Nicolás Pérez Hidalgo. GIA-León (Grupo Ibérico de Anillamiento)
Jueves, 22 de Agosto de 2013

De vuelta al sur

Casi imperceptiblemente, y sin meter mucho ruido, están abandonando nuestros territorios todas las aves que habían elegido nuestra zona para anidar y criar sus pollos en verano. Y otros, los menos, están de camino para pasar con nosotros el invierno. Es la migración de las aves. Un fenómeno cíclico que consiste en el desplazamiento regular y voluntario en busca del lugar apropiado, en el momento oportuno.

Ya casi no se ven cigüeñas ni milanos negros sobrevolando carreteras para localizar posibles presas (por poner ejemplos de aves fácilmente visibles), ni se oyen (ni se ven) otras de menor tamaño (cucos, abubillas, críalos, …), por no hablar de otros muchos pajarillos mucho menos vistosos (por tamaño, canto y color) que también han iniciado el viaje al sur para pasar el invierno tras sacar adelante a la prole.

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Los abejarucos se están preparando para la invernada en el África Subsahariana.

Sin embargo, aún estamos a tiempo de ver y escuchar a los ruidosos y llamativos abejarucos (Merops apiaster) en su preparación migratoria. Estas coloridas aves llevan ya desde mediados del mes de agosto más activos de la cuenta, formando ruidosos bandos y alimentándose de insectos para acumular la grasa y musculatura suficiente, que les permita llegar a su destino de invernada en el África Subsahariana.

Curiosa ave ésta, que nos visita cada año y que pocos conocen o pocos saben ponerle nombre. Baste decir que el ornitólogo Francisco Bernis en 1946 escribía ya en un trabajo titulado 'Un mes de julio en la Maragatería y Montes de León', que era "un pájaro llamativo que no parecían conocer los paisanos". Pero nada más lejos de la realidad, al menos lo de su visibilidad, al menos en los últimos años. Los abejarucos se pueden ver colgados de los cables de las proximidades de las carreteras y es muy frecuente oírlos sobrevolando pueblos y campos (verlos en vuelo ya es algo más complicado!).

El abejaruco es una especie migradora que llega bien entrada la primavera (finales de abril) cuando empiezan a ver sus presas ya que únicamente se alimenta de insectos voladores. La marcha hacia los cuarteles de invierno ocurre en septiembre pero desde mediados de agosto sus grandes bandos son fácilmente visibles.

La presencia de abejarucos depende de la abundancia de insectos de gran tamaño como libélulas, abejas o abejorros y además de lugares elevados como árboles, postes o cables de teléfono donde esperar a sus presas. Cría en colonias en galerías subterráneas que construye en pequeños taludes arenosos o incluso en el suelo. De ahí que sean fácilmente visibles en zonas con suelos arcillosos o arenosos de las cuentas de nuestros ríos. 

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Los abejarucos crían en colonias en taludes arenosos y también en el suelo.

Aunque no hay estudios exhaustivos parece que la especie está en expansión en La Maragatería, aunque existen datos de muertes de ejemplares por parte de apicultores que ven amenazadas sus colmenas, y otra posible amenaza es la destrucción de sus lugares de cría por plantaciones de choperas o pinares.

La migración de las aves es uno de los fenómenos más sorprendentes de la naturaleza. Los movimientos migratorios suelen producirse, salvo excepciones, entre áreas de reproducción (próximas a los polos) y áreas de invernada (más próximas al ecuador). La que se produce de las áreas de invernada a las de reproducción desde finales de invierno y en primavera se denomina migración prenupcial y a la contraria, que se realiza en verano y otoño, migración postnupcial. 


Más información:
Para saber más sobre la migración se puede descargar el documento 'La Migración de las Aves' en fundacionglobalnature.org

Para saber más sobre las aves de León en gia-anillamiento.org

Para conocer los cantos de los abejarucos en macaulaylibrary.org
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