pues, sin novia ni trabajo, no me pueden tomar completamente en serio. Espero que tampoco completamente en broma, que dijo Camba. Y para muestra un ejemplo: mi mayor argumento para que paren esta pequeña experiencia bolivariana que se disponen a practicar en este país es el de que sepan que la felicidad está en la antesala. Para qué llevarlo a cabo si puedes disfrutar del proceso y conducirlo a puerto en un futuro. Dicen que lo mejor de hacer el amor es subir por las escaleras, y dicen bien, salvo la última vez que las subí yo, que lo mejor vino después.
Aceptemos que en democracia los acuerdos se toman por mayoría y que en una sociedad plural como en la que vivimos las mayorías absolutas y los acuerdos unánimes pueden llegar a ser imposibles. A veces, hasta no deseados. Bajo las reglas básicas del juego, es decir, con la Constitución como límite y base de nuestros jueguecitos ideológicos y partidistas. Ojo, aplaudir esto no significa que hacer política sea jugar a la aritmética. Nada representaría más y mejor a la sociedad española que un pacto de los dos grandes y viejos partidos. Ah, que no. Que es más representativo uno entre PSOE, Podemos, ERC, PNV, el escaño de Teruel, el de Galicia más uno de algún otro terruño. Existen pocos partidos regionalistas, la verdad, con lo fácil y, sobre todo, lo beneficioso que es explotar un hecho diferencial; aunque sea el de la idiocia.
Me causan perplejidad e incluso ternura aquellos que hoy se sorprenden de este pacto. Como si no se supiera desde aquella infame moción de censura que nos gobierna un frívolo. Y desde antes, basta recordar aquel Comité Federal. Solo un tipo sin escrúpulos es capaz de realizar esa arrolladora ascensión hasta lo más alto de lo más bajo. Su cerebro presuntamente vacío resulta un enigma. ¿Qué significa diálogo? Lo repite y lo repite y lo repite, pero nada, apesta a rancio y sabe a humo. Algunos queremos ideas y que nos las explique y podamos comprenderlas. ¿Diálogo con quién y para qué? Silencio.
Donde no va haber silencio es en el nuevo hemiciclo, la guerra civil retorica está servida. No culpo solo a Sánchez de esto, sino a la responsabilidad del votante. Que muchos compren un discurso xenófobo, nacionalista, que piensa que la nación es más importante que los ciudadanos que la forman y que gritan orgullosos que no tienen complejos, es responsabilidad de quienes cogen el voto y lo introducen en la urna pensando en lo cansados de todo que están. Como si no fueran los complejos de unos y de otros los que hicieran posible la convivencia en una sociedad plural. De todas las maneras los 52 escaños de Vox serán todo lo anterior, pero ni mucho menos son comparables a esos que tenemos por ahí de Bildu, ERC, JxC, CUP y demás matoncillos tan fáciles de desmontar en la teoría, pero tan letales en la práctica.
Puedo llegar a comprender que en unas elecciones el voto del miedo a Podemos favoreciera al PP y en las siguientes el voto del miedo a VOX beneficiara al PSOE. Lo que no llego a entender es ese maniqueísmo que algunos disfrazan de ideología política siendo debilidad intelectual. Me refiero a esos tostonazos equidistantes que expresan algunos, cursilísimos, que derrochan bondad y bienestar y progresismo y tolerancia y diálogo hasta que se quitan la careta y son unos fanáticos de la leche. La religión se practica en las Iglesias no frente a las urnas. El proyecto ilustrado ha fracasado y seguirá haciéndolo: dentro del fruto lleva el gusano. Nos queda observar el panorama, en palabras de Steiner, con pesimismo irónico y descreimiento hedonista.